1 Corintios: Capítulo 3 (versículos 10-17)
julio 16, 2024
Enviado por Peter Amsterdam
1 Corintios: Capítulo 3 (versículos 10-17)
[1 Corinthians: Chapter 3 (verses 10-17)]
Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, como perito arquitecto he puesto el fundamento, y otro está edificando encima. Pero cada uno mire cómo edifica encima[1].
Anteriormente, en este capítulo (v. 6), Pablo empleó la metáfora del sembrador; ahora, en cambio, se refiere a sí mismo como un arquitecto o maestro de obra que ha echado los cimientos. Si bien él había efectuado la labor inicial de fundar la iglesia de Corinto, otros estaban edificando sobre sus cimientos. Dejó claro que su función era únicamente poner un cimiento mediante la gracia que Dios le había concedido.
Pablo les recuerda a sus lectores que habrá una cantidad de personas llamadas a edificar. Puede que solo estuviera pensando en los líderes que trabajaban en aquel momento en Corinto; no obstante, sus dichos se aplican a todos los cristianos. Más adelante demostrará que todos los cristianos poseen dones de Dios aptos para edificar la iglesia. Se espolea a todos los cristianos en cuanto al modo en que «edifican».
Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo[2].
Pablo expone el mismo argumento que planteó antes[3], es decir, que la iglesia no se puede edificar sobre ningún otro cimiento que no sea Cristo. Puede que muchos traten de poner otros cimientos y construir sobre ellos, mas no tendrán éxito, ya que los que no se basen en Él están fundados sobre la arena.
Si alguien edifica sobre este fundamento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno u hojarasca, la obra de cada uno será evidente, pues el día la dejará manifiesta. Porque por el fuego será revelada; y a la obra de cada uno, sea la que sea, el fuego la probará[4].
Enseguida centra la atención en la pena que se impondrá a los que edifiquen mal y el premio que tocará a los que construyan como es debido. Recurre a la primera de cuatro condiciones (las otras tres las cubrirá en los versos 14 al 17). Da por sentado que la obra de algunas personas perdurará (v. 14) y la de otras se quemará (v. 15). Se preocupa por los edificadores y los materiales que emplean, dado que algunas obras serán consumidas por el fuego y otras no.
Pablo se proyecta hacia «el día». Ya con anterioridad se había referido a este como «el día de nuestro Señor Jesucristo», en el versículo 1:8, donde se lo considera positivamente como el día en que el pueblo de Dios comparecerá ante el tribunal del Señor. En el Antiguo Testamento, el Día se refiere al juicio venidero[5].
El versículo 13 demuestra lo que quiere decir Pablo cuando declara que la obra de cada uno se hará manifiesta. El Día la pondrá en evidencia, pues al pasar por el fuego, el trabajo de edificación y los materiales empleados para tal efecto quedarán al descubierto y se verá claramente lo que son.
Desde el albor de los tiempos la Escritura ha asociado el fuego con la presencia de Dios, Aquel que obra con rectitud y es Juez y Salvador. Castigó con fuego a Sodoma y Gomorra[6], se le apareció a Moisés en una zarza ardiente[7] y descendió sobre el monte Sinaí con fuego[8]. En Hebreos 12:29 se nos dice que nuestro Dios es fuego consumidor. Cuando en el Nuevo Testamento se plantea que el fuego juzga o pone a prueba, comunica el sentido de que el propio Señor juzgará y pondrá a prueba.
Si permanece la obra que alguien ha edificado sobre el fundamento, él recibirá recompensa. Si la obra de alguien es quemada, él sufrirá pérdida; aunque él mismo será salvo, pero apenas, como por fuego[9].
Pablo indica que el constructor cuya obra perdure habiendo sobrevivido a la prueba de fuego recibirá recompensa. En cambio, los edificadores cuya obra resulte «quemada» sufrirán pérdida, pero aun así se salvarán.
Cada persona es responsable según la contribución que haya hecho al edificio y recibirá recompensa o pérdida según la calidad de la obra realizada. Si el edificio arde y se hace humo, los edificadores descubren que han trabajado en vano. Si el edificio permanece en pie, los edificadores recibirán recompensa por su fiel servicio. La frase recibirá recompensa significa recibir sueldo por la labor ejecutada. La pérdida a la que se alude no se refiere a la salvación, sino más bien a la no obtención de una recompensa.
¿No saben que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en ustedes?[10]
Pablo reitera que a la iglesia de Corinto se la debe considerar templo de Dios y que por ende los creyentes tienen la obligación de estar unificados en Cristo. Son templo de Dios porque el Espíritu de Dios habita en ellos. No saben es una pregunta retórica y Pablo espera que estén de acuerdo con lo que ha escrito. Ocho veces aplica en esta epístola este tipo de interrogación retórica[11]. La pregunta suele introducir un apartado de la epístola en el que Pablo demuestra particular preocupación por las maneras de proceder o comportamientos de los creyentes. Con estos términos recalca que lo que les está diciendo es fundacional y debe ser aceptado por todos.
El templo en este pasaje no se refiere al conjunto de edificaciones del templo de Jerusalén con todos sus patios, sino al edificio propiamente dicho, el lugar santo. Pablo considera a los creyentes edificio de Dