1 Tesalonicenses: Capítulo 3

Enviado por Peter Amsterdam

febrero 14, 2023

[1 Thessalonians: Chapter 3]

Habiendo huido de Tesalónica por motivos de persecución, el apóstol Pablo escribió a la iglesia de la ciudad y les informó que en más de una ocasión había intentado regresar a verlos, pero Satanás nos lo impidió[1]. Pablo y sus compañeros Silas y Timoteo se encontraban en Atenas.

Dado lo difícil que era estar separados de los creyentes tesalonicenses y que ignoraban cómo les iba en la fe, tomaron la decisión de enviar de vuelta a Timoteo, el integrante más joven del equipo.

Por lo cual, como no pudimos soportarlo más, nos pareció bien quedarnos solos en Atenas, y enviamos a Timoteo, nuestro hermano y colaborador de Dios en el evangelio de Cristo, para afirmarlos y animarlos en su fe; para que nadie sea turbado en medio de estas tribulaciones porque ustedes mismos saben que hemos sido puestos [se nos destinó] para esto[2].

El libro de los Hechos llena algunas lagunas. Narra cómo Pablo terminó en Atenas y Timoteo y Silas se juntaron ahí con él. Cuando se armó el alboroto en Tesalónica, los creyentes de esa ciudad mandaron a Pablo a Berea.

Cuando supieron los judíos de Tesalónica que la palabra de Dios era anunciada por Pablo también en Berea, fueron allá para incitar y perturbar a las multitudes[3].

Dadas esas circunstancias los creyentes trasladaron a Pablo de Berea a Atenas; no obstante, Silas y Timoteo permanecieron un periodo de tiempo en Berea. Es muy probable que enviaran a Pablo por mar, una travesía de 480 kilómetros.

Los que conducían a Pablo le llevaron hasta Atenas; y después de recibir órdenes para Silas y Timoteo de que fueran a reunirse con él lo más pronto posible, partieron de regreso[4].

Con el tiempo, Silas y Timoteo se unieron a Pablo en Atenas.

Fue desde Atenas que Pablo y Silas enviaron de regreso a Timoteo para que visitara a los creyentes tesalonicenses. Pablo habló favorablemente de Timoteo en sus epístolas.

Por esto, les he enviado a Timoteo, quien es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual les hará recordar mi proceder en Cristo Jesús, tal como lo enseño por todas partes en todas las iglesias[5].

Si llega Timoteo, procuren que se sienta cómodo entre ustedes, porque él trabaja como yo en la obra del Señor[6].

Espero en el Señor Jesús enviarles pronto a Timoteo para que yo también me reanime al saber de su estado [el de los tesalonicenses]; pues no tengo a nadie que se interese por ustedes con tanto ánimo y sinceridad. […] Ya conocen la reputación de Timoteo, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio[7].

A Timoteo se lo envió de regreso a Tesalónica para afirmarlos y animarlos en su fe; para que nadie sea turbado en medio de estas tribulaciones. La iglesia tesalonicense era de reciente formación y antes que sus fieles estuvieran bien afirmados en la fe, Pablo y sus acompañantes tuvieron que marcharse. Se ve que Pablo se preocupaba por la fe de los creyentes tesalonicenses; prueba de ello es que este capítulo menciona cinco veces su fe[8].

Pablo le atribuyó dos títulos a Timoteo. El primero, «nuestro hermano», era probablemente un término empleado por Pablo para referirse a alguien que en calidad de colaborador participaba con él en la labor de apostolado cristiano. El segundo título, «colaborador de Dios» era una elevada posición conferida a Timoteo. Un autor lo explica así: Ambos títulos tienen la función de recalcar la condición de autoridad de Timoteo; no es un simple correo o mensajero, sino colaborador de Pablo, y de Dios incluso, revestido de autoridad[9]. Pese a que Pablo no había podido volver personalmente a ver a los tesalonicenses, estaba presente con ellos a través de Timoteo, una autoridad representativa de Pablo.

Ustedes mismos saben que hemos sido puestos [se nos destinó] para esto. Porque cuando aún estábamos con ustedes les predecíamos que habríamos de sufrir tribulaciones. Y así ha acontecido, como bien lo saben[10].

Pablo les recuerda a los tesalonicenses lo que ya les había dicho reiteradamente: que afrontarían persecución y que esa persecución, aunque difícil de padecer, era normal y hasta esperable en la vida cristiana. Pablo insiste en este punto a lo largo de sus escritos.

Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce perseverancia[11].

Estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos. Dondequiera que vamos, llevamos siempre en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos[12].

Por esta razón, como yo tampoco pude soportarlo más, le envié para informarme de la fe de ustedes, no sea que los haya tentado el tentador y que nuestro gran esfuerzo haya sido en vano[13].

Pablo hizo eco de lo que había dicho cuatro versículos antes, que yo tampoco pude soportarlo más. Hizo hincapié en que él les había enviado a Timoteo. Cambiar de la primera persona del plural —nosotros—, en la que se había expresado antes, a la primera persona del singular —yo—, les demostró a los tesalonicenses el profundo interés que Pablo abrigaba por el bienestar de ellos, particularmente teniendo en cuenta que estaba imposibilitado de retornar para verlos de nuevo.

Pablo envió a Timoteo a Tesalónica para informarme de la fe de ustedes. La misión de Timoteo consistía en averiguar si los creyentes mantenían su lealtad a Cristo. Pablo quería saber si los nuevos creyentes habían abandonado la iglesia presionados por la persecución. Era consciente de que Satanás estaba maniobrando y que podría haber inducido a algunos a abjurar de su fe. Además tenía la inquietud de que quizá su labor de predicar el evangelio y fundar la iglesia había sido en vano. Esos interrogantes se resolvieron al regreso de Timoteo.

Ahora Timoteo ha regresado desde ustedes a nosotros y nos ha dado buenas noticias de la fe y del amor de ustedes, y de que siempre tienen buenos recuerdos de nosotros, deseando vernos, tal como nosotros también a ustedes. Por eso hemos sido animados por ustedes, hermanos, por medio de su fe, en toda nuestra necesidad y aflicción[14].

De Atenas, Silas volvió a Macedonia; mientras tanto, Pablo quedó solo en la ciudad. Timoteo volvió luego a encontrarse con Pablo portando buenas nuevas acerca de la iglesia tesalonicense. Pablo se había imaginado lo peor, temiendo que las labores realizadas por ellos en Tesalónica habían sido en vano. Sin embargo, Timoteo le informó que la iglesia estaba bien.

Timoteo entregó su informe en dos partes. Primero se enfocó en la fe y amor de la iglesia tesalonicense. A lo largo de la primera y segunda epístola a los tesalonicenses Pablo alude a la fe y el amor de los creyentes.

Siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, hermanos, como es digno, por cuanto su fe va creciendo sobremanera y abunda el amor de cada uno para con los demás[15].

La palabra del Señor ha resonado desde ustedes, no solo en Macedonia y en Acaya, sino que también su fe en Dios se ha extendido a todo lugar, de modo que nosotros no tenemos necesidad de decir nada[16].

Habiendo hecho mención de la fe, Pablo se refiere entonces al amor, el cual aborda a lo largo de esta epístola.

Con respecto al amor fraternal, no tienen necesidad de que les escriba, porque ustedes mismos han sido enseñados de Dios que se amen los unos a los otros. De hecho, lo están haciendo con todos los hermanos por toda Macedonia; pero les exhortamos, hermanos, a que sigan progresando aún más[17].

Les rogamos, hermanos, que reconozcan a los que entre ustedes trabajan, les presiden en el Señor y les dan instrucción. Ténganlos en alta estima con amor a causa de su obra. Vivan en paz los unos con los otros[18].

Las nuevas que Timoteo trajo consigo fueron profundamente alentadoras para Pablo: Hemos sido animados por ustedes, hermanos, por medio de su fe, en toda nuestra necesidad y aflicción. Pablo y sus compañeros habían sufrido mucho. Fueron azotados, encarcelados y difamados[19]; además, los persiguieron y los echaron de Tesalónica[20], como también de Berea[21]. Cuando se encontraba en Corinto, él estuvo con debilidad, con temor y con mucho temblor[22]. Todo esto suponía el cumplimiento de la revelación del Señor con respecto a los sufrimientos que Pablo tendría que soportar.

El Señor le dijo [a Ananías]: —Ve, porque instrumento escogido me es éste para llevar Mi nombre en presencia de los gentiles, de reyes y de los hijos de Israel, porque Yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por Mi nombre[23].

Pablo se identificaba con los tesalonicenses que en ese momento sufrían por su fe.

