Enviado por Peter Amsterdam
diciembre 7, 2021
[Better Days Ahead—Part 7: Rediscovering Joy]
Cuando invitamos a Jesús a entrar en nuestro corazón y en nuestra vida y nos llenamos del Espíritu Santo, nuestra existencia como cristianos cambia; experimentamos el gozo de nuestra salvación y nos alegramos con «gozo inefable y glorioso» (1 Pedro 1:8), el cual es un maravilloso don de Dios. El gozo es uno de los frutos del Espíritu Santo (Gálatas 5:22,23), y la Biblia nos enseña que «El gozo del Señor es nuestra fortaleza» (Nehemías 8:10). El apóstol Pablo nos indica que es la voluntad de Dios que estemos siempre contentos, que oremos en todo momento y que demos gracias a Dios en cualquier circunstancia (1 Tesalonicenses 5:16-18).
A pesar de las promesas de Dios, es factible que experimentemos momentos de desdicha, embotamiento y monotonía. Podemos pasar por periodos en que insospechadamente una alteración, una pérdida o una desilusión agotan nuestra alegría, lo que nos puede llevar a dudar si alguna vez recobraremos nuestra alegría y motivación.
La buena noticia es que sean cuales sean nuestras circunstancias y las pérdidas que hayamos sufrido, ¡podemos redescubrir nuestro gozo! Podemos aprender a estar gozosos aun en tiempos difíciles, ya que nuestro gozo no depende de las efímeras circunstancias de este mundo, sino más bien de la constante presencia de Jesús en nuestra vida.
Podemos mirar al Señor, confiar en la bondad y el amor que Él nos profesa, y por Su gracia podemos aprender a estar dichosos a despecho de lo que estemos experimentando en ese momento. Santiago1:2-4 dice: «Hermanos y hermanas, considérense sumamente dichosos cuando se vean sometidos a diversas pruebas. Tengan por cierto que la prueba de su fe [a través de la experiencia] produce constancia [la que deriva en madurez espiritual y paz interior]. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra para que sean perfectos y plenamente desarrollados [en su fe], sin que les falta nada». (De la versión en inglés AMP.)
Es importante recordar que la fuente de nuestro gozo es Jesús. Conocerlo, mantenerse cerca de Él y de Su Palabra, estar lleno del Espíritu Santo y andar en obediencia a nuestro llamado puede infundirnos un gozo que no dependa de las circunstancias físicas.
En el Salmo 43:3 leemos lo siguiente: «Envía Tu luz y Tu verdad, que ellas me guíen. Que me lleven a Tu monte santo, al lugar donde vives» (NTV). [El salmista] buscó a Dios y de ahí se comprometió a alabar y confiar en Él pasara lo que pasara, que es precisamente lo que leemos en el próximo versículo: «Allí iré al altar de Dios, a Dios mismo, la fuente de toda mi alegría. Te alabaré con mi arpa, ¡oh Dios, mi Dios!» (Salmo 43:4; NTV).
A pesar de su congoja y emociones avasalladoras, el salmista hace memoria de que Dios en verdad es su único auxilio y que Dios siempre estuvo ahí y nunca lo abandonó, ni siquiera cuando así lo parecía.
