Vivir el cristianismo: La antigua y la nueva alianza

Enviado por Peter Amsterdam

octubre 9, 2018

[Living Christianity: The Old and New Covenants]

En la introducción de esta serie mencioné que emplearía los Diez Mandamientos como marco de referencia para explorar la ética moral cristiana. Hay quienes podrían poner en tela de juicio la validez de hacer uso hoy en día de las leyes del Antiguo Testamento, que fueron parte de la alianza o pacto que Dios selló con el pueblo judío antes de los tiempos de Jesús. (Muchos estatutos contenidos en los libros de Levítico, Números y Deuteronomio no se aplican a los cristianos.)

Leemos en el Antiguo Testamento que vendría un nuevo pacto o alianza.

«Vienen días», declara el Señor «en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto»[1].

El Nuevo Testamento explica que el pacto mosaico iniciado cuando Dios reveló a Moisés los Diez Mandamientos llegó a su fin al momento de la muerte de Jesús y que desde entonces los cristianos vivimos bajo una nueva alianza[2].

La noche antes de morir, Jesús habló a Sus discípulos sobre el nuevo pacto. En el Evangelio de Lucas leemos:

Tomó pan y, habiendo dado gracias, lo partió y les dio diciendo: —Esto es Mi cuerpo que por ustedes es dado. Hagan esto en memoria de Mí—. Asimismo, después de haber cenado, tomó también la copa y dijo: —Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre que por ustedes se derrama[3].

El Evangelio de Mateo dice:

Esto es Mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para perdón de los pecados[4].

La antigua alianza se dio por terminada y la nueva alianza entró en vigor cuando Jesús murió en la cruz.

El apóstol Pablo calificó de antiguo al pacto que Dios había hecho con Moisés[5] y anunció que tocaba a su fin[6]. La epístola a los Hebreos alude al nuevo pacto catalogándolo de superior, con un nuevo sumo sacerdote, Jesús. Jesús ha llegado a ser el que garantiza un pacto superior[7]. Dice que la nueva alianza será no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto. [...] Este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días —dice el Señor—: Pondré Mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios y ellos me serán a Mí por pueblo[8]. El antiguo pacto, que incluía las Leyes de Moisés, fue sustituido y ya no tiene vigencia para los cristianos. Pablo dio a entender eso claramente cuando dijo:

Ahora estamos libres de la Ley, por haber muerto para aquella a la que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra[9].

A lo largo del Nuevo Testamento encontramos otros pasajes que sostienen explícitamente que los cristianos no estamos atados por ciertas leyes veterotestamentarias (del Antiguo Testamento)[10]. Los cristianos no tienen que circuncidarse. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide .La circuncisión nada significa, y la incircuncisión nada significa; lo que importa es guardar los mandamientos de Dios[11]. Los cristianos no tienen que ofrecer sacrificios de animales en el templo. Más bien ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza[12] y presentemos nuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es [nuestro] culto racional[13]. No hace falta que guardemos el sábado ni ninguna otra festividad religiosa. Que nadie los juzgue a ustedes por lo que comen o beben, o con respecto a días de fiesta religiosa, de luna nueva o de reposo[14]. Tampoco estamos atados a las leyes mosaicas de alimentación, que declaraban impuras ciertas comidas y prohibían su consumo. Jesús derogó las leyes alimenticias y declaró puros todos los alimentos cuando dijo: —Oídme todos y entended: Nada hay fuera del hombre que entre en él, que lo pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre[15].

Tampoco estamos obligados a seguir las leyes veterotestamentarias que regulaban los asuntos del gobierno civil de Israel. El pacto mosaico estableció claras diferencias entre la nación judía y otras naciones del mundo. Dios les asignó leyes para los tribunales, los jueces y el cumplimiento judicial, y determinó las sanciones que se aplicarían a los infractores. Los cristianos no estamos sujetos a esas leyes; en cambio, se nos insta a obedecer a los gobiernos civiles de los países en que residimos.

Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos[16].

Sométanse por causa del Señor a toda autoridad humana, ya sea al rey como suprema autoridad, o a los gobernadores que él envía para castigar a los que hacen el mal y reconocer a los que hacen el bien[17].

En el Nuevo Testamento se nos explica por qué la alianza hecha con Moisés, que contenía los Diez Mandamientos, concluyó. El apóstol Pablo escribió:

Entonces, ¿para qué sirve la Ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a quien fue hecha la promesa[18].

La «Ley» se estableció con carácter temporal hasta que la descendencia —es decir, Jesús— llegará. Varios versículos después, Pablo escribió que la Ley ha sido nuestro guía para llevarnos a Cristo. [...] Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo un guía[19].

Otra razón es que la antigua alianza fue cumplida por Jesús. Él nunca cometió ninguna transgresión a la Ley; la obedeció a la perfección. Jesús preguntó a quienes se le oponían: ¿Quién de ustedes me halla culpable de pecado?[20]

Él no cometió pecado ni se halló engaño en Su boca[21].

Ustedes saben que Él apareció para quitar nuestros pecados, y en Él no hay pecado[22].

No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado[23].

El escritor Wayne Grudem explica:

En otro sentido Él «cumplió» muchas de las leyes del Antiguo Testamento mediante actos que demostraban la verdadera finalidad por la que se instituyeron esas leyes. Cumplió las leyes sacrificiales encarnando el perfecto sacrificio. Cumplió las leyes y normas relativas al sacerdocio encarnando a nuestro Gran Sumo Sacerdote. Cumplió la ley pertinente a la circuncisión a través de la «circuncisión de Cristo», que nos proporciona un corazón nuevo, sensible a la voluntad de Dios. (En Él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha por mano de hombre, sino por la circuncisión de Cristo[24].) Cumplió la ley del sábado brindándonos un eterno descanso espiritual. (Vengan a Mí, todos los que están fatigados y cargados, y Yo los haré descansar[25].) Y cumplió las leyes veterotestamentarias relativas al gobierno civil estableciendo para sí mismo un reino que no es de este mundo. (Mi Reino no es de este mundo; si Mi Reino fuera de este mundo, Mis servidores pelearían [...], pero Mi Reino no es de aquí[26].)

Siendo que Jesús cumplió la Ley del Antiguo Testamento, esta ya no es obligatoria para los cristianos. Ahora bien, aunque los autores del Nuevo Testamento entendían que la Ley Mosaica había sido cumplida en Cristo y que esta no tenía obligatoriedad legal para los cristianos, así y todo se remitían a ella como fuente de valiosa sabiduría y orientación para llevar una vida acorde con los principios divinos. El apóstol Pablo escribió:

Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra[27].

Señaló que las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que, por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza[28].

Estas cosas les sucedieron como ejemplo, y fueron escritas como enseñanza para nosotros, para quienes ha llegado el fin de los siglos[29].

A lo largo del Nuevo Testamento encontramos enseñanzas que citan o aluden a los Diez Mandamientos, con la excepción del cuarto acerca de guardar el sábado.

Primer mandamiento:

No tendrás otros dioses delante de Mí[30].

Pablo hizo esta afirmación cuando escribió que la gente pecaba honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador[31]. En su lista de aquellos que no heredarán el reino de Dios, Pablo incluyó a los idólatras[32].

Segundo mandamiento:

No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo ni abajo en la tierra ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas ni les rendirás culto, porque Yo soy el SEÑOR tu Dios, un Dios celoso[33].

Pablo escribió:

Ya que, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias. [...] Pretendiendo ser sabios, se hicieron necios,y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por imágenes de hombres corruptibles, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles[34].

Tercer mandamiento:

No tomarás en vano el nombre del SEÑOR tu Dios, porque el SEÑOR no dará por inocente al que tome Su nombre en vano[35].

El apóstol Pedro escribió:

Aquellos blasfeman en asuntos que no entienden. Como animales irracionales, se guían únicamente por el instinto. Lo mismo que esos animales, perecerán también en su corrupción[36].

Cuarto mandamiento:

Acuérdate del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día será sábado para el SEÑOR tu Dios. No harás en él obra alguna[37].

No se reitera que el mandamiento de guardar descanso el sábado sea una obligación para los cristianos.

Quinto mandamiento:

Honra a tu padre y a tu madre[38].

Pablo citó este mandamiento por entero en Efesios 6:2,3. En otros pasajes aduce que quienes deshonran a sus padres pecan.

Son murmuradores, calumniadores, enemigos de Dios, injuriosos, soberbios, vanidosos, inventores de males, desobedientes a los padres[39].

La ley no se ha instituido para los justos, sino para los desobedientes y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos. La ley es para los que maltratan a sus propios padres[40].

Habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanidosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres[41].

Sexto mandamiento:

No cometerás homicidio[42].

Varias veces en el Nuevo Testamento, el homicidio o asesinato está incluido en la lista de pecados. Por ejemplo:

Se han llenado de toda clase de maldad, perversidad, avaricia y depravación. Están repletos de envidia, homicidios, disensiones, engaño y malicia[43].

Del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias[44].

Séptimo mandamiento:

No cometerás adulterio[45].

Este mandamiento se repite textualmente en la epístola a los Romanos como también en la epístola de Santiago[46]. A lo largo del Nuevo Testamento se hace referencia a la inmoralidad sexual en un sentido amplio.

Se ha sabido de un caso de inmoralidad sexual entre ustedes, que ni siquiera los paganos tolerarían, y es que uno de ustedes tiene como mujer a la esposa de su padre[47].

