Enviado por Peter Amsterdam
junio 25, 2024
[1 Corinthians: Chapter 3 (verses 1-9)]
En su primera epístola a la iglesia de Corinto, el apóstol Pablo consideró necesario incluir una reprimenda, ya que la discordia, envidias y peleas imperantes —particularmente en relación a sus dirigentes y maestros— demostraban que todavía eran infantiles en Cristo.
Y yo, hermanos, no pude hablarles como a espirituales, sino como a carnales, como a niñitos en Cristo[1].
Pablo empieza este segmento de su carta calificando de hermanos a los corintios. En el idioma griego la palabra hermanos abarcaba a las mujeres de la congregación así como a los hombres. Al llamarlos hermanos les refresca la memoria sobre la relación que él tiene con ellos en Cristo. Lo que se apresta a decir puede parecer áspero, y Pablo los reta enérgicamente. Así y todo, a lo largo de su epístola les recuerda que ellos conforman la familia de Dios y que él (Pablo) los ama y se preocupa por ellos[2].
Si bien el apóstol considera espirituales a los cristianos de Corinto, estos no se comportan como debieran, de ahí que se refiera a ellos como personas carnales. Emplea la imagen de niños, criaturas inmaduras, para ilustrar que sus actos, palabras y actitudes no se condicen con las de personas de mentalidad cristiana. El ser carnales se manifiesta en su conducta divisiva y pendenciera hacia otras personas, creer que algunos cristianos son superiores a otros y guiarse por sus instintos naturales en lugar de hacerlo según las indicaciones del Espíritu de Dios.
Les di a beber leche y no alimento sólido, porque todavía no podían recibirlo, y ni aún ahora pueden; porque todavía son carnales[3].
Por mucho que algunos de los creyentes de Corinto se jactaban, su comportamiento era infantil y necesitaban madurar. No habían entendido debidamente «la carne» del evangelio de la muerte de Cristo en la cruz. Por consiguiente, Pablo tuvo que ajustar su manera de dirigirse a ellos. Recuerda los tiempos en que les daba de beber «leche». Por ser «niñitos» en la fe no se les suministraba alimento sólido, pues no estaban listos para asimilarlo. Eso era de esperar; no obstante, Pablo contrasta esa época inicial —cuando eran cristianos nóveles— con la que estaban viviendo en ese momento, cuando ya debían estar preparados para digerir alimentos sólidos. Les señala que ni siquiera en ese momento pueden comer alimento sólido, ya que todavía son carnales, o mundanos.
Pues en tanto que hay celos y contiendas entre ustedes, ¿no es cierto que son carnales y andan como humanos?[4]
Pablo les deja muy en claro que el comportamiento «carnal» que más le preocupa son los celos o envidias que han generado divisiones. Los creyentes de Corinto se comportan como la gente del mundo incrédulo. Los celos son una conducta pueril y tienen que ver con peleas y discusiones acerca del rango que uno ostenta y las posesiones que tiene. En Gálatas 5:13-26 Pablo escribió algo similar sobre las obras de «la carne». Ahí les pide a los Gálatas que «anden en el Espíritu». Enumera las obras que por lo general reflejan «la carne», entre las que figuran la inmoralidad sexual, la idolatría, los pleitos y los celos[5]. Los celos o envidia ocasionan contiendas, ya que las personas se comparan negativamente con otras y tratan de imponer su superioridad sobre los demás.
Al preguntarles si no es cierto que son carnales, Pablo espera que respondan «sí». Les indica los pleitos y celos que mantienen por cuestiones de categoría y liderazgo, los cuales demuestran que se conducen como humanos. El apóstol establece el contraste entre vivir de un modo meramente humano y llevar, en cambio, una vida espiritual.
Porque cuando uno dice: «Yo soy de Pablo», mientras otro dice: «Yo soy de Apolos», ¿no son carnales?[6]
Pablo vuelve a mencionar a quienes se refirió en el capítulo 1:12 —Pablo, Apolos y Pedro—, solo que esta vez no se incluye sino a sí mismo y a Apolos. No explica por qué eligió a Apolos en lugar de Pedro (Cefas). Quizá sea porque Apolos era conocido por su elocuencia[7]. O a lo mejor es simplemente porque Apolos y Pablo eran más conocidos por la iglesia de aquella zona, habiendo ambos predicado en Corinto.