Si te sientes abandonado, sea por otros o por Dios, haz que tu esperanza cobre fuerza y tu gozo retorne creyendo con intencionalidad que Dios nunca te desamparará y que permanece siempre a tu lado. Hazte el compromiso de enfocarte en la presencia de Dios y las bendiciones que te ha concedido, y deja que Él sea la fuente de tu alegría. Tracie Miles[1]
Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo. Hechos 13:52
El Señor ha hecho grandes cosas por nosotros, y eso nos llena de alegría. Salmo 126:3
El gozo del Señor es esa alegría del corazón que proviene de conocer a Dios, permanecer en Cristo y estar lleno del Espíritu Santo. […]
Jesús ejemplificó el gozo en Su ministerio; no era ningún asceta con cara de pena. Al contrario, en varias ocasiones sus enemigos lo acusaron de ser demasiado jovial (Lucas 7:34). Jesús se retrató a Sí mismo como un novio disfrutando de su fiesta de bodas (Marcos 2:18-20); «se regocijó en el Espíritu Santo» (Lucas 10:21); se refirió a «Mi gozo» (Juan 15:11), y prometió abastecer de alegría a Sus discípulos de por vida (Juan 16:24). Muchas parábolas de Jesús hacen eco del gozo, entre ellas los tres relatos de Lucas 15, que mencionan que habrá «gozo en presencia de los ángeles» (Lucas 15:10) y concluyen con un pastor, una mujer y un padre dichosos. […]
Debido a su origen sobrenatural, el gozo del Señor —nuestra alegría de corazón— está presente incluso durante las pruebas de la vida. Sabemos que somos hijos de Dios y que nadie nos puede arrebatar de Su mano (Juan 10:28,29). Somos beneficiarios de «una herencia que no puede destruirse, ni mancharse, ni marchitarse» y que nadie nos puede robar (1 Pedro 1:4, DHH; Mateo 6:20). […]
El gozo del Señor puede ser inexplicable para el que no lo posee. En cambio, para el creyente en Cristo, el gozo del Señor brota tan espontáneamente como las uvas en una vid. Al estar unidos a Cristo, la Vid Verdadera, nosotros, los sarmientos, estamos henchidos de Su fuerza y vitalidad, y el fruto que producimos, incluido el gozo, es obra de Él (Juan 15:5)[2].
Potenciadores de gozo. Aparte de centrar nuestra vida en el Señor y Su Palabra, procurar estar llenos del Espíritu Santo y optar por el gozo, hay también algunos consejos útiles para inyectarnos alegría; es decir, fórmulas prácticas que podemos aplicar para incrementar o recobrar nuestro gozo. Exploremos algunas acciones que se pueden tomar para lograrlo. Lo que expondré enseguida no es una lista exhaustiva en absoluto, y si dedican un tiempo a pensar y orar al respecto, el Señor puede darles ideas que funcionen para ustedes particularmente.
Notar las pequeñeces. Procura prestar atención incluso a los breves momentos que proporcionan alegría y que bien pueden ser consecuencia de cosas pequeñitas. Dedica un momento a agradecer y alabar intencionalmente al Señor por las pequeñas maravillas que brindan inspiración. Una vez que eres consciente de las cosas que te producen gozo, piensa de qué modo puedes generar deliberadamente más momentos así en tu vida.
Pueden ser cosas como ver jugar a los niños, observar la belleza de la naturaleza, carcajearse por un chiste, comer una de tus comidas favoritas, escuchar una hermosa canción, sentirse vigorizado luego de una caminata o sesión de gimnasia, crear o apreciar una obra de arte y así sucesivamente. ¡Que las pequeñeces te infundan gozo!
Mucha gente se halla tan desconectada del gozo que ni siquiera tiene una idea clara de la sensación que produce este en el cuerpo o qué clase de cosas le proporcionan gozo. Un diario de gozo o alegría es un buen punto de partida: Presta atención durante una o dos semanas a todos los momentos en que te encuentras sonriendo o riendo o en que adviertes que una sensación de alegría te envuelve como una ola. Observa dónde estás, con quién y qué haces: Todas esas circunstancias pueden ser indicios del tipo de cosas capaces de ocasionarte más gozo. […] El objetivo es tomar conciencia de ellas, y una vez que te fijas en lo que las causa, puedes recrear esas mismas condiciones en tu vida[3].
Darse tiempo para hacer lo que causa dicha. Quizás algunas de las cosas que disfrutas no parecen tener tanta importancia como para dedicarles tiempo; no son prioridad. Tal vez te dé la impresión de que practicarlas es satisfacerte demasiado a ti mismo y una pérdida de tiempo o una distracción de tus más importantes metas. Con todo, es importante hacer un esfuerzo por reservar tiempo y espacio para gozar de la vida dentro de tus posibilidades.
