Lo esencial: Naturaleza y personalidad de Dios

Enviado por Peter Amsterdam

mayo 8, 2012

Dios existe por Sí mismo (aseidad)

(En Lo esencial: Introducción se puede consultar un preámbulo y una explicación de toda esta colección de artículos.)

El primer versículo de la Biblia —y otros— enseña que Dios existía desde antes de la creación de los Cielos y la Tierra.

En el principio creó Dios los cielos y la tierra[1].

Antes que los montes fueran engendrados, y nacieran la tierra y el mundo, desde la eternidad y hasta la eternidad, Tú eres Dios[2].

Todo lo que existe en el universo y todos los seres celestiales fueron creados por Dios. Antes de la creación del universo, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo ya existían y constituían la Trinidad. Todos ellos participaron en la creación[3].

Alabadlo, vosotros todos Sus ángeles; alabadlo, vosotros todos Sus ejércitos. Alabadlo, sol y luna; alabadlo, todas vosotras, lucientes estrellas. Alabadlo, cielos de los cielos y las aguas que están sobre los cielos. Alaben el nombre del Señor, porque Él mandó, y fueron creados[4].

En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Este estaba en el principio con Dios. Todas las cosas por medio de Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho fue hecho[5].

La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas[6].

El hecho de que Dios creara el universo y todo lo que en él hay significa que todo lo que existe le debe su existencia. No solo le debe el haber llegado a ser, sino también su existencia actual y futura.

Para nosotros, sin embargo, solo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para quien nosotros existimos; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual han sido creadas todas las cosas y por quien nosotros también existimos[7] [8].

Él […] es el resplandor de Su gloria, la imagen misma de Su sustancia y quien sustenta todas las cosas con la palabra de Su poder[9].

En Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de Él y para Él. Y Él es antes que todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten[10].

Señor, digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder, porque Tú creaste todas las cosas, y por Tu voluntad existen y fueron creadas[11].

Dios es necesario; la creación, contingente

Todo lo que existe depende del poder sustentador de Dios. Todo lo creado es contingente, es decir, no existe por sí mismo; su existencia depende de otro ente.

No era necesario que toda la creación existiera; habría sido posible que no existiera. Dios podría haber optado por no crear el universo. En ese caso, Dios igual habría existido, puesto que existía antes de crearlo. De ahí que Dios exista necesariamente, lo cual significa que Su existencia no depende más que de Sí mismo, mientras que toda la creación existe de forma contingente, dado que para ser necesita a Dios.

Como ente no contingente, Dios, para ser, no depende de nada. Nadie lo creó. Existe por Sí mismo. Siempre ha sido y siempre será. Es completamente independiente y autosuficiente.

El teólogo Jack Cottrell lo expresó de la siguiente manera:

Su origen y su existencia no dependen de nada. A diferencia de la creación, no tiene una existencia contingente: Su existencia es necesaria, existe necesariamente, sería imposible que no existiera[12].

William Craig explica:

Solo Dios existe necesariamente por Sí mismo; todo lo demás tiene una existencia contingente y depende de Él. En el terreno de la realidad, de la existencia, hay una dicotomía radical entre existencia necesaria y existencia contingente. Por consiguiente, no es cierto que Dios sea un ente más como el resto, porque es diametralmente distinto de todos los demás entes que existen. Los demás son contingentes; su existencia proviene de otro, a saber, de Dios. Su existencia depende radicalmente de otro, mientras que Dios —y solo Dios— existe necesariamente y por Sí mismo[13].

Cuando Dios se manifestó a Moisés y este le preguntó Su nombre, Dios dijo:

«Yo soy el que soy». Y añadió: «Así dirás a los hijos de Israel: “Yo soy me envió a vosotros”»[14].

«Yo soy el que soy» da a entender que Su existencia no viene determinada por nada más, no depende de nada más.

El teólogo Wayne Grudem expone:

Eso quiere decir que Dios siempre ha sido y siempre será exactamente lo que es. Su existencia y Su naturaleza no dependen de ningún elemento de la creación. Sin la creación, Dios seguiría siendo infinitamente amoroso, infinitamente justo, eterno, omnisciente, trino, etc.[15]

Los padres de la Iglesia concluyeron que la existencia de Dios era a se, que en latín significa de y por sí mismo. En español ese atributo se llama aseidad. Otros términos similares son inmortalidad, independencia, indestructibilidad y autosuficiencia. La aseidad de Dios significa que Su existencia no depende de nada fuera de Sí mismo, que tiene vida en Sí mismo y es la fuente de toda vida.

