Enviado por Peter Amsterdam
julio 15, 2025
[The Life of Discipleship: An Introduction]
¿Qué es el discipulado cristiano y cómo se vive en la cotidianidad? Ese es el tema de esta serie, en la que tocaremos diversos temas relacionados con el discipulado. Nos centraremos en conceptos fundamentales como qué significa amar a Dios con todo nuestro ser y amar a los demás, permanecer en Cristo y ajustar nuestro modo de vivir a los principios de Su Palabra. Veremos cómo se puede vivir como un discípulo en el contexto del mundo actual. ¿Cómo podemos practicar el discipulado en nuestra vida cotidiana? ¿Y en nuestro lugar de trabajo?
La palabra discípulo tiene varias definiciones en el diccionario: seguidor de una persona o idea; persona que abraza las enseñanzas de otra y colabora en la difusión de las mismas; partidario activo, por ejemplo de un movimiento o filosofía. Por ende, aplicando eso al cristianismo, un discípulo de Jesús es quien (1) acepta y sigue Sus enseñanzas, (2) las aplica en su propia vida, y (3) participa en la difusión de la buena nueva del evangelio, del mensaje de Jesús.
La palabra discípulo en griego es mathetes, que significa aprendiz. Cabe señalar que en el Nuevo Testamento se emplea únicamente en los Evangelios y en el libro de los Hechos. En particular, el Evangelio de Lucas y el libro de los Hechos, ambos escritos por Lucas, nos ayudan a comprender más claramente las enseñanzas de Jesús y cómo se aplicaron en la iglesia primitiva. Leyendo ambos libros podemos hacernos una idea de lo que significaba ser un discípulo en el período que siguió a la resurrección de Jesús.
En los Hechos, los términos discípulo y creyente se emplean a menudo indistintamente. A los que creían en Jesús y seguían Sus enseñanzas Lucas los llama seguidores del «Camino» (Hechos 9:1,2). Quienes pertenecían al Camino eran creyentes, discípulos de Jesús.
Un pasaje posterior del libro de los Hechos narra que, después de predicar en varias ciudades «y de hacer muchos discípulos», Pablo y Bernabé volvieron a pasar por ellas, «confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que permanecieran en la fe» (Hechos 14:21-22). Aquí se aprecia de nuevo que a los creyentes se los llama discípulos. En la parte final del libro de los Hechos y en las epístolas vemos que terminó aplicándose el término de iglesia al conjunto de creyentes. Y Lucas dice que fue en Antioquía donde por primera vez llamaron cristianos a los discípulos (Hechos 11:26).
El hecho de que ser cristiano sea sinónimo de ser discípulo de Jesús nos permite entender que los principios que Él enseñó a Sus discípulos se nos aplican a todos. Cuando dijo: «Si me aman, obedezcan Mis mandamientos» (Juan 14:15), no se refería solo a quienes se dedican por entero a servirlo, como los misioneros, pastores y otros trabajadores cristianos. Sus palabras iban dirigidas a todos los cristianos. Todos hemos sido llamados a creerlas y vivirlas.
A lo largo de los siglos, los discípulos de Jesús han provenido de diferentes ámbitos, de diferentes partes del mundo, de diferentes etnias y culturas, de diferentes entornos socioeconómicos y educativos, y la iglesia actual es igual. El llamado al ser discípulos es personal, y se vive conforme al plan y la voluntad de Dios para cada uno de Sus seguidores (Filipenses 2:13 NVI).
