Demostraciones divinas

Enviado por María Fontaine

noviembre 17, 2012

En la Biblia Jesús le dijo a Su Padre: «Como Tú me enviaste al mundo, así Yo los he enviado al mundo»[1]. Y a Sus discípulos les dijo: «Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también Yo os envío»[2]. Y Juan escribió: «Los que dicen que permanecen en Dios, deben andar como anduvo Jesús»[3].

Alguno dirá: «De acuerdo, todo eso suena bien. Pero si de verdad quiero vivir como Jesús, ¿qué significa en realidad? ¿Cómo puedo vivir como Jesús con las realidades de mi vida diaria?» ¡Es una pregunta válida!

Cuando Jesús le dijo a Pedro y a otros: «Venid en pos de Mí y Yo os haré pescadores de hombres», no creo que solo hablara de la acción física de andar por los caminos de la vida con Él, dormir donde Él durmiera y comer lo que Él comiera. Jesús quería que Sus discípulos comprendieran los principios que Él les estaba enseñando por medio de Sus palabras y actos, y que los aplicaran a su vida diaria, y quiere que nosotros hagamos lo mismo. Quiere que nos esforcemos por llevar a la práctica en nuestra vida diaria lo que nos ha enseñado en tanto andamos por el mundo y que compartamos las buenas nuevas con toda persona que Él nos indique que lo hagamos[4].

Jesús lo explica en profecía de la siguiente manera:

«A me enviaron para demostrar lo que Mi Padre me había enseñado. Yo los envío a ustedes para que demuestren lo que Yo les he enseñado. Tienen que mirar más allá de las acciones físicas y percibir los principios que Yo estaba enseñando. Permítanme mostrarles lo que esos principios van a ilustrar hoy en día en su situación y para las personas que conozcan.

»Puedo ser enérgico y tierno, audaz y apacible, alegre y varón de dolores. Veo lo bueno y lo malo, pero por encima de todo me fijo en el corazón. La única manera de saber cómo manifestar el ejemplo que he establecido para ustedes es andar cerca de Mí y buscarme para que guíe sus actos y palabras.

»Yo sané a cientos a fin de manifestar el amor que el Padre tiene por todos Sus hijos. Entre una multitud de miles, sané a una mujer moribunda que tocó el borde de Mi manto con una fe ferviente, a fin de mostrar el interés personal del Padre por cada alma.

»Expuse a los hipócritas que aparentaban ser perfectos con manifestaciones exteriores, para demostrar que Dios mira el corazón, no la apariencia externa. Yo toqué y sané a diez leprosos para demostrar que nadie que venga al Padre será jamás despreciado a Sus ojos ni rechazado.

»A los que se creían sabios en su propia opinión, Yo les respondía con relatos y palabras sencillas que manifestaban la verdad de modos claros y fáciles de entender, para que todos pudieran ver la necedad que hay en la sabiduría retorcida del hombre. Yo declaré que los niños pequeños con su fe pura y sencilla confianza, eran ejemplos del reino de los cielos, con el fin de mostrar la verdadera sabiduría del Padre que solo se halla buscándolo y confiando en Él.

»Yo danzaba y me reía con Mis discípulos en fiestas de bodas porque el Padre es un Dios alegre. Lloré con los que habían sufrido la pérdida de un ser querido, para que todos supieran que Él también llora con los que lloran.

»Yo buscaba al Padre en cada momento de mi vida, listo para hacer lo que sea que me indicara, ya sea que se tratara de conceder el milagro de la vista a un mendigo ciego o de extender misericordia y ánimo a un despreciado recaudador de impuestos subido a un árbol, u ofrecer perdón a una prostituta que lloraba a Mis pies para ser amada de un modo que nunca había conocido. Donde sea que fuera, de una forma u otra, Yo daba. Lo hacía para que todos vieran que vivir para Dios puede formar parte de lo que sea que uno esté haciendo.

»Pasé muchos días enseñando a aquellos más cercanos a Mí a fin de mostrar como el Padre vierte sobre los que le aman. Anduve kilómetros con el objetivo de enseñarle la verdad a una solitaria mujer junto a un pozo, para demostrar hasta dónde puede llegar el Padre para responder a un corazón que busca la verdad.

»Escogí a doce para que anduvieran a Mi lado. Elegí hombres que parecían inteligentes y otros que parecían ignorantes. Elegí hombres que habían sido honestos y otros que habían sido estafadores. Escogí algunos cuyo amor por Mí era profundo y puro y otros que me traicionarían o negarían o me abandonarían en momentos de temor o debilidad. Lo hice conforme el Padre me guiaba, para mostrar que Él es capaz de lograr Su propósito y producir algo bueno, sin importar las circunstancias.

»Pasé por esta vida con sus alegrías y tristezas, éxitos y fracasos, debilidades y fortalezas, bajo la amorosa guía de Mi Padre. Seguí sin vacilar a donde Él me guiara. Lo hice para darles a ustedes un ejemplo de cómo me pueden seguir a Mí y a cambio enseñar a otros a hacer lo mismo.»

Aquel que convirtió las tinieblas en luz y por medio de la muerte y la resurrección trajo la vida, fue el vivo ejemplo de lo que nos ha llamado a vivir. No tenemos que ser grandes en nosotros mismos. Al poner los ojos en Él, el milagro de Su poder viene simplemente al permitir que Su Espíritu impregne todo lo que hagamos.


A continuación algunos versículos adicionales de la Biblia sobre el tema:

Porque ejemplo os he dado, para que como Yo os he hecho, vosotros también hagáis[5].

Permaneced en Mí y Yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en Mí[6].

Y el que guarda Sus mandamientos, permanece en Dios y Dios en él. Y en esto sabemos que Él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado[7].

En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como Él es, así somos nosotros en este mundo[8].

Si guardan Mis mandamientos, permanecerán en Mi amor; así como Yo he guardado los mandamientos de Mi Padre y permanezco en Su amor[9].


[1] Juan 17:18.

[2] Juan 20:21.

[3] 1 Juan 2:6.

[4] Marcos 16:15.

[5] Juan 13:15.

[6] Juan 15:4.

[7] 1 Juan 3:24.

[8] 1 Juan 4:17.

[9] Juan 15:10 NVI.

Traducción: George Gubbins Vásquez y Antonia López.

 

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