Lo esencial: Naturaleza y personalidad de Dios
junio 19, 2012
Enviado por Peter Amsterdam
Lo esencial: Naturaleza y personalidad de Dios
Omnipotencia de Dios
(En Lo esencial: Introducción se puede consultar un preámbulo y una explicación de toda esta colección de artículos.)
Dios, que creó todas las cosas a partir de la nada —creatio ex nihilo en términos teológicos—, es todopoderoso. La palabra que empleamos tradicionalmente para describir el poder infinito de Dios es omnipotencia. Proviene de dos términos latinos: omni, que significa totalidad; y potens, que quiere decir poder. Dios tiene el poder para hacer lo que determine.
En el Antiguo Testamento, cuando Dios convino un pacto con Abraham, declaró que Él era el Shaddai, que en hebreo veterotestamentario significaba Dios Todopoderoso, Dios que puede más que ninguno. El Shaddai se emplea seis veces en Génesis y Éxodo y once en Ezequiel. Shaddai significa Todopoderoso y figura 36 veces a lo largo del Antiguo Testamento en alusión a Dios. En el Nuevo Testamento la palabra griega que denota Todopoderoso, pantocrátor, se emplea en diez ocasiones, casi todas ellas en el Apocalipsis.
Cuando Abrán tenía noventa y nueve años se le apareció el Señor y le dijo: Yo soy el Todopoderoso. Tenme presente en tu vida y vive rectamente.[1]
Le dijo Dios: «Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y un conjunto de naciones saldrán de ti, y reyes saldrán de tus entrañas».[2]
Yo me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente.[3]
El espíritu de Dios me hizo y el soplo del Omnipotente me dio vida.[4]
Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres, que eras y que has de venir, porque has tomado Tu gran poder y has reinado.[5]
La Escritura expresa que Dios tiene la facultad y el poder absoluto de cumplir cualquier designio que sea Su voluntad.
Nada hay imposible para Dios.[6]
Mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.[7]
¿Hay algo demasiado difícil para el Señor? Volveré a ti al tiempo señalado, por este tiempo el año próximo, y Sara tendrá un hijo.[8]
Yo soy el Señor, Dios de todo ser viviente, ¿acaso hay algo que sea difícil para Mí?[9]
Yo sé que Tú lo puedes todo y que no hay nada que no puedas realizar.[10]
Nuestro Dios está en los cielos; Él hace lo que le place.[11]
El formidable poder de Dios se manifiesta en Su obra de creación del universo. La Biblia enseña que Dios creó el universo y todo lo que en él hay —incluido nuestro mundo— de la nada. Dice que habló y fue creado.
Él dijo, y fue hecho; Él mandó, y existió.[12]
Dios[…], el Dios que da vida a los muertos y crea las cosas que aún no existen.[13]
Dijo Dios: «Sea la luz». Y fue la luz. […] Luego dijo Dios: «Haya un firmamento en medio de las aguas» […]. Dijo también Dios: «Reúnanse las aguas que están debajo de los cielos en un solo lugar, para que se descubra lo seco». […] Después dijo Dios: «Produzca la tierra hierba verde» […]. Dijo luego Dios: «Haya lumbreras en el firmamento de los cielos […]. Dijo Dios: «Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra». […] Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su especie […]. Entonces dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen».[14]
El teológo Thomas F. Torrance describe así la doctrina de la creatio ex nihilo:
La creación del universo a partir de la nada no significa que este hubiera sido creado de algo que era nada; lo creó de nada en absoluto. No fue creado de la nada; llegó a existir por mandato absoluto de la Palabra de Dios, de tal manera que no habiendo nada con antelación, el universo en su totalidad cobró existencia.[15]
¡Cuesta imaginar una mayor demostración de poder que la tuvo lugar al crear el mundo a partir de la nada! Jeremías considera que la creación es prueba de que nada es difícil para Dios. El apóstol Pablo manifestó que la creación es un medio de percibir el poder y naturaleza divinos.
