Enviado por María Fontaine
mayo 4, 2013
Recopilado y preparado para publicación por María Fontaine
Es fácil entender por qué nos hacen falta experiencias gratas y momentos de alegría, paz y dicha para animarnos en la vida. Lo que a veces nos plantea un dilema es tratar de entender por qué son necesarios el sufrimiento o la enfermedad, la soledad y la aflicción.
Lo que nos aporta verdadera perspectiva es, justamente, el contraste entre las cosas positivas y las negativas. Podemos apreciar y valorar la luz porque hemos experimentado la oscuridad. Podemos valorar mucho más la esperanza después de haber experimentado el desaliento. Nuestras bendiciones nos reportan mucho más gozo cuando hemos vivido en carne propia épocas sombrías. Valoramos la salud porque hemos experimentado la enfermedad y comprendemos el valor de ser amados porque sabemos lo que es sentirnos solos.
No creo que nadie que esté en su sano juicio disfrute del sufrimiento, las dificultades, las enfermedades o el dolor y los problemas de la vida, y sin embargo Pablo nos dice en la Biblia que está decidido a gloriarse en sus debilidades para que repose sobre él el poder de Cristo[1]. No es sino hasta que aprendemos a acudir a Él en cualquier circunstancia que nos presenta la vida, que Su poder puede descansar sobre nosotros y darnos la fortaleza que necesitamos para atravesar esas circunstancias, la fe necesaria para confiar en Él, y Su perspectiva para ayudarnos a obtener todo lo bueno que Él promete extraer de esos momentos de prueba.
A continuación reproduzco varios pensamientos de personas que, al igual que tú y yo, tenían muy en claro sus propias deficiencias e incompetencias. Descubrieron profundas verdades espirituales porque recurrieron a Dios en momentos de dificultad y Él los acompañó durante la prueba.
La gratitud es el secreto de la dicha. Autor anónimo
Los seres humanos instintivamente damos por hecho que este mundo que vemos con nuestros ojos es, efectivamente, el «mundo real» mientras que tachamos el invisible de «irreal», cuando la Biblia prácticamente nos dice que es todo lo contrario. Phillip Yancey
Soy igualmente bueno y amoroso en los días nublados y tormentosos como lo soy cuando brilla el sol. Si cada gota de lluvia o cada destello de un rayo hace que te descorazones y dudes de Mi amor, ¿cómo lo soportarás? Alábame en medio de tus males, búscales el lado bueno, y concédeme la bendición y el honor de tu confianza aun cuando no entiendes lo que sucede. Jesús, hablando en profecía
Cada verdad acerca del sufrimiento puede distorsionarse y convertirse en un arma a favor o en contra de Dios. En la mayoría de los casos, el sufrimiento acelera nuestro avance en la dirección en la que ya estamos encaminados: rumbo a Dios o alejándonos de Él. David McKenna
Cuando se crucen con una mamá o un papá con un niño que tenga síndrome de Down, no piensen automáticamente ni digan que no podrían hacer frente a una situación así. Lo más probable es que no. Y es esa, justamente, la razón por la cual Dios no se lo pidió a ustedes. Más bien, tómense unos momentos para pensar muy seriamente cómo harán para no perder la alegría dentro de la situación particular, única e individual en que se encuentran. Acepten sus circunstancias como si se tratase de un regalo de Su mano. Atrévanse a darle las gracias por esas circunstancias. Joni Eareckson Tada
Piensa en tus peores momentos, en tus penas, tus pérdidas y tus tristezas, y luego recuerda que estás aquí, o de lo contrario no podrías rememorarlas. El peor día de tu vida ya pasó. Soportaste el trauma, aguantaste la prueba, resististe la tentación, sobreviviste a esa relación nociva, y estás en franca recuperación. Recuerda las cosas malas… y luego fíjate dónde estás. Cuando recordamos lo difícil que solía ser nuestra vida y tomamos consciencia de lo lejos que hemos llegado, contrastamos mentalmente y de manera explícita nuestras experiencias, y ese contraste se vuelve tierra fértil para la gratitud. Reverendo Peter Gomes
Cuando me alabas en medio de una dificultad, tu alabanza no refleja la manera en que te sientes al respecto sino que refleja lo que sientes respecto a Mí. No es que estés ensalzando lo negativo de la situación: me estás glorificando a Mí, diciéndome que a pesar de esa situación te consta que estoy presente y a tu lado, y que, justamente por eso, todo se va a arreglar. Jesús, hablando en profecía