Como el Padre tiene vida en Sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en Sí mismo[16].

El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas ni es honrado por manos de hombres, como si necesitara de algo, pues Él es quien da a todos vida, aliento y todas las cosas. Porque en Él vivimos, nos movemos y somos[17].

Contigo está el manantial de la vida; en Tu luz veremos la luz[18].

Infinitud de Dios

La existencia de Dios por Sí mismo es diferente de toda otra forma de vida, pues toda la demás vida depende de Él, mientras que Él no depende de nadie. Su modo de existir es distinto del de todo lo demás y todos los demás. La aseidad de Dios es un atributo exclusivo Suyo; todo lo demás existe ab alio (por otro)[19]. Él es un ente infinito; todo lo demás es finito. Él es infinito porque no está limitado por nada que esté fuera de Él.

Louis Berkhof lo explica de la siguiente manera:

La infinidad de Dios es esa perfección Suya que le permite ser libre de toda limitación. Al atribuírsela a Dios negamos que haya o pueda haber algo que constituya una limitación para el Ser divino o para Sus atributos. Implica que Dios no está de ninguna manera limitado por el universo, por nuestro espacio-tiempo, o circunscrito al universo[20].

J. Rodman Williams dice:

Con Dios no hay confinamiento, no hay limitación. Él trasciende todo lo que creó[21].

Los siguientes versículos expresan de distintas maneras la infinitud de Dios:

Grande es el Señor y digno de suprema alabanza; Su grandeza es insondable[22].

Grande es el Señor nuestro y mucho Su poder, y Su entendimiento es infinito[23].

¿Es verdad que Dios habitará sobre la tierra? Si los cielos, y los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta Casa que yo he edificado?[24]

¿Podrás tú descubrir las profundidades de Dios? ¿Podrás descubrir los límites del Todopoderoso? Altos son como los cielos; ¿qué puedes tú hacer? Más profundos son que el Seol; ¿qué puedes tú saber? Más extensa que la tierra es su dimensión, y más ancha que el mar. Si Él pasa, o encierra, o convoca una asamblea, ¿quién podrá impedírselo?[25]

La infinitud de Dios se entiende mejor al examinar Su omnisciencia —conocimiento ilimitado—, Su omnipotencia —poder y dominio ilimitados—, Su omnipresencia —trascendencia del espacio—, Su eternidad —trascendencia del tiempo— y Su inmutabilidad —inalterabilidad—, atributos que estudiaremos en artículos posteriores.

Si bien Dios en Sí es infinito, se ha impuesto limitaciones por voluntad propia. Al crear a los ángeles y seres humanos y dotarlos de libre albedrío, al capacitarlos para escoger entre el bien y el mal, se impuso la limitación de permitirles tomar decisiones que puedan tener resultados que Él no desea. Tales limitaciones no inciden en la infinitud de Dios, porque se las ha impuesto voluntariamente.

Jack Cottrell escribe:

Dios no está limitado por naturaleza, sino por elección. No tenía ninguna necesidad de crear, ni la creación tenía por qué incluir seres con libre albedrío. (La creación es un acto voluntario.) Puesto que se trata de un asunto de elección divina y puesto que a Dios no le son impuestas limitaciones externas, la creación no se contradice en modo alguno con Su infinitud esencial; no representa de ninguna manera un incumplimiento de Su entero dominio sobre lo que creó. La autolimitación es coherente con la infinitud; es más, el hecho de que Dios tenga libertad para limitarse a Sí mismo según Su voluntad es el indicador supremo de Su infinitud[26].

El hecho de que Dios sea infinito implica que posee todas Sus características en un grado infinito. Es infinitamente amoroso, misericordioso, clemente, santo, sabio, poderoso, conocedor de las cosas, etc. Es un ser sin límites y por eso se lo llama el Ser Supremo.

Independencia y libertad de Dios

Por ser Dios el Creador del universo y tener existencia propia, no hay mayor poder o ser que Él. Tiene libertad para hacer lo que le plazca. Tiene total autodeterminación. No responde ante ninguna autoridad aparte de Sí mismo. No hay nada que lo obstruya. No está sujeto a limitación alguna. Nada le puede impedir hacer Su voluntad. Nada fuera de Sí mismo lo restringe.