Aun en medio de los sufrimientos de los tesalonicenses, Pablo declaró: Hemos sido animados por ustedes, hermanos, por medio de su fe. Mientras Timoteo había visitado a los hermanos para fortalecerlos y alentar su fe, Pablo y sus compañeros también se animaron con las noticias de que los tesalonicenses se habían mantenido firmes. Claramente el informe que le llegó de los tesalonicenses trajo cierto alivio a Pablo.

Ahora vivimos, si efectivamente están firmes en el Señor[24].

En comparación con la temporada en que aguardaban noticias de Tesalónica, ya estaban vivos. Pablo había estado agobiado por las circunstancias de los tesalonicenses y preocupado y angustiado por la iglesia. No obstante, él y los que lo acompañaban adquirieron renovadas esperanzas, aun cuando enfrentaban sus propios apuros, todo gracias a la fe de los tesalonicenses, que resultaron estar firmes en el Señor. Pese a la persecución que afrontaron, permanecieron constantes y estables.

¿Qué acción de gracias podremos dar a Dios con respecto a ustedes en recompensa por todo el gozo con que nos regocijamos por causa de ustedes delante de nuestro Dios, orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro y completemos lo que falte a vuestra fe?[25]

Aquí Pablo expresa su alegría desenfadada por el informe que Timoteo le trajo sobre los tesalonicenses, que habían mantenido la fe, el amor y la esperanza. Su gratitud a Dios y su gozo se expresan con una pregunta: ¿Qué acción de gracias podremos dar a Dios con respecto a ustedes? Pablo había recibido una bendición de Dios, la noticia de que los tesalonicenses habían guardado la fe, y quería pues hallar un modo de pagar esa deuda de agradecimiento. Esto indica que Pablo y sus colegas no hallaban un medio adecuado de dar gracias a Dios, ya que el gozo que los embargaba era grande.

Luego de sus expresiones de gratitud y alegría, quienes habían fundado la iglesia tesalonicense —Pablo y sus compañeros— pasaron a elevar súplicas a fin de poder regresar a Tesalónica y seguir ministrando a los creyentes que había allá. Pablo y los que lo acompañaban oraron día y noche por eso. El apóstol se centra en la intensidad de sus plegarias para poder reencontrarse con la iglesia. Lo hace en tres aspectos. En primer lugar, oraron de día y de noche, es decir que rezaron continuamente por eso. En segundo lugar, Pablo afirma que sus oraciones fueron de una intensidad inmensa. En tercer lugar, los vocablos griegos empleados expresan que oraron con insistencia, que imploraron. Pusieron mucho esfuerzo en sus oraciones, ya que deseaban ver a la iglesia tesalonicense y ayudarla.

No habiendo podido quedarse en Tesalónica más que por un breve periodo, Pablo y su equipo no habían tenido suficiente tiempo para impartirles toda la instrucción que requerían en la fe. Como veremos más adelante, Pablo comenta que no habían sido plenamente conscientes ni se habían tomado a pecho o no habían aceptado, toda la enseñanza que ya habían recibido. Por ende, quiere completar lo que falta de su fe.

¡Que el mismo Dios y Padre nuestro, con nuestro Señor Jesús, nos abra camino hacia ustedes! El Señor los multiplique y los haga abundar en amor unos para con otros y para con todos, tal como nosotros para con ustedes; a fin de confirmar el corazón de ustedes irreprensible en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesús con todos Sus santos[26].

La súplica de Pablo en aras de que él y sus colaboradores puedan ver cara a cara a los creyentes tesalonicenses se inicia invocando al propio Dios, su Padre. Eso nos recuerda la oración que Jesús enseñó a Sus discípulos:

Oren así: Padre nuestro […]: Santificado sea Tu nombre[27].

A lo largo de 1 y 2 Tesalonicenses Pablo se refiere a Dios como el Padre de los cristianos.

A la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo[28].

El mismo Señor nuestro Jesucristo, y nuestro Padre Dios quien nos amó y por gracia nos dio eterno consuelo y buena esperanza…[29]

En las oraciones de Pablo y sus colegas, el Señor Jesucristo figura al lado de Dios Padre. Un autor comentó: Dirigir oraciones al Señor Jesús en un mismo aliento que a Dios Padre implica una altísima cristología. Solo si los apóstoles sostuvieran la divinidad de Cristo sería válida esta oración[30]. Eso sin duda alguna es exactamente lo que Pablo creía. Esa misma intención la expresa en 2 Tesalonicenses 3:5: ¡El Señor dirija el corazón de ustedes hacia el amor de Dios y la paciencia de Cristo!