Detente un minuto a recordar lo que te encantaba hacer y busca algún modo de retomar esa actividad. En caso de que las cosas hayan cambiado y esa actividad no sea ya viable o ya no «te genere alegría», prueba otra cosa. ¡Haz el intento nomás! Si te encuentras en un estado mental apático o desprovisto de gozo, no te resignes a esa actitud. ¡Espabílate, dedica un tiempo a buscar algo que te guste hacer y gózalo!
Hacer inventario de lo que desgasta tu alegría. La felicidad puede ser circunstancial y pasajera; en cambio el gozo es un don de Dios que podemos poseer aun en circunstancias difíciles. Así y todo, es importante tomar conciencia de que puede haber cosas en nuestra vida que nos privan del gozo. A veces se las denomina matapasiones o matadichas. Enseguida un extracto de un artículo que puede ayudar:
La vida, hasta para los más sobresalientes, tiene sus altibajos. Eso no va a cambiar; pero sí hay una táctica que se puede aplicar para que los altos sean mucho más frecuentes que los bajos. La clave es esmerarse por conservar el gozo en vez de la felicidad.
La diferencia entre los dos es considerable. La felicidad se basa en circunstancias. Si las cosas van bien, estamos felices; en caso contrario, infelices. Desafortunadamente, en el mundo actual las circunstancias suelen ser bastante malas; de manera que la felicidad es cada vez más esquiva.
El gozo, en cambio, no está supeditado a las circunstancias. Representa más bien esa clara confianza que uno tiene porque conoce a Dios y tiene fe en Él a pesar de las circunstancias. El gozo es un componente fundamental de lo que la Epístola a los Gálatas llama «el fruto del Espíritu». Si bien es un don de Dios, debemos preparar nuestro corazón para recibirlo reconociendo y eliminando primero aquellas cosas que nos privan de gozo[4].
Es importante que no demos cabida a emociones, pensamientos o estados de humor negativos. Los matadichas pueden crecer con el tiempo hasta convertirse en hábitos o reacciones automáticas. Si has permitido que algunos de estos matadichas arraiguen en tu vida, es esencial que dediques tiempo a buscar al Señor, estudiar la Palabra y pedir que Su Espíritu te devuelva el gozo de tu salvación (Salmo 51:12). ¡A partir de hoy puedes comenzar de nuevo! El Señor puede lavar tu mente y espíritu y llenarte de Su gozo.
Cuando en mí la angustia iba en aumento, Tu consuelo llenaba mi alma de alegría. Salmo 94:19 (NVI)
Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en Él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo. Romanos 15:13 (NVI)
Recordar que para nosotros los cristianos la fuente de gozo es Jesús. En el mundo la felicidad se suele asociar con apariencia, riquezas, relaciones, posesiones y demás. El mensaje que transmite el mundo es que la felicidad proviene de fuera de nosotros mismos. Se nos bombardea con anuncios de que las circunstancias dominan nuestro sentido de gozo. La realidad, sin embargo, es que nuestro gozo proviene de Jesús. Amor, gozo y paz son todos frutos del Espíritu Santo. ¡Jesús es la fuente de nuestro gozo! ¡Alabado sea el Señor! En la medida en que busquemos al Señor y permitamos que el Espíritu Santo reine en nuestra vida, podemos redescubrir nuestro gozo.
Con todo, yo me alegraré en el Señor y me gozaré en el Dios de mi salvación. Habacuc 3:18
Juntos dan gritos de júbilo, porque cuando el Señor vuelva a Sion, lo verán con sus propios ojos. Isaías 52:8
A Él lo aman sin haberlo visto. En Él creen y, aunque no lo vean ahora, creyendo en Él se alegran con gozo inefable y glorioso, obteniendo así el fin de su fe: la salvación de su vida. 1 Pedro 1:8,9
Los creyentes tenemos múltiples razones para regocijarnos y rebosar de alegría. Tenemos a Jesús en nuestro corazón. Él está continuamente con nosotros. Además se nos garantiza que moraremos por siempre con Él y con nuestros seres queridos en el Cielo. Estamos llenos del Espíritu Santo y podemos gozar de los frutos del Espíritu sean cuales sean las penalidades, dificultades o desilusiones que afrontemos. Independientemente de las circunstancias en que nos hallemos hoy en día, podemos afirmarnos en la roca maciza del gozo.