¿Qué, pues, es Apolos? ¿Y qué es Pablo? Solo siervos por medio de los cuales han creído; y a cada uno según el Señor le concedió[8].
Pablo se pone a sí mismo y a Apolos como ejemplo, con lo que demuestra que no existe rivalidad entre los dos, pues son compañeros de trabajo para Dios. Tienen vocaciones y dones distintos, un tema sobre el que Pablo escribirá más adelante con mayor amplitud cuando señala que Dios imparte una diversidad de dones por medio de Su Espíritu.
Les recuerda a los Corintios que ellos creyeron gracias a la labor de él y de Apolos. Para que no se apeguen demasiado a ninguno de ellos, también les dice que tengan en mente que ellos son simples «siervos». La obra que realizaban entre los corintios les fue traspasada por Dios y ellos siguieron Sus instrucciones.
Yo planté, Apolos regó; pero Dios dio el crecimiento[9].
A partir de aquí Pablo se sirve de la horticultura como ilustración. Alude a los primeros días cuando él era recién llegado en Corinto. Al retroceder a esos primeros tiempos, Pablo quiere que se fijen en la obra que se realizó entre ellos para el Señor. Él fue el primero en llegar allá y sembró entre ellos la semilla de la obra de Dios. Apolos desarrolló una labor complementaria y también plantó; en consecuencia, algunas personas llegaron a la fe gracias al ministerio que desempeñó allí. Aunque no se menciona lo que hizo Apolos, probablemente entrañaba la enseñanza de la fe y la explicación y comentario de las Escrituras. Este pasaje no pone el foco en lo que cada uno de ellos hizo específicamente; lo relevante es que fue Dios el que produjo el crecimiento durante la temporada en que Pablo plantó y Apolos regó. Es Dios en quien la gente debe centrar su atención, ya que Él sigue realizando la obra pese a que los dirigentes vienen y van conforme Él les asigna diversas tareas.
Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, quien da el crecimiento[10].
La primera enseñanza que Pablo saca de la horticultura es que el único que cuenta en el proceso es Dios. El modo en que los corintios veían a sus dirigentes era «carnal» o puramente humano. Se atribuía importancia al tipo de personas que eran y lo que habían hecho. Sin embargo, para Pablo lo único que importaba era Dios. Les recuerda a los corintios que la obra de Dios continúa con o sin nosotros. Es Dios quien merece todo el reconocimiento por las bendiciones que reciben los creyentes y por la cosecha misma de creyentes.
El que planta y el que riega son una misma cosa, pero cada uno recibirá su recompensa conforme a su propia labor[11].
La segunda observación que hace Pablo basada en la metáfora de la agricultura es que si bien los dos labradores —el que planta y el que riega— tienen dos trabajos distintos, «son una misma cosa». Manifiesta claramente que él y Apolo son uno solo. Son colaboradores que pertenecen a Dios. Están unidos en una sola obra a través de la cual ambos cumplen lo que Dios les ha asignado.
Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y ustedes son huerto de Dios, edificio de Dios[12].
El tercer punto que Pablo saca a colación es que él y Apolos son colaboradores. Existía entre ellos un nexo que probablemente era evidente para los creyentes de Corinto. Los dos eran siervos que pertenecían a Dios y laboraban juntos para llevar a cabo la voluntad de Dios.
La iglesia de Corinto era el campo de Dios, y Él era en última instancia su dirigente. Pablo llamó a los creyentes de Corinto edificio de Dios, refiriéndose a la iglesia como posesión de Dios, bajo el liderazgo de Él. Dios estaba edificando una iglesia unificada.
(Continuará.)
Nota
A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de las versiones Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995, y Reina Valera Actualizada (RVA-2015), © Editorial Mundo Hispano. Utilizados con permiso.
[1] 1 Corintios 3:1.
[2] 1 Corintios 1:10, 11, 26; 2:1; 3:1; 4:6,14,15; 6:5, 8; 7:24, 29; 10:1; 11:33 y más (28 veces en 1era a los Corintios).
[3] 1 Corintios 3:2,3.
[4] 1 Corintios 3:3.
[5] Gálatas 5:19,20.
[6] 1 Corintios 3:4.
[7] Hechos 18:24.
[8] 1 Corintios 3:5.
[9] 1 Corintios 3:6.
[10] 1 Corintios 3:7.
[11] 1 Corintios 3:8.
[12] 1 Corintios 3:9.
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