Jesús, Su vida y mensaje: La resurrección (3ª parte)

Enviado por Peter Amsterdam

julio 5, 2022

[Jesus—His Life and Message: The Resurrection (Part 3)]

Habiendo visto resucitado a Jesús, las mujeres siguieron Sus instrucciones y fueron a decirles a los discípulos que estaba vivo[1]. El Evangelio de Lucas explica que los discípulos no creyeron lo que les transmitieron las mujeres, pues «a ellos les parecían locura las palabras de ellas»[2].

Pedro, sin embargo, levantándose, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro vio solo los lienzos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido[3].

A pesar de que los discípulos no creyeron lo que les decían, Pedro fue al sepulcro, examinó la situación y simplemente regresó a su casa, que probablemente quiere decir al lugar donde se hospedaba en Jerusalén en ese momento.

Dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén. Hablaban entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. Y sucedió que, mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos. Pero los ojos de ellos estaban velados, para que no lo reconocieran[4].

Dos discípulos, que no eran de los once apóstoles, estaban viajando. Posiblemente regresaban a su casa. Es probable que fuesen algunos de los que habían considerado una locura el testimonio de las mujeres de que habían visto resucitado a Cristo.

Esta es la única mención de Emaús en las Escrituras, por lo que no se sabe bien dónde estaba. Los historiadores tienen diversas teorías sobre qué aldea era, pero no son concluyentes. Lo único que sabemos es que estaba relativamente cerca de Jerusalén (los comentaristas dicen que a una distancia de entre 11 y 30 kilómetros) y que dos discípulos se dirigían hacia allí. Mientras iban, se pusieron a hablar de los últimos sucesos. Habían sido días difíciles. Jesús había sido detenido, condenado a muerte, colgado de una cruz y sepultado; pero a los tres días, el sepulcro estaba vacío. Probablemente estaban repasando todo lo ocurrido, tratando de entenderlo. Como se iban de Jerusalén, quizá se dirigían a su casa para retomar su vida anterior.

Pero sucedió algo inesperado. Mientras iban hablando de todo lo ocurrido, «Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos. Pero los ojos de ellos estaban velados, para que no lo reconocieran»[5]. En el Evangelio de Juan se da una situación similar, en que los discípulos de Jesús no reconocieron a Cristo resucitado.

Se presentó Jesús en la playa, pero los discípulos no sabían que era Jesús[6].

María inicialmente tampoco reconoció a Cristo resucitado.

Dicho esto, se volvió y vio a Jesús que estaba allí; pero no sabía que era Jesús[7].

Jesús entabló una conversación con los dos discípulos que iban caminando.

Él les dijo: «¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?» Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: «¿Eres Tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?»[8]

Esta es la primera y única mención de Cleofas. Al otro discípulo que viajaba con él no se lo nombra, aunque según la tradición ese segundo discípulo era Lucas.

A Cleofas le sorprendió bastante la pregunta de Jesús. Le costaba creer que alguien que viniera de Jerusalén no supiera lo que había sucedido los últimos días, ya que el juicio y la crucifixión de Jesús habían tenido lugar a la vista de todos.

Entonces Él les preguntó: «¿Qué cosas?» Y ellos le dijeron: «De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo lo entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y lo crucificaron. Pero nosotros esperábamos que Él fuera el que había de redimir a Israel. Sin embargo, además de todo, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido»[9].

Cuando Jesús les preguntó de qué hablaban, le respondieron que de Jesús, y lo llamaron profeta. A lo largo del Evangelio de Lucas, a Jesús se lo califica de profeta:

Todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios diciendo: «Un gran profeta se ha levantado entre nosotros», y «Dios ha visitado a Su pueblo»[10].

Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con Él los discípulos; y les preguntó, diciendo: «¿Quién dice la gente que soy Yo?» Ellos respondieron: «Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado»[11].

Cleofas y el otro discípulo habían creído en Jesús y habían depositado muchas esperanzas en Él y en Su ministerio. Sin embargo, después de todo lo ocurrido con Su arresto y crucifixión estaban desilusionados. A pesar de que Jesús, durante Su ministerio, hizo portentos y hasta resucitó muertos, sufrió el rechazo de los principales sacerdotes y los gobernantes, que fueron los responsables de que fuera sentenciado a muerte, ya que lo entregaron a los romanos para ser crucificado.