No caigamos en la inmoralidad sexual, como lo hicieron algunos de ellos, y por lo cual en un solo día murieron veintitrés mil[48].

El cuerpo no es para la inmoralidad sexual, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo[49].

Octavo mandamiento:

No robarás[50].

Pablo citó este mandamiento en su epístola a los Romanos[51]. Aludió a él cuando instruyó:

El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados[52].

A lo largo de las epístolas encontramos otros versículos que ilustran este mandamiento[53].

Noveno mandamiento:

No darás falso testimonio contra tu prójimo[54].

Aunque este mandamiento no se repite textualmente en el Nuevo Testamento, diversos versículos sí hablan en contra de la mentira y las falsedades.

Habiendo dejado la mentira, hablen la verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros[55].

Dejen de mentirse los unos a los otros, puesto que han desechado al viejo hombre con sus malos hábitos[56].

También aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entrometidas, hablando lo que no debieran[57].

Décimo mandamiento:

No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo[58].

Cuando Pablo escribió sobre pecados específicos, dijo:

Hagan morir lo terrenal en sus miembros, [...] malos deseos y la avaricia[59].

Se han llenado de toda clase de maldad, perversidad, avaricia[60].

El Nuevo Testamento enseña que la Ley Mosaica se ha cumplido y que los cristianos no están obligados a seguir la Ley; sin embargo, también pregona que los principios inscritos dentro de la Ley Mosaica sirven de instrumento didáctico para indicar qué conductas agradan a Dios y cuáles le desagradan. Dado que los Diez Mandamientos enseñan verdades aplicables a nuestra vida cristiana, la presente serie —Vivir el cristianismo— se sirve de los Diez Mandamientos como marco para explorar los valores morales y la ética cristiana.


Nota

A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Utilizados con permiso.


[1] Jeremías 31:31 (NBLH).

[2] Para mayor información sobre las alianzas, véase La alianza, 1ª a 3ª partes.

[3] Lucas 22:19,20 (RVA-2015).

[4] Mateo 26:28.

[5] 2 Corintios 3:14.

[6] 2 Corintios 3:10–14.

[7] Hebreos 7:22 (NVI).

[8] Hebreos 8:9,10.

[9] Romanos 7:6.

[10] Los siguientes puntos son una síntesis del capítulo 8 del libro Christian Ethics de Wayne Grudem (Wheaton: Crossway, 2018).

[11] 1 Corintios 7:18,19.

[12] Hebreos 13:15.

[13] Romanos 12:1 (NBLH).

[14] Colosenses 2:16,17 (NVI).

[15] Marcos 7:14,15.

[16] Romanos 13:1,2.

[17] 1 Pedro 2:13,14 (NVI).

[18] Gálatas 3:19.

[19] Gálatas 3:24,25.

[20] Juan 8:46 (RVA-2015).

[21] 1 Pedro 2:22.

[22] 1 Juan 3:5 (RVC).

[23] Hebreos 4:15.

[24] Colosenses 2:11.

[25] Mateo 11:28.

[26] Juan 18:36.

[27] 2 Timoteo 3:16,17 (NVI).

[28] Romanos 15:4.

[29] 1 Corintios 10:11 (NBLH).

[30] Éxodo 20:3 (RVA-2015).

[31] Romanos 1:25.

[32] Efesios 5:5. V. también 1 Corintios 5:10,11, Gálatas 5:20, Apocalipsis 9:20, 22:15.

[33] Éxodo 20:4,5 (RVA-2015).

[34] Romanos 1:21–23.

[35] Éxodo 20:7 (RVA-2015).

[36] 2 Pedro 2:12 (NVI).

[37] Éxodo 20:8–11 (RVA-2015).

[38] Éxodo 20:12 (RVA-2015).

[39] Romanos 1:29,30.

[40] 1 Timoteo 1:9 (NVI).

[41] 2 Timoteo 3:2.

[42] Éxodo 20:13 (RVA-2015).

[43] Romanos 1:29 (NVI).

[44] Mateo 15:19.

[45] Éxodo 20:14 (RVA-2015).

[46] Romanos 13:9, Santiago 2:11.

[47] 1 Corintios 5:1 (RVC).

[48] 1 Corintios 10:8 (RVC).

[49] 1 Corintios 6:13 (RVA-2015).

[50] Éxodo 20:15 (RVA-2015).

[51] Romanos 13:9.

[52] Efesios 4:28 (NVI).

[53] Santiago 5:4, 1 Corintios 6:9,10, Tito 2:9,10.

[54] Éxodo 20:16 (RVA-2015).

[55] Efesios 4:25 (RVA-2015).

[56] Colosenses 3:9 (NBLH).

[57] 1 Timoteo 5:13.

[58] Éxodo 20:17 (RVA-2015).

[59] Colosenses 3:5 (NBLH).

[60] Romanos 1:29.

 

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