Existe en Occidente, donde todo es prosperidad, la mentalidad de que merecemos una existencia libre de dolor y de problemas. Cuando la vida nos manda todo lo contrario, suponemos que tenemos derecho no solo a echarle la culpa de nuestros males a alguien más o a algún sistema, y a erigirnos en víctimas de la situación, sino también a dedicar la mayor parte de nuestro tiempo a «soportar la prueba», de tal manera que no nos quedan energías para servir a los demás. John Piper
En medio del sufrimiento… ora para que la prueba intensifique la capacidad de tu fe. Bob O’Bannon
No pidas una carga más ligera. Ora por una espalda más fuerte. Autor anónimo
Cuando se sientan débiles, no digan: «Soy débil». Más bien, busquen el remedio a su debilidad, que es la Palabra de Dios. John Calvin
¿En qué momento sufre una derrota el Diablo? Pues bien, no exactamente cuando nos sentimos fuertes y confiados, cuando pareciera que están sucediendo una serie de cosas maravillosas, cuando va bien en el ministerio. (Y con esto me refiero a todos nosotros, porque todos formamos parte del ministerio. Dios nos asigna a todos alguna responsabilidad.) No. El Diablo sufre una derrota cuando nos sentimos atacados, arrinconados entre la espada y la pared; cuando nos sentimos débiles e indefensos y no sabemos qué hacer, cuando no tenemos claro cómo debemos reaccionar, cuando en nuestra perplejidad y sensación de debilidad nos presentamos delante del Señor y le rogamos que nos dé las fuerzas para continuar en la lucha un día más, y le pedimos que nos dé la gracia para soportar la prueba. Ray Stedman
En épocas de contratiempos, di, ante todo: Él me trajo aquí; es conforme a Su voluntad que me encuentro en este apuro: en eso me apoyaré. Luego, di: Él me guardará en Su amor en medio de estas circunstancias y me dará gracia en medio de esta prueba para que logre obrar como hijo Suyo. A continuación: Él hará que esta prueba redunde en bendición, pues me enseñará las lecciones que me es necesario aprender, y obrará en mí la gracia que desea concederme. Y, por último: cuando lo considere apropiado, una vez más me sacará adelante, de la manera y en el momento en que sabe que más me conviene. Di: Me encuentro en estas circunstancias, en primer lugar, por voluntad de Dios; en segundo lugar, cuento con Su protección; en tercero, como parte de mi formación; y por último, por el tiempo que Él considere necesario. Andrew Murray
A Dios lo tienen sin cuidado nuestros planes. No nos pregunta: «¿Te gustaría experimentar la pérdida de un ser querido, o vivir esta o aquella derrota?» No, permite que esas cosas nos sucedan conforme a Sus propios designios. Las circunstancias que atravesamos nos vuelven hombres y mujeres más tiernos, mejores y más nobles, o hacen que nos volvamos más criticones, exigentes con los demás y porfiados. Las cosas que nos suceden nos vuelven malvados o nos hacen más santos, y eso depende exclusivamente de la calidad de nuestra relación con Dios y del nivel de intimidad que tenemos con Él. Oswald Chambers
Todavía se puede encontrar paz en este mundo convulsionado. Puedes hallarla en ese lugar de solaz que hay en Mis brazos, lugar al que puedes viajar en espíritu en cualquier momento, sin importar lo que esté ocurriendo a tu alrededor. Si encuentras que te cuesta demasiado acceder a ese lugar especial, dedica un tiempo a practicar cómo llegar hasta él. Familiarízate con el camino que te lleva hasta allí, y cuantas más veces vayas, más fácil se volverá, y podrá convertirse en una bendita vía de escape cuando las circunstancias se pongan demasiado intensas o cuando tu espíritu necesite un receso. Jesús, hablando en profecía
Antes buscaba Su bendición,
ahora tengo a Jesús;
antes suspiraba por la emoción,
pero ahora quiero más luz;
antes por Su don rogaba,
ahora tengo al Dador;
antes buscaba la cura,
ahora es mío el Doctor.
Antes me esforzaba, penoso,
ahora me es grato confiar;
antes creía a medias,
ahora sé que Él me ha de salvar;
antes a Dios me aferraba,
ahora de mí se asa Él;
antes andaba a la deriva,
ahora tengo áncora fiel.
Antes creía en mis obras,
ahora dejo a Cristo obrar;
antes trataba de usarlo,
ahora Él a mí me puede usar;
antes Su poder buscaba,
ahora mi fuerte es el Señor;
antes para mí mismo trabajaba,
ahora hago obras de amor. A. B. Simpson
[1] 2 Corintios 12:9.
Traducción: Irene Quiti Vera y Antonia López
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