¡Ah, Señor!, Tú hiciste el cielo y la tierra con Tu gran poder y con Tu brazo extendido. Nada hay que sea difícil para Ti.[16]
Lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó: lo invisible de Él, Su eterno poder y Su deidad, se hace claramente visible desde la creación del mundo y se puede discernir por medio de las cosas hechas. Por lo tanto, no tienen excusa.[17]
Teniendo en cuenta el intrincamiento y la complejidad del universo y de nuestro mundo, tener la capacidad de crearlo implica un poder increíble. Me parecieron muy certeras las palabras de Jack Cottrell en ese sentido:
Además del hecho riguroso de la creación a partir de la nada, la omnipotencia de Dios resulta más imponderable todavía si se tiene en cuenta el tamaño y naturaleza del universo creado. Su extensión es tan grande que ni siquiera alcanzamos a comprenderlo… Nuestra galaxia de 100 mil millones de estrellas tiene una amplitud aproximada de 100.000 años luz. Y probablemente existen cerca de 100 mil millones de galaxias en el universo observable. Muchas de esas galaxias solo son visibles con un telescopio de 200 pulgadas, cuya lente tardó 10 meses en enfriarse y once años en pulirse. ¡Dios, en cambio, creó el vasto universo pronunciando una sola palabra! La cantidad de materia originada en ese momento creativo es inimaginable. Según un cálculo, nuestro propio sol pierde cinco millones de toneladas de su materia por segundo; sin embargo, a pesar de esa vertiginosa pérdida, todavía durará muchos miles de millones de años.[18]
Al crear el universo, Dios también creó el poder activo y latente que contienen las cosas creadas. Las creaciones de Dios —desde el átomo hasta las estrellas y las galaxias— encierran poder dentro de sí. Dios ha creado el universo con un poder natural que procede del Todopoderoso.
Una vez habló Dios; dos veces he oído esto: que de Dios es el poder.[19]
El poder natural de las cosas creadas se aprecia en la actividad habitual del mundo. El sol irradia luz y calor, las plantas crecen, el agua se evapora y se condensa en lluvia, los planetas giran alrededor del sol y otras tantas acciones.
El poder de Dios también se hace manifiesto cuando, actuando fuera del accionar común de la naturaleza, Él obra milagros. Partió las aguas de un mar para que Su pueblo pudiera andar sobre tierra seca; envió fuego del cielo para consumir un sacrificio; hizo que una virgen concibiera un hijo por medio del Espíritu Santo, el cual llegaría a ser la encarnación de Dios; cuando ese hijo creció, sanó a los enfermos y levantó a gente de los muertos; luego de ser crucificado, Dios lo resucitó a Él mismo de los muertos y lo transportó corporalmente al Cielo. Estos milagros también son prueba de la omnipotencia de Dios.
Moisés extendió su mano sobre el mar, e hizo el Señor que el mar se retirara por medio de un recio viento oriental que sopló toda aquella noche. Así se secó el mar y las aguas quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel entraron en medio del mar, en seco, y las aguas eran como un muro a su derecha y a su izquierda.[20]
Entonces cayó el fuego del Señor, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y secó el agua de la zanja. Cuando todo el pueblo lo vio, se postraron sobre su rostro y dijeron: «El Señor, Él es Dios; el Señor, Él es Dios».[21]
Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen […]. Y el ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús». Entonces María dijo al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que soy virgen?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con Su sombra; por eso el Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios».[22]
Quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sé que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que Tú me has enviado». Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: «¡Lázaro, ven fuera!» Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario.[23]
El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo en un madero. A este, Dios ha exaltado con Su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.[24]
El poder de Dios es infinito, es decir, que es ilimitado, inconmensurable. En tales condiciones, Él no solo tiene el poder para hacer las cosas que ha hecho, sino también para hacer lo que podría hacer pero no ha hecho. La Biblia alude a algunas de esas cosas, por ejemplo transformar piedras en hijos de Abraham o enviar legiones de ángeles para librar a Jesús. Si bien Dios posee un poder sin límites y tiene la facultad de hacer esas cosas, no las hizo.
No penséis decir dentro de vosotros mismos: «A Abraham tenemos por padre», porque Yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.[25]
¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a Mi Padre, y que Él no me daría más de doce legiones de ángeles?[26]
Si bien la Escritura afirma que Dios puede hacer todas las cosas, al mismo tiempo expresa que hay ciertas cosas que Dios no puede hacer. No puede anularse a Sí mismo actuando en contra de Su propia naturaleza y personalidad. No puede mentir. No puede ser tentado por el mal ni tentar a los seres humanos a hacer el mal. No puede obrar impíamente ni pervertir la justicia. No puede transgredir Su justicia.
Si somos infieles, Él permanece fiel.[27]
Para la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no puede mentir, prometió antes de los tiempos de los siglos.[28]
Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.[29]
Cuando alguno es tentado no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni Él tienta a nadie.[30]
Cuando la Biblia anuncia que Dios es todopoderoso y que puede hacer todo, debe entenderse que Dios puede hacer todo lo que sea coherente con Su naturaleza y personalidad.
El teólogo J. Rodman Williams lo explica de la siguiente manera:
No es omnipotencia en el sentido de poder puro y absoluto. Porque el Dios que es todopoderoso es el Dios cuya misma esencia es santidad, amor y verdad. Por tanto, hace y hará únicamente aquello que esté en armonía con Su ser. Decir que es imposible que Dios actúe impíamente o practique el mal no coarta en modo alguno Su omnipotencia, así como tampoco lo haría decir, por ejemplo, que es imposible para Dios disponer Su no-existencia. Esas son contradicciones morales y lógicas sobre el mismo ser y naturaleza del Dios Todopoderoso. En la Escritura, la omnipotencia de Dios aparece una y otra vez asociada con Su personalidad.[31]
Jack Cottrell escribió:
¿Es la insuficiencia de Dios para hacer esas cosas una expresión de debilidad de Su parte? ¡Para nada! Más bien lo contrario es verdad. Poder hacer esas cosas sería una expresión de debilidad. Se trata de actos negativos, no positivos; realizarlos implicaría falta de fuerza. El no poder realizarlos no es una limitación, sino al contrario: una aseveración de Su poder. Otro modo de abordar estas «imposibilidades» es que son contrarias a la naturaleza misma de Dios; y es evidente que la omnipotencia no incluye la precisión de que Dios debe tener la facultad de ser inconsecuente con su propia naturaleza. Dios no podía pecar o aniquilarse a Sí mismo, ya que por la naturaleza misma de las cosas, o más concretamente, por la naturaleza misma de Dios, esos actos constituyen imposibilidades.[32]
Wayne Gruden dice:
Si bien el poder de Dios es infinito, el uso que Él hace de ese poder está condicionado por Sus demás atributos (del mismo modo en que todos los atributos de Dios condicionan Sus actos).[33]
Además de no contraponerse a Su naturaleza y personalidad, Dios no puede realizar imposibilidades lógicas. Por ejemplo, Dios no puede hacer un círculo cuadrado. No puede hacer que 5 más 5 sean 11. Esas son cosas lógicamente imposibles.
