Enviado por Peter Amsterdam
febrero 10, 2015
En ciertas ocasiones se acostumbra dar mayores muestras de amor y aprecio a otros. Son celebraciones en las que se fomenta el reconocimiento y la expresión de afectos y sentimientos de cariño hacia seres queridos y amigos. Podría decirse que en esos días lo correcto es decir te amo. Entre otros, destaca el día de San Valentín, así como el día de la madre, el día del padre, los cumpleaños, los aniversarios y otras fechas especiales. A mí me gustan mucho esas ocasiones. Son estupendas. Permiten estrechar lazos con las personas que amamos y fomentan elevadas manifestaciones de amor. Puede ser muy edificante escuchar a otros expresar su amor por uno.
Las fechas especiales en que expresamos nuestro amor son estupendas. De eso no cabe duda. Pero, ¿no seríamos más felices si demostráramos nuestro amor todos los días? ¿Qué pasaría si —en vez de esperar a fechas especiales para manifestar amor y expresar palabras de ánimo y aprecio— lo declaráramos más a menudo? ¿Y si lo hiciéramos todos los días? Me parece que ese pequeño cambio en nuestras relaciones personales tendría un impacto mayúsculo en nuestra vida y en la vida de las personas que amamos.
Las personas que nos rodean deben estar seguras en nuestro amor. Sentirse amado es el fundamento de matrimonios vibrantes y relaciones saludables. Es vital para el desarrollo de los niños. Los amigos se benefician enormemente al saber que son amados. Y a decir verdad, resulta rejuvenecedor y motivador saber que otros nos aman, cuando hacen cosas por nosotros movidos por sus afectos. El apoyo, el amor y la comprensión de terceros hacen maravillas.
Los seres humanos fuimos creados a imagen de Dios. Sabiendo que uno de Sus atributos es el amor, no es de extrañar que los sentimientos de amor fortalezcan nuestra comunión con Él y Su naturaleza. La Biblia asegura que el amor es de Dios, que Dios es amor y que debemos amarnos los unos a los otros. De esa manera reside en nuestro interior. Su amor se perfecciona en nosotros[1]. Asimismo, todos nos beneficiamos al sentir regularmente el amor de Dios en las acciones de terceros; nos fortalecen y entablan lazos de amistad, camaradería y comunión. Permiten la unión de los corazones y realzan los sentimientos de afecto y seguridad. Sentirnos amados nos confiere poder. Produce en nosotros sentimientos de apoyo y compresión.
El poder que genera el amor y cariño debería motivarnos a expresar nuestros afectos de distintas maneras a lo largo del día. No es necesario esperar a ocasiones significativas ni a fechas dignas de ello. Todos los días pueden ser una ocasión especial para dar rienda suelta a nuestro amor. Podemos expresar nuestro amor todos los días con palabras y actos de ternura hacia nuestros hijos, pareja, padres, familiares y amigos.
Estoy seguro de que si nos pusiéramos creativos encontraríamos muchas maneras de demostrar cariño y de expresar aprecio a nuestros seres queridos de forma significativa. Teniendo en cuenta que se acerca el día de San Valentín,solicité a algunos de mis amigos que ofrecieran ideas para hacer una lista de formas prácticas de demostrar amor a nuestra pareja y seres queridos. María y yo también aportamos algunas ideas. No cabe duda que todos podrán implementar alguna.
¡Que pasen un estupendo día de San Valentín!
[1] 1 Juan 4:7, 8, 11, 12.
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