Vivir el cristianismo: Introducción

Enviado por Peter Amsterdam

octubre 2, 2018

[Living Christianity: Introduction]

Los cristianos entendemos que la Escritura nos enseña a vivir en afinidad con la Palabra de Dios. A los creyentes se los insta a estar llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y plena comprensión espiritual, para que anden como es digno del Señor a fin de agradarle en todo; de manera que produzcan fruto en toda buena obra y que crezcan en el conocimiento de Dios[1]. Este es un noble y sublime ideal, que quienes nos consideramos cristianos querremos abrazar y esforzarnos por alcanzar. Esta suerte de toque de trompeta que se hace oír en este pasaje es un llamado a aplicar a nuestra vida el conocimiento que poseemos de la sabiduría y entendimiento divinos, y así dar fruto, ahondar en nuestro conocimiento de Dios y llevar una vida digna que sea de Su agrado.

Una vida que agrada a Dios consiste precisamente en comprender lo que Dios nos enseña a través de Su Palabra y aplicar esa enseñanza. Así y todo, las complejidades de la vida diaria, la infinidad de decisiones que afrontamos, el peso de las obligaciones que consumen nuestro tiempo y la tentación de cometer irregularidades, entre otras cosas, hacen que a veces complacer a Dios y aplicar Su Palabra sea una empresa difícil. No obstante, la Escritura da a entender claramente que obedecer la Palabra de Dios es factor clave para seguir a Dios. Jesús lo subrayó cuando dijo:

Si me aman, obedezcan Mis mandamientos[2].

Si guardan Mis mandamientos, permanecerán en Mi amor, así como Yo he guardado los mandamientos de Mi Padre y permanezco en Su amor[3].

¿Cómo aplicamos las enseñanzas de la Biblia a nuestra vida cotidiana? ¿Cómo sabemos si nuestras preferencias están en sintonía con las Escrituras? Las decisiones que tomamos reflejan nuestro pensamiento; evidencian nuestra moral y nuestra ética. En la presente serie, Vivir el cristianismo, espero ofrecer algunas luces sobre llevar una vida moral y ética acorde con las enseñanzas de la Escritura. Pondremos el foco en la ética cristiana y lo que la Biblia indica sobre las opciones y decisiones morales.

El tema se puede abordar desde diversos ángulos y yo he preferido hacerlo tomando como marco de referencia los Diez Mandamientos. Cada mandamiento servirá como una especie de directorio bajo el cual se desdoblan varios subdirectorios. Por ejemplo, si fuéramos a abrir un directorio sobre el cuarto mandamiento, Honra a tu padre y a tu madre[4], hallaríamos una serie de subdirectorios que tratarían de otros tipos de autoridad además de la ejercida por los padres. Pongamos el caso de cómo deben proceder los cristianos ante la autoridad del gobierno civil. ¿Puede haber casos en que esté bien desobedecer al gobierno, y de haberlos, cuáles serían? ¿Cuál es la debida relación que se debe tener con personas tales como empleadores, profesores y demás que tienen autoridad sobre nosotros?

Si bien los cristianos no están obligados a vivir conforme a la ley del Antiguo Testamento, como sí lo estaba el pueblo hebreo que vivió en esos tiempos, los Diez Mandamientos proporcionan un marco para abordar las normas morales y éticas que atañen a los cristianos. El apóstol Pablo escribió: Las cosas que se escribieron antes [en el Antiguo Testamento], para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que, por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza[5]. En otra parte escribió —aludiendo al Antiguo Testamento— que toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra[6]. Aunque la vida y muerte de Jesús cumplió la Ley del Antiguo Testamento[7], Pablo consideró que esta era útil para la instrucción de los cristianos.

Pablo reafirmó este punto cuando escribió:

No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros, pues el que ama al prójimo ha cumplido la Ley, porque: «No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás», y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la Ley es el amor[8].

Si bien el amor es el cumplimiento de la ley, ese amor se manifiesta evitando el asesinato, el hurto, la envidia y acatando todos los demás preceptos positivos y negativos contenidos en la Escritura. De ahí que podemos remitirnos a ambos Testamentos, tanto al Antiguo como al Nuevo, para obtener orientación moral y ética sobre cómo llevar una vida que agrade a Dios.