Para explicar la omnipotencia de Dios en relación con las imposibilidades lógicas, William Lane Craig afirmó:
¿Puede Dios hacer cosas lógicamente imposibles? Por ejemplo, ¿podría Dios hacer un círculo cuadrado? ¿Podría Dios hacer un soltero casado? ¿Podría Dios producir dos realidades simultáneas: que Jesús vino y murió en la cruz y que Jesús no vino y murió en la cruz? ¿Podría Dios crear un triángulo redondo? Esas cosas por lo general están exentas de la omnipotencia divina. La inmensa mayoría de teólogos cristianos no interpreta que la omnipotencia de Dios le otorgue la facultad de hacer cosas lógicamente imposibles. Lo cierto es que si nos detenemos a pensarlo esas cosas son inexistentes. No existen casos de solteros casados. Es quimérico pensar que puede haber un triángulo redondo. Son simples combinaciones de palabras que al juntarlas resultan incoherentes. No son otra cosa que contradicciones lógicas. Por eso, decir que Dios está imposibilitado para producir contradicciones lógicas no significa que haya cosas que Dios no sea capaz de hacer, toda vez que esas cosas son ilusorias. Así pues, decir que Dios no puede producir una contradicción lógica no es coartar Su omnipotencia.[34]
La omnipotencia de Dios es un factor importante que edifica nuestra fe en Él, por cuanto no es un ser que haga afirmaciones o promesas gratuitas que no tiene la potestad para cumplir. Dios tiene el poder para hacer efectivo lo que ha prometido. Prometió que por medio de Abraham bendeciría al mundo entero; que la simiente y descendencia de David sería perpetua; que el Mesías nacería en Belén, y padecería y moriría por los pecados de la humanidad. Cumplió la palabra empeñada.[35] Profetizó sucesos con siglos de anticipación; y acontecieron.[36] Cuando leemos las promesas que nos ha hecho, podemos depositar nuestra entera confianza en lo que dijo, dada Su condición de Creador todopoderoso y sostenedor del universo y de todo lo que en él hay. Aquel cuyo poder es infinito es nuestro padre, y nosotros Sus hijos. Estamos a salvo entre Sus brazos.
Notas
A menos que se indique otra cosa, los versículos citados proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Utilizados con permiso. También se citan versículos de la versión Reina-Valera de 1909, de la Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH), de la versión Dios Habla Hoy (DHH) y de La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH).
[1] Génesis 17:1 (BLPH).
[2] Génesis 35:11.
[3] Éxodo 6:3.
[4] Job 33:4.
[5] Apocalipsis 11:17.
[6] Lucas 1:37.
[7] Mateo 19:26.
[8] Génesis 18:14 (NBLH).
[9] Jeremías 32:27.
[10] Job 42:2 (DHH).
[11] Salmo 115:3 (NBLH).
[12] Salmo 33:9.
[13] Romanos 4:17 (DHH).
[14] Génesis 1:3, 6, 9, 11, 14, 20, 24, 26.
[15] Thomas F. Torrance, The Christian Doctrine of God: One Being, Three Persons (Edinburgh: T & T Clark, 1996), 207.
[16] Jeremías 32:17.
[17] Romanos 1:19,20.
[18] Jack Cottrell, What the Bible Says About God the Creator (Eugene: Wipf and Stock Publishers, 1983), 303.
[19] Salmo 62:11.
[20] Éxodo 14:21,22.
[21] 1 Reyes 18:38,39 (NBLH).
[22] Lucas 1:26, 27, 30, 31, 34, 35 (NBLH).
[23] Juan 11:41-44.
[24] Hechos 5:30,31.
[25] Mateo 3:9.
[26] Mateo 26:53.
[27] 2 Timoteo 2:13
[28] Tito 1:2 (RVA)
[29] Hebreos 6:18
[30] Santiago 1:13
[31] J. Rodman Williams, Renewal Theology, Systematic Theology from a Charismatic Perspective (Grand Rapids: Zondervan, 1996), Vol. 1, p. 71.
[32] Jack Cottrell, What the Bible Says About God the Creator (Eugene: Wipf and Stock Publishers, 1983), 300.
[33] Wayne Grudem, Systematic Theology, An Introduction to Biblical Doctrine (Grand Rapids: InterVarsity Press 2000), 217.
[34] William Lane Craig, The Doctrine of God, Defenders Series Lecture 9.
[35] Enseguida reproducimos los pasajes bíblicos en los que figuran las promesas mencionadas. Por la Historia sabemos que se cumplieron.
El Señor había dicho a Abram: «Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra» (Génesis 12:1-3). Se pronunció alrededor de 1800 a.C. Se cumplió luego de la Resurrección de Cristo, en el año 31 d.C. aprox.