Entonces, en el contexto del mundo de hoy, ¿qué significa ser discípulo? Un discípulo es una persona que sigue ardorosamente a Dios, que modela su vida basándose en la voluntad divina tal como se expresa en la Biblia y que procura cumplir las instrucciones específicas que Dios le dé en lo relativo a su vida, carrera profesional, familia y aspiraciones personales. Ser discípulo es regirse por Sus enseñanzas. Tim Keller escribió:
Dios no quiere que Su pueblo sea un conjunto de creyentes pasivos, sino de discípulos activos. Jesús encargó a Sus apóstoles que fueran por todo el mundo a evangelizar y bautizar, con el objetivo de lograr no solo conversos, sino discípulos (Mateo 28:19,20). La palabra discípulo tiene muchos sentidos, pero en el Nuevo Testamento queda claro que significaba, ante todo, alumnos de Jesús. Los discípulos lo seguían y aprendían de Él (Lucas 10:38–42). En segundo lugar, ser discípulo significaba profesar lealtad a Jesús por encima de todo (Marcos 1:16–20). Por último, significaba tener una misión, haber sido enviado al mundo para servir tanto con palabras (Lucas 10:1–20) como con hechos (Lucas 10:25–37), difundiendo la fe y amando al prójimo[1].
Muchas enseñanzas de Jesús son tremendamente exigentes, por lo que vivir como un discípulo requiere esfuerzo, compromiso y sacrificio. Eso está garantizado. Es todo un proceso de aprendizaje y crecimiento, y dura toda la vida. Las enseñanzas de Jesús acerca de negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz cada día, seguir Sus pisadas, buscar primeramente el reino de Dios y ajustar nuestra actitud frente a las riquezas materiales exigen una profunda transformación de nuestro modo de pensar y vivir.
El discipulado tiene un alto costo, pero sus recompensas son mucho mayores. Como escribió el apóstol Pedro: «Ustedes aman a Jesucristo sin haberlo visto, y creen en Él aunque ahora no lo ven, y se alegran con gozo inefable y glorioso» (1 Pedro 1:8). Él nos ha prometido vida en abundancia (Juan 10:10) y además, en el mundo venidero, vida eterna (Marcos 10:30).
Los discípulos son sumamente importantes: por medio de ellos, otras personas entran en contacto con Jesús y la salvación. Gracias a los discípulos comprometidos el cristianismo crece y la luz de Dios alumbra este mundo, de manera que la gente vea nuestras buenas obras y glorifique a nuestro Padre celestial (Mateo 5:16). Los discípulos son clave para la difusión del cristianismo, para el cumplimiento de la misión que Jesús encomendó a Sus primeros discípulos, los primeros que recibieron el encargo de transmitir la buena nueva al mundo de su época. Los discípulos de hoy en día tenemos también el encargo de transmitir el evangelio al mundo de nuestra época.
¿Qué es un discípulo?
Un discípulo cristiano es una persona que sigue a Jesucristo, y que acepta y ayuda a proclamar la buena nueva de la salvación por medio de Él. El discipulado cristiano es el proceso por el cual un discípulo crece en el Señor Jesucristo. […] Según las Escrituras, ser un discípulo cristiano implica desarrollo personal, caracterizado por: […]
Poner a Jesús primero en todo (Marcos 8:34–38). Un discípulo de Cristo tiene que estar apartado del mundo. Nuestro objetivo debe ser nuestro Señor y cómo agradarle en cada aspecto de nuestra vida. Debemos despojarnos del egocentrismo y centrar nuestra vida en Cristo.
Seguir las enseñanzas de Jesús (Juan 8:31,32). […] Jesús dijo: «El que tiene Mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama» (Juan 14:21).
Convertir a otros en discípulos (Mateo 28:18–20). Los discípulos se reproducen. Uno de los últimos encargos de Jesús a Sus discípulos antes de Su ascensión fue mandarles: «Vayan y hagan discípulos en todas las naciones». […]
Un discípulo cristiano pone a Jesús primero, le obedece, produce buenos frutos, ama a los demás y hace más discípulos. Es inevitable que alguien así tenga un impacto en este mundo perdido, para gloria de Dios. Got Questions[2]
Crecer como discípulos: un proceso que dura toda la vida
El discipulado puede entenderse como el proceso de alinearnos con Cristo, y al hacerlo, nuestra escala de prioridades cambia. El discipulado exige que pongamos a Jesús primero en nuestra vida, que le demos prioridad a Él y Sus enseñanzas. Eso no significa que nuestros anteriores objetivos y deseos dejen de ser importantes, pero ya no son tan prioritarios.