Según la Escritura, el objetivo fundamental de nosotros, los seres humanos, es glorificar a Dios. Me gusta cómo lo expresa el catecismo de Westminster: El fin primordial y supremo del hombre es glorificar a Dios y disfrutar de Él para siempre. En la Escritura leemos:

Trae de lejos a Mis hijos, y a Mis hijas de los confines de la tierra, a todos los llamados de Mi nombre, que para gloria Mía los he creado [...] este pueblo he creado para Mí; Mis alabanzas publicará[9].

Ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios[10].

Un cristiano que glorifica a Dios puede definirse como uno que posee un carácter semejante a Cristo, rinde fruto para el reino de Dios, es obediente a Dios y mantiene una relación personal con Él[11]. El apóstol Pablo escribió que los cristianos deben ser conformes a la imagen de Su Hijo[12]. En otra ocasión, escribió: Así como hemos llevado la imagen de aquel hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial[13].

¿Cuál es la base de la moralidad y ética cristianas? La Escritura enseña que los principios éticos y morales de la Biblia se basan en el carácter moral de Dios y que debemos imitar el carácter de Dios. Dios es bueno, justo, amoroso, santo, fiel, veraz, clemente y más. Es moralmente perfecto y se regocija viendo Sus cualidades morales reflejadas en nosotros.

Así como Aquel que los llamó es Santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir[14].

Sean misericordiosos, como también su Padre es misericordioso[15].

Nosotros lo amamos a Él porque Él nos amó primero[16].

No se mientan los unos a los otros, pues ya ustedes se han despojado de la vieja naturaleza y de sus hechos, y se han revestido de la nueva naturaleza, que se va renovando a imagen del que lo creó hasta el pleno conocimiento[17].

El concepto de Dios como la base de moralidad y de los principios éticos también se expresa a través de la Escritura al aludir a Dios como luz.

Este es el mensaje que hemos oído de Él y os anunciamos: Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en Él[18].

Un autor escribió:

La luz no solo se refiere a la excelencia moral de Dios. También alude a la comunicación de dicha excelencia, la revelación de la misma ante los seres humanos. La luz de la esencia de Dios es una luz en la que debemos andar. [Si andamos en la Luz, como Él está en la Luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado] (1 Juan 1:7).

La luz es nuestra guía ética. [Lámpara es a mis pies Tu palabra y lumbrera a mi camino] (Salmo 119:105). La luz revela el bien y el mal. [Este es el juicio: que la Luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz, pues sus acciones eran malas] (Juan 3:19). Por eso, no debemos andar en tinieblas. [Jesús les habló, diciendo: —Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida] (Juan 8:12). [Desechemos, pues, las obras de las tinieblas y vistámonos las armas de la luz] (Romanos 13:12). Habitar en la luz es habitar en Dios; habitar en las tinieblas es estar separado de Él. Desde luego nosotros debemos encarnar la luz[19].

Si queremos que nuestra vida refleje a Dios, querremos entonces amoldar nuestro modo de pensar y actuar a lo que Él ha revelado en la Escritura. Lo que la Biblia nos señala que debemos hacer, lo haremos; lo que dice que no debemos, no lo haremos; cuando tomamos decisiones que no tienen implicación moral, somos libres de determinar nuestra opción personal. Mi oración es que esta serie sea una bendición para ustedes, que los ayude a adquirir un conocimiento más profundo de lo que la Escritura enseña sobre una vida ética y moral, les ofrezca alguna orientación cuando tengan que tomar decisiones de índole moral y que de alguna manera enriquezca su relación con el Señor.


Nota

A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Utilizados con permiso.


[1] Colosenses 1:9,10 (RVA-2015).

[2] Juan 14:15 (RVC).

[3] Juan 15:10 (NBLH).

[4] Éxodo 20:12.

[5] Romanos 15:4.

[6] 2 Timoteo 3:16,17.

[7] Mateo 5:17,18.

[8] Romanos 13:8–10.

[9] Isaías 43:6,7, 20,21.

[10] 1 Corintios 10:31 (NVI).

[11] Grudem, Wayne, Christian Ethics (Wheaton: Crossway Publishers, 2018), 107.

[12] Romanos 8:29.

[13] 1 Corintios 15:49 (NVI).

[14] 1 Pedro 1:15 (NBLH).

[15] Lucas 6:36 (RVA-2015).

[16] 1 Juan 4:19.

[17] Colosenses 3:9,10 (RVC).

[18] 1 Juan 1:5.

[19] Frame, John, The Doctrine of the Christian Life (Phillipsburg: P&R Publishing, 2008), 133.

 

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