Enviado por María Fontaine
julio 6, 2019
[Believing Beyond the Moment]
Hace poco conversé con alguien que recientemente había aceptado a Jesús y Su salvación, pero que todavía no sabía cómo emplear la Biblia como fuente de guía o como el fundamento de su fe.
Parecía que estaba muy triste y se notaba que había llorado. Así que traté de indagar un poco para conocer la razón. Lo único que me dijo es que no podía contarme los detalles, pero que dos parientes cercanos tenían graves problemas. Y la situación era tan grave, que parecía no tener solución.
Le expliqué que incluso cuando nosotros no tenemos la solución, Dios siempre la tiene. Él se dedica a arreglar situaciones imposibles cuando le pedimos ayuda. Parafraseé unos versículos para que meditara en lo que dicen y los aprendiera de memoria: «Pide y recibirás; busca y hallarás; llama y la puerta se te abrirá. Si pides a Jesús, recibirás; cuando busques soluciones, las hallarás; cuando toques a Su puerta, Él siempre te abrirá y te ayudará». Le dije que esas potentes promesas se encuentran en la Biblia y como ella es hija de Dios, Él le estaba hablando directamente por medio de Su Palabra.
Más adelante, cuando oraba por ella, el Señor me recordó que si tenía oportunidad de conversar de nuevo con ella, debería explicar por qué a veces las respuestas de Dios no son inmediatas. Y cuando llegan, tal vez no sean las que esperábamos. De lo contrario, ella podría desanimarse mucho si al esperar una respuesta que de inmediato eliminara el problema milagrosamente, no viera los resultados que esperaba. Traté de explicárselo de esta manera:
¿Recuerdas que hablamos de que Jesús te ama muchísimo y promete responder a tus oraciones? Te hablaré un poco más de cómo llegan esas respuestas. Cuando oras y crees, has hecho tu parte y Dios hará la Suya. A veces, vemos inmediatamente lo que le pedimos al Señor; otras veces, transcurre más tiempo. Y cuando llega la respuesta, es posible que no siempre parezca ser lo que pensamos que es mejor. Si nos parece que la situación no es como esperábamos, es posible que sea porque todavía no podemos entender el mejor propósito que Dios lleva a cabo en respuesta a nuestras oraciones.
Hay muchas cosas que nosotros no sabemos, pero Dios sí lo sabe todo. En muchos casos, para responder nuestras oraciones completamente tal vez haga falta que Dios obre de una manera que para nosotros no tenga sentido en ese momento. Hace falta fe para creer Su promesa de que Él responderá de la mejor manera posible de modo que al final se logre el mayor bien.
Este es un pequeño ejemplo. Si alguien que amas no se ha sentido bien y has orado para que mejore su salud, pero lo que ocurre es que no mejora, o tal vez empeora, en ese momento puede parecer que Dios no ha respondido tus oraciones. Pero ¿si eso lo lleva a ir a ver un médico, y durante el examen el doctor nota algo más y decide hacer unos análisis? ¿Y si en esas pruebas se descubre el principio de una enfermedad grave que se puede eliminar al estar en una etapa temprana?
De repente, lo que parecía como el silencio de Dios en respuesta a tu oración se convierte en una respuesta que va más allá incluso de lo que habías esperado. Dios oyó tu oración y la respondió de una manera mucho más perfecta, y se llevó a cabo un beneficio mayor de lo que podrías haber pedido.
La Biblia dice: «Sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman» (Romanos 8:28; NTV). Esa promesa se aplica incluso a lo que nos parece negativo o difícil de soportar en el presente. Como Jesús te ama, Él ha prometido que hasta lo que parece malo en el momento Él hará que resulte en un mayor bien. Como todo lo sabe, Su amor es infinito y es todopoderoso, podemos confiar en que Él puede hacer lo que ha prometido.
En las conversaciones posteriores le mostré algunos versículos de la Biblia acerca de esperar en el Señor y no tener miedo. Esos versículos son parte de las dos listas que publico más adelante en este artículo. La animé a no limitarse a memorizar los versículos y meditar en ellos, sino también a emplearlos en sus oraciones.
Observación: Pensé en no poner muchos versículos en este artículo, ya que a esta amiga solo le mostré unos cuantos de esas categorías. Sin embargo, un día o dos después de recopilar los versículos, oré con relación a un tema totalmente distinto y el Señor me recordó unos versículos sobre esperar en el Señor al darme Sus instrucciones y consuelo.
Pensé que tal vez les gustaría tener esos versículos para que también les infundan ánimo a ustedes y a las personas que apacienten. ¡Sin duda hay poder en la Palabra de Dios! El Señor me advirtió diciéndome que no restara importancia a Sus promesas solo porque las hemos escuchado tantas veces por muchos años. Sus promesas no son menos poderosas solo porque las hemos empleado en el pasado. De hecho, deberíamos verlas aún más poderosas, ¡porque una y otra vez hemos visto y experimentado el poder de ellas! Dios todavía las emplea para hablarnos. ¡Su Palabra siempre está viva! (Elegí una variedad de versiones de esos versículos para dar un ejemplo de que toda persona puede sentirse en libertad de memorizar los versículos de las versiones que prefiera.)