Los dos discípulos expresaron su decepción diciendo: «Nosotros esperábamos que Él fuera el que había de redimir a Israel». Tal como explica cierto autor: «Sin duda tenían un concepto más político que religioso de cómo el Cristo redimiría a Israel. Para ellos, la redención de Israel significaba la liberación de Israel de sus enemigos, es decir, de los romanos»[12].

«Sin embargo, además de todo, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido». Habían pasado tres días desde la crucifixión de Jesús, los tres días que Él había predicho a lo largo de los evangelios.

Él les mandó que a nadie dijeran esto, encargándoselo rigurosamente, y diciendo: «Es necesario que el Hijo del hombre padezca muchas cosas y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto y resucite al tercer día»[13].

Echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino Mi obra[14].

Después que lo hayan azotado, lo matarán; pero al tercer día resucitará[15].

Mientras subía Jesús a Jerusalén, tomó a Sus doce discípulos aparte y les dijo por el camino: «Ahora subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles para que se burlen de Él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará»[16].

Los dos discípulos continuaron hablando:

Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las cuales antes del día fueron al sepulcro; como no hallaron Su cuerpo, volvieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que Él vive. Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a Él no lo vieron[17].

Los dos discípulos resumieron así lo que Lucas describe en la primera parte de este capítulo: que las mujeres fueron al sepulcro y se encontraron con que Jesús no estaba allí[18]. En su resumen mencionaron el sepulcro vacío, la aparición de los ángeles y el mensaje de que Jesús estaba vivo. Sin embargo, dijeron que los discípulos que habían ido al sepulcro lo habían encontrado vacío; no vieron a Jesús.

Entonces Él les dijo: «¡Insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas y que entrara en Su gloria?»[19]

Al decirles a los dos discípulos que caminaban con Él que eran «insensatos y tardos de corazón para creer», Jesús se refería a que estaban siendo obtusos y no comprendían algo evidente. Seguidamente les hizo ver que no estaban creyendo lo que habían anunciado los profetas, y les ayudó a entenderlo explicándoles las Escrituras, tal como refiere más adelante este capítulo del Evangelio de Lucas.

Jesús señaló que había muchas enseñanzas del Antiguo Testamento sobre el tema, ya que se refirió a «todo» lo que los profetas habían dicho. Hizo hincapié en algo que los dos discípulos deberían haber sabido por las Escrituras: que era necesario que Cristo sufriera y entrara en Su gloria. Como dice el libro de Isaías:

Él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre Él el castigo, y por Sus llagas fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas el Señor cargó en Él el pecado de todos nosotros. Angustiado Él, y afligido, no abrió Su boca; como un cordero fue llevado al matadero; como una oveja delante de Sus trasquiladores, enmudeció, no abrió Su boca[20].

A lo largo del Nuevo Testamento, queda claro que la muerte y resurrección de Jesús fueron necesarias para nuestra salvación.

El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por todos[21].

Aparte de la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la Ley y por los Profetas: la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él, porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por Su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en Su sangre[22].

«Y comenzando desde Moisés y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de Él decían»[23]. Jesús continuó explicando a Cleofas y al otro discípulo, cuyo nombre no se menciona, lo que todas las Escrituras (el Antiguo Testamento) decían sobre el Mesías prometido, Jesús.

(Continuará.)


Nota

Todos los versículos de la Biblia proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995 © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Utilizados con permiso.


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[1] Juan 20:18, Marcos 16:10,11, Lucas 24:10.

[2] Lucas 24:11.

[3] Lucas 24:12.

[4] Lucas 24:13–16.

[5] Lucas 24:15,16.

[6] Juan 21:4.

[7] Juan 20:14.

[8] Lucas 24:17,18.

[9] Lucas 24:19–21.

[10] Lucas 7:16.

[11] Lucas 9:18,19. V. también Mateo 21:10,11,45,46; Lucas 4:24, 7:39, 9:7,8, 13:33; Juan 6:14, 7:40.

[12] Stein, The New American Commentary: Luke, 611.

[13] Lucas 9:21,22.

[14] Lucas 13:32.

[15] Lucas 18:33.

[16] Mateo 20:17–19.

[17] Lucas 24:22–24.

[18] Lucas 24:1–12.

[19] Lucas 24:25,26.

[20] Isaías 53:5–7.

[21] Marcos 10:45.

[22] Romanos 3:21–25.

[23] Lucas 24:27.

 

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