La oración de los apóstoles pide a su Padre y al Señor Jesús que nos abra camino hacia ustedes. En esos tiempos los viajes eran mucho más difíciles y peligrosos que en la actualidad. Ellos procuraron la guía y el amparo divino para poder volver a visitar a los tesalonicenses sin contratiempos o cambio de planes. Previamente Pablo había escrito: Quisimos ir a ustedes (yo Pablo, una y otra vez), pero Satanás nos lo impidió[31]. Luego pide al Padre y a Jesús que dirija su camino.

El versículo prosigue diciendo: El Señor los multiplique y los haga abundar en amor unos para con otros y para con todos, tal como nosotros para con ustedes[32]. La oración de Pablo por los tesalonicenses continúa con su petición a Jesús para que los ayude a crecer abundantemente en su amor. La iglesia tesalonicense era conocida por el amor que se demostraban unos a otros. Eran tan ejemplares en ese aspecto que Pablo más tarde los calificó de modelo para otros cristianos[33].

A fin de confirmar el corazón de ustedes irreprensible en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesús con todos Sus santos[34].

Este versículo es la continuación del ruego del versículo anterior. Habiendo rezado para que el Señor los hiciera crecer y abundar en amor, Pablo prosigue orando para que el Señor afirme sus corazones en santidad. En algunos contextos, el corazón se refiere a la vida interior de la persona; pero en otros, al núcleo de la vida de una persona y sus decisiones morales. Este último sentido es el que Pablo emplea aquí. La oración de Pablo es que en el Juicio Final los tesalonicenses sean hallados irreprochables y que la iglesia tesalonicense no resulte culpable en ningún sentido. Pablo alude al juicio que finalmente tendrá lugar delante de Dios Padre, que al mismo tiempo es Juez, como la instancia en que se juzgará a los que no obedecen el evangelio[35].

Al concluir este capítulo, Pablo en su oración presenta lo que vendrá en la segunda parte de su epístola: la venida del Señor.


Nota

A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de las versiones Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995, y Reina Valera Actualizada (RVA-2015), © Editorial Mundo Hispano. Utilizados con permiso.


[1] 1 Tesalonicenses 2:18.

[2] 1 Tesalonicenses 3:1–3.

[3] Hechos 17:13.

[4] Hechos 17:15.

[5] 1 Corintios 4:17.

[6] 1 Corintios 16:10 (NVI).

[7] Filipenses 2:19,20,22.

[8] 1 Tesalonicenses 3:2,5,6,7,10.

[9] Weima, Jeffrey A. D., 1–2 Thessalonians: Baker Exegetical Commentary on the New Testament (Grand Rapids: Baker Academic, 2014), 209.

[10] 1 Tesalonicenses 3:3,4.

[11] Romanos 5:3.

[12] 2 Corintios 4:8–10. V. también Romanos 8:16,17; 2 Corintios 6:4–10.

[13] 1 Tesalonicenses 3:5.

[14] 1 Tesalonicenses 3:6,7.

[15] 2 Tesalonicenses 1:3.

[16] 1 Tesalonicenses 1:8.

[17] 1 Tesalonicenses 4:9,10.

[18] 1 Tesalonicenses 5:12,13.

[19] Hechos 16:22–24, Filipenses 1:29,30, 1 Tesalonicenses 2:2.

[20] Hechos 17:10.

[21] Hechos 17:13,14.

[22] 1 Corintios 2:3; Hechos 18:9,10.

[23] Hechos 9:15,16.

[24] 1 Tesalonicenses 3:8.

[25] 1 Tesalonicenses 3:9,10.

[26] 1 Tesalonicenses 3:11–13.

[27] Mateo 6:9, Lucas 11:2.

[28] 2 Tesalonicenses 1:1,2.

[29] 2 Tesalonicenses 2:16; V. también 1 Tesalonicenses 1:1, 3; 3:13.

[30] Green, Gene L., The Letters to the Thessalonians, Pillar New Testament Commentary (Grand Rapids: Eerdmans, 2002), 176.

[31] 1 Tesalonicenses 2:18.

[32] 1 Tesalonicenses 3:12.

[33] 2 Tesalonicenses 1:3,4.

[34] 1 Tesalonicenses 3:13.

[35] V. 2 Tesalonicenses 2:1–12.

 

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