Crecer en nuestro discipulado es un proceso que dura toda la vida: cada día elegimos poner a Cristo en el centro de nuestras acciones y decisiones, ser «transformados a Su semejanza» y volvernos más como Él (2 Corintios 3:18 NVI). Aprendemos a no conformarnos a las costumbres de este mundo, y nos transformamos mediante la renovación de nuestra mente (Romanos 12:2).
En Sus epístolas, Pablo habla de que cuando seguimos a Jesús debemos revestirnos y despojarnos de ciertas cosas. Por ejemplo, en Efesios 4:22–24 dice: «En cuanto a su pasada manera de vivir, despójense de su vieja naturaleza» y «renuévense en el espíritu de su mente». Y en Colosenses 3:9,10 dice: «[Ustedes] se han revestido de la nueva naturaleza, la naturaleza del nuevo hombre, que se va renovando a imagen del que lo creó hasta el pleno conocimiento». Esto forma parte del proceso de transformación al que han sido llamados los creyentes, por el cual van volviéndose más como Cristo.
Un factor clave para volvernos más como Jesús consiste en cultivar un carácter similar al Suyo. Ningún cristiano es perfecto: todos cometemos errores, todos pecamos, y ninguno logra ser completamente como Cristo en esta vida. Nuestro objetivo es dejar que el Espíritu Santo obre en nuestro interior y transforme nuestros pensamientos, metas, deseos y nuestra vida entera a fin de ser mejores imitadores de Jesús.
Para volvernos más como Cristo es preciso que dejemos deliberadamente que el Espíritu Santo transforme nuestro carácter y toda nuestra manera de ver las cosas. Ello implica basar una y otra vez nuestras decisiones en los principios de la Palabra de Dios, hasta que nos resulte de lo más natural y llegue a ser parte intrínseca de nuestra persona. Pablo lo llama «ejercitarse en la devoción» y dice que «es útil para todo, ya que incluye una promesa no solo para la vida presente, sino también para la venidera» (1 Timoteo 4:7,8 NVI).
Los siguientes extractos contienen visiones interesantes de nuestro proceso de desarrollo espiritual.
Volvernos como Cristo
Fuiste creado para asemejarte a Cristo. Desde el comienzo mismo, el plan de Dios fue crearte a semejanza de Su Hijo Jesús. Dios anunció Su intención en la creación: «Dijo Dios: “Hagamos al ser humano a Nuestra imagen y semejanza”» (Génesis 1:26 NTV). […] ¿A qué se parece la plena «imagen y semejanza» de Dios? ¡A Jesucristo! La Biblia dice que Él es «la imagen visible del Dios invisible» y «la fiel representación de lo que Él es» (Colosenses 1:15 NTV; Hebreos 1:3). […]
El principal objetivo de Dios en lo referente a tu vida en la Tierra no es tu comodidad, sino el desarrollo de tu carácter. Él quiere que crezcas espiritualmente y llegues a ser como Cristo. Para parecerte a Cristo tiene que transformarse tu carácter […]. Dios quiere que desarrolles la clase de carácter descrito en las bienaventuranzas de Jesús, en la relación de frutos del Espíritu (Gálatas 5:22,23), en el gran capítulo de Pablo sobre el amor (1 Corintios 13) y en la lista de Pedro de las características de una vida útil y productiva (2 Pedro 1:5–8). […]
Volvernos como Cristo es un proceso largo y lento de desarrollo. La madurez espiritual no es ni instantánea ni automática; es el resultado de un desarrollo gradual y progresivo que te tomará el resto de tu vida. Refiriéndose a esto, Pablo dijo: «Ese proceso continuará hasta que […] seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo» (Efesios 4:13 NTV).