¡Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho![27]

Considerados como nada son los habitantes todos de la tierra; Él hace según Su voluntad en el ejército del cielo y en los habitantes de la tierra; no hay quien detenga Su mano y le diga: «¿Qué haces?»[28]

¿Quién le dio poder sobre la tierra? ¿Quién lo puso a cargo de todo el mundo? Si pensara en retirarnos su espíritu, en quitarnos su hálito de vida, todo el género humano perecería, ¡la humanidad entera volvería a ser polvo! [29]

¿Quién me ha dado a Mí primero, para que Yo restituya? ¡Todo lo que hay debajo del cielo es Mío![30]

«¿Quién le dio a Él primero, para que le fuera recompensado?», porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén.[31]

Dios es el dador de la vida. Es infinito y tiene suma libertad, autoridad y poder. Todo lo que hace es coherente con Su divina naturaleza y personalidad. Porque es santo, amoroso, recto, justo, misericordioso, paciente y clemente, todo lo que hace es santo, amoroso, recto, justo, misericordioso, paciente y clemente. Sus acciones no son nunca contrarias a Su naturaleza. El saber eso nos infunde fe para confiar en Él completamente.


Notas

A menos que se indique otra cosa, los versículos citados proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Utilizados con permiso. También se citan versículos de la Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH) y de la Nueva Versión Internacional (NVI).


[1] Génesis 1:1.

[2] Salmo 90:2 (NBLH).

[3] El tema de la Trinidad con relación a la creación se aborda con más detalle en Lo esencial: La Trinidad (primera parte), en particular en la sección Concepto de la Trinidad en el Antiguo Testamento.

[4] Salmo 148:2–5.

[5] Juan 1:1–3.

[6] Génesis 1:2.

[7] 1 Corintios 8:6.

[8] Al hablar de los atributos y la personalidad de Dios, es importante tener presente que lo que se dice de Dios se aplica a cada una de las Personas de la Trinidad, puesto que cada una de ellas es Dios; son tres Personas en un solo Dios. Gran parte de lo que se nos ha revelado sobre la naturaleza, la personalidad y los atributos de Dios se basa en pasajes del Antiguo Testamento. En términos generales, en el Antiguo Testamento se habla de Dios como una sola persona, no tres, dado que el concepto de que en Dios hay tres personas no fue revelado plenamente hasta el período neotestamentario. Por eso, al leer las descripciones veterotestamentarias de la naturaleza y personalidad de Dios uno puede tener la impresión de que se refieren únicamente a Dios Padre, cuando en realidad retratan a las tres personas de la Trinidad (extracto de Lo esencial: Naturaleza y personalidad de Dios: Preliminares).

[9] Hebreos 1:3.

[10] Colosenses 1:16,17.

[11] Apocalipsis 4:11.

[12] Cottrell, Jack: What the Bible Says About God the Creator, Wipf and Stock Publishers, Eugene, 1983, p. 247.

[13] Craig, William Lane: The Doctrine of God, charla de la serie Defenders.

[14] Éxodo 3:14.

[15] Grudem,Wayne: Teología sistemática: Una introducción a la doctrina bíblica, Vida, 2007, p. 165.

[16] Juan 5:26.

[17] Hechos 17:24,25,28.

[18] Salmo 36:9.

[19] Moreland, J. P., y Craig, William Lane: Philosophical Foundations for a Christian Worldview, Intervarsity Press, 2003, p. 504.

[20] Berkhof, Louis: Teología sistemática, Libros Desafío, 1998.

[21] Williams, J. Rodman: Renewal Theology, Systematic Theology from a Charismatic Perspective, Zondervan, Grand Rapids, 1996, tomo 1, p. 55.

[22] Salmo 145:3.

[23] Salmo 147:5.

[24] 1 Reyes 8:27.

[25] Job 11:7–10.

[26] Cottrell, Jack: What the Bible Says About God the Creator, Wipf and Stock Publishers, Eugene, 1983, p. 243,244.

[27] Salmo 115:3.

[28] Daniel 4:35.

[29] Job 34:13–15 (NVI).

[30] Job 41:11.

[31] Romanos 11:35,36.

Traducción: Jorge Solá y Gabriel García V.

 

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