Concluiré este artículo con una hermosa oración escrita por Kay Warren.
Oración: Opto por el gozo
Dios, gracias por el amor y la pasión que tienes por mí y por aceptarme en tu familia por medio de Jesucristo. Aunque me sorprende sobremanera ser tu amada, estoy infinitamente agradecida.
Gracias por Jesucristo. Su vida como varón de dolores y de gozo al mismo tiempo me da permiso para procurar yo misma una vida de gozo. Gracias por tu Espíritu Santo, que gentilmente me concedió el don del gozo como parte de mi herencia espiritual, mi derecho de nacimiento; he resuelto luchar por mi derecho a experimentar gozo.
He resuelto dejar de cavar mis propias cisternas rotas que no retienen agua. Opto por no buscar más el gozo en la gente, en lugares, puestos, posesiones y en mi personalidad.
Opto más bien por encontrar mi dicha en la única fuente verdadera de alegría: ¡TÚ! Tú eres el único que posee fuentes de agua viva capaces de apagar la sed del alma, fuentes que nunca me dejarán seca.
Opto por perseguir lo eterno antes que lo temporal, en todo tiempo. Opto por meditar en lo que eres para poder ajustar mi sistema de valores al tuyo, Dios, al sistema de valores del cielo. He decidido concentrar en ello mi mente y mis pensamientos.
Elijo ser una persona que cultiva el gozo en sí misma y en la vida de quienes tú pones en mi camino. Opto por ser una promotora de gozo en lugar de una matadichas. Elijo crecer en actitudes del corazón como la gracia, la confianza, el equilibrio, la aceptación, pensamientos positivos acerca de los demás, amor que no censura o moraliza, empatía y aprecio.
Opto por realizar cambios en mi existencia cotidiana que me ayuden a llevar una vida de alegría. Elijo valorarme a mí misma así como me valoras tú, buscar a propósito mentores de gozo, no enredarme en las pequeñas irritaciones de la vida diaria. Decido amar con derroche, aprovechar los placeres que me proporcionan los sentidos, reírme desde la panza, transformarme hoy mismo en una persona dadivosa y no algún día en un futuro incierto.
Opto por vivir con corazón agradecido, ojos bien abiertos para ver Tu bondad. Elijo apreciar cada instante de vida que me concedes, así contenga tristeza o alegría. Decido tratar de hallarte a ti y hallar gozo en cada turbia circunstancia que permites.
Opto por cultivar la firme convicción de que los detalles de mi vida están en Tus manos. Resuelvo abrigar la tranquila confianza de que en últimas todo saldrá bien. Y opto por alabarte en todas las cosas, aun en las que no logro entender. Confío en ti, Dios. ¡Valientemente opto por el gozo![5]
[1] Miles, Tracie, “I Feel Forgotten”, Proverbs 31 Ministries, 23 de noviembre de 2018, https://proverbs31.org/read/devotions/full-post/2018/11/23/i-feel-forgotten
[2] “What Is the Joy of the Lord?” Got Questions Ministries, https://www.gotquestions.org/joy-of-the-Lord.html
[3] Fetell Lee, Ingrid, citado en “How to Rediscover Joy—and Eliminate Killjoys”, Goop, https://goop.com/wellness/mindfulness/how-to-rediscover-joy/
[4] “Are There Any Joy-killers in Your Life?”, Gilroy Dispatch, 4 de noviembre de 2006, https://gilroydispatch.com/are-there-any-joy-killers-in-your-life/
[5] Warren, Kay, Choose Joy (Fleming H. Revell, 2020).
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