Eres una obra en curso. Tu transformación espiritual para adquirir el carácter de Jesús te tomará el resto de tu vida, y ni siquiera llegará a terminarse aquí en la Tierra. Solo se acabará cuando llegues al Cielo o cuando vuelva Jesús. […]
Jesús no murió en la cruz para que pudiéramos disfrutar de una vida cómoda y equilibrada. Su propósito va mucho más allá: quiere hacernos como Él antes de llevarnos al Cielo. Este es nuestro mayor privilegio, nuestro deber inmediato y nuestro destino final. Rick Warren[3]
Esta serie abordará principios cruciales para todos los que amamos a Dios, nos hemos comprometido a seguirlo y deseamos modelar nuestra vida sobre la base de Sus enseñanzas. Estudiaremos tales enseñanzas y los principios bíblicos que se supone que deben dar forma a nuestra cosmovisión.
Las palabras de Jesús consignadas en el Nuevo Testamento transformaron el mundo. Esas palabras que Él habló y que plantó en el corazón de los primeros discípulos los motivaron a difundir el evangelio por el mundo. Las palabras que dirigió a Sus discípulos, a los que llamó amigos (Juan 15:15), expresan Sus sentimientos, Su visión y la misión que encomienda a quienes lo siguen. Expresan principios fundamentales que rigen nuestra vida espiritual y deben servirnos de lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino (Salmo 119:105) en nuestro discipulado. Esforcémonos todos por estudiar fielmente Su Palabra y permanecer en ella a fin de desarrollarnos como discípulos.
Reflexiones
Ser discípulo es comprometerse con Jesucristo como Salvador y Señor, y comprometerse a seguirlo cada día. Ser discípulo también es ser disciplinado en nuestro cuerpo, mente y alma. Billy Graham
El discipulado cristiano es consecuencia de la decisión de andar por Sus caminos, con firmeza y constancia, y luego descubrir que [Su] camino integra todos nuestros intereses, pasiones y dones, nuestras necesidades humanas y nuestras aspiraciones eternas. Es la forma de vida para la que fuimos creados. Eugene H. Peterson
Ser discípulo de Jesús [es] la esencia del evangelio. La maravillosa buena nueva para la humanidad es que Jesús ahora acepta alumnos en la clase magistral que es la vida. La vida eterna que comienza con confianza en Jesús es una vida en Su reino actual, ahora mismo en la Tierra y al alcance de todos. Dallas Willard
Qué dice la Biblia
«A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de Su Hijo» (Romanos 8:29).
«Si alguno me sirve, sígame; y donde Yo esté, allí también estará Mi servidor. Si alguno me sirve, Mi Padre lo honrará» (Juan 12:26).
«Ustedes no me eligieron a Mí. Más bien, Yo los elegí a ustedes, y los he puesto para que vayan y lleven fruto, y su fruto permanezca; para que todo lo que pidan al Padre en Mi nombre, Él se lo conceda. Este es Mi mandamiento para ustedes: Que se amen unos a otros» (Juan 15:16,17).
Oración de una discípula
Amoroso Señor y Padre celestial, hoy te ofrezco todo lo que soy, todo lo que tengo, todo lo que hago y todo lo que sufro, para ser Tuya hoy y Tuya por siempre. Concédeme, Señor, la gracia para poner en práctica todo lo que sé de Tu santa voluntad. Purifica mi corazón, santifica mis pensamientos y corrige mis deseos. En todo el trabajo, los problemas y las alegrías de hoy, enséñame a responder con sincera alabanza, confianza sencilla y obediencia inmediata, para que mi vida sea verdaderamente un sacrificio vivo, por el poder de Tu Espíritu Santo y en el nombre de Tu Hijo Jesucristo, mi Maestro y mi todo. Amén. Elisabeth Elliot (1926–2015)
Traducción: Esteban.
[1] Tim Keller, «Only Believers? Or Disciples?», Timothykeller.com, 1 de enero de 2011, https://timothykeller.com/blog/2011/1/1/only-believers-or-disciples.
[2] «¿Qué es el discipulado cristiano?», GotQuestions.org, 29 de julio de 2022, https://www.gotquestions.org/Espanol/discipulado-cristiano.html.
[3] Rick Warren, Una vida con propósito: ¿Para qué estoy aquí en la Tierra? (Vida, 2012).
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