Cuando tus días se cumplan y reposes con tus padres, levantaré a tu descendiente después de ti, el cual saldrá de tus entrañas, y estableceré su reino. El edificará casa a Mi nombre, y Yo estableceré el trono de su reino para siempre. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre delante de Mí; tu trono será establecido para siempre (2 Samuel 7:12,13,16, NBLH). Se pronunció alrededor de 1000 a.C. Se cumplió cuando Jesús resucitó de los muertos, en el año 31 d.C. aprox.
Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad. (Miqueas 5:2, NBLH). Se pronunció entre 750 a.C. y 686 a.C. Se cumplió en el año 4 a.C. aprox.
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en sufrimiento; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado y no lo estimamos. Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, ¡pero nosotros lo tuvimos por azotado, como herido y afligido por Dios! Mas Él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre Él el castigo, y por Sus llagas fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas el Señor cargó en Él el pecado de todos nosotros (Isaías 53:3-6). Se pronunció entre 740 a.C. y el 680 a.C. Se cumplió en la crucifixión de Cristo, en el año 31 d.C. aprox.
[36] He aquí algunos ejemplos de episodios que se profetizaron con mucha anterioridad y que por la Historia sabemos que ocurrieron:
* El pueblo judío, exiliado en Babilonia al momento de esta profecía, retornaría de su destierro babilónico y reconstruiría Jerusalén. Siglos después aparecería el Mesías, al cual rechazarían, y Jerusalén y su templo serían destruidos. Se pronunció alrededor de 530 a.C. Se cumplió en 70 d.C.
Setenta semanas [hebdómadas o periodos de 7 años] están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, poner fin al pecado y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, sellar la visión y la profecía y ungir al Santo de los santos. Sabe, pues, y entiende que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas y sesenta y dos semanas; se volverán a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, y nada ya le quedará. El pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario, su final llegará como una inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones (Daniel 9:24-26).
* Israel sería destruido. Esta predicción se cumplió cuando el ejército romano devastó Israel. Se pronunció cerca de 1400 a.C. Se cumplió en 70 d.C.
El Señor traerá contra ti una nación venida de lejos, de los confines de la tierra, que volará como águila, una nación cuya lengua no entiendas; gente fiera de rostro, que no tendrá respeto del anciano ni perdonará al niño. Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan en toda tu tierra los muros altos y fortificados en que tú confías. Sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que el Señor, tu Dios, te haya dado (Deuteronomio 28:49, 50, 52).
* El Mesías sería descendiente del Rey David. Se pronunció entre el 626 y el 586 a.C. Se cumplió con el nacimiento de Jesús, alrededor del año 4 d.C.
Vendrá un día en que haré que David tenga un descendiente legítimo, un rey que reine con sabiduría y que actúe con justicia y rectitud en el país (Jeremías 23:5, DHH).
* Los escombros de la ciudad de Tiro serían arrojados al mar. Alejandro Magno cumplió esta predicción cuando ordenó a sus hombres que construyeran un puente de piedra desde la costa hasta la isla de Tiro aprovechando los escombros que habían quedado de la ciudad. Se pronunció entre el 587 a.C. y el 586 a.C. Se cumplió entre el 333 a.C. y el 332 a.C.
Robarán tus riquezas y saquearán tus mercaderías; arruinarán tus muros, destruirán tus casas preciosas y arrojarán en medio del mar tus piedras, tu madera y tus escombros (Ezequiel 26:12).
* Cuatro grandes reinos revelados a Daniel en un sueño. Los imperios babilonio, medo-persa, griego y romano. Se pronunció alrededor de 530 a.C. Se cumplió entre los años 530 a.C. y 100 d.C.
Tú, rey, veías en tu sueño una gran imagen. Esta imagen era muy grande y su gloria, muy sublime. Estaba en pie delante de ti y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Después de ti se levantará otro reino, inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. Y el cuarto reino será fuerte como el hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, así él lo desmenuzará y lo quebrantará todo. (Daniel 2:31-33, 39,40).
Traducción: Gabriel García V. y Felipe Mathews