1. Por eso el Señor los espera, para tenerles piedad; por eso se levanta para mostrarles compasión. Porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que en Él esperan! Isaías 30:18 (NVI)
2. Quédate quieto en la presencia del Señor, y espera con paciencia a que Él actúe. No te inquietes por la gente mala que prospera, ni te preocupes por sus perversas maquinaciones. Salmo 37:7 (NTV)
3. Pero yo pondré mis ojos en el Señor, esperaré en el Dios de mi salvación. Mi Dios me oirá. Miqueas 7:7 (NBLH)
4. Yo confío en que veré la bondad del Señor mientras estoy aquí, en la tierra de los vivientes. Espera con paciencia al Señor; sé valiente y esforzado; sí, espera al Señor con paciencia. Salmo 27:13-14 (NTV)
5. Rogamos que ustedes sean fortalecidos con todo poder según la potencia de Su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo. Colosenses 1:11 (NBLH)
6. Pacientemente esperé al Señor, y se inclinó a mí y oyó mi clamor. Salmo 40:1 (RVR 1995)
7. En Dios solamente reposa mi alma, porque de Él viene mi esperanza. Salmo 62:5 (RVR 1995)
8. Nosotros ponemos nuestra esperanza en el Señor; Él es nuestra ayuda y nuestro escudo. En Él se alegra nuestro corazón, porque confiamos en su santo nombre. Que tu amor inagotable nos rodee, Señor, porque solo en ti está nuestra esperanza. Salmo 33:20-22 (NTV)
9. Desde el principio del mundo, ningún oído ha escuchado, ni ojo ha visto a un Dios como Tú, quien actúa a favor de los que esperan en Él. Isaías 64:4 (NTV)
10. En Dios solamente espera en silencio mi alma; de Él viene mi salvación. Salmo 62:1 (NBLH)
11. Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva. Filipenses 1:6 (NTV)
12. Dios hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin. Eclesiastés 3:11 (NVI)
1. Así que no temas, porque Yo estoy contigo; no te angusties, porque Yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con Mi diestra victoriosa. Isaías 41:10 (NVI)
2. Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza. Salmo 56:3 (NVI)
3. Miren, Dios ha venido a salvarme. Confiaré en Él y no tendré temor. Isaías 12:2 (NTV)
4. La paz les dejo, Mi paz les doy; no se la doy a ustedes como el mundo la da. No se turbe su corazón ni tenga miedo. Juan 14:27 (NBLH)
5. Pero ahora, así dice el Señor […] «No temas, que Yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres Mío. Isaías 43:1 (NVI)
6. Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo; Tu vara y Tu cayado me infunden aliento. Salmo 23:4 (NBLH)
7. El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme? Salmo 27:1 (NVI)
8. Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará. Deuteronomio 31:6 (NVI)
9. Yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; Yo soy quien te dice: «No temas, Yo te ayudaré». […] No temas —afirma el Señor—, porque Yo mismo te ayudaré; ¡el Santo de Israel es tu redentor! Isaías 41:13-14 (NVI)
10. Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Salmo 46:1 (NVI)
11. El Señor está conmigo; no tengo miedo de lo que simples mortales me puedan hacer. El Señor está conmigo y me brinda su ayuda. Salmo 118:6-7 (RVC)
12. Temer a los hombres resulta una trampa, pero el que confía en el Señor sale bien librado. Proverbios 29:25 (NVI)
13. Oré al Señor, y Él me respondió; me libró de todos mis temores. Salmo 34:4 (NTV)
14. No les tengas miedo, que el Señor tu Dios pelea por ti. Deuteronomio 3:22 (NVI)
15. Estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Romanos 8:38 (NTV)
16. En el día que temo, yo en ti confío. En Dios, cuya palabra alabo, en Dios he confiado. No temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre? Salmo 56:3-4 (RVR 1995)
17. En Dios he confiado. No temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre? Salmo 56:11 (RVR 1995)
18. No temerás al terror nocturno ni a la saeta que vuele de día, ni a la pestilencia que ande en la oscuridad, ni a mortandad que en medio del día destruya. Salmo 91:5-6 (RVR 1995)
19. Yo soy el Señor tu Dios, que sostiene tu diestra, que te dice: «No temas, Yo te ayudaré». Isaías 41:13 (NBLH)
20. No tengas temor ante ellos, porque contigo estoy para librarte, declara el Señor. Jeremías 1:8 (NBLH)
21. No temas, cree solamente. Marcos 5:36b (RVR 1995)
22. Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de Su amado Hijo. Colosenses 1:13, (RVR 1995)
23. Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina. 2 Timoteo 1:7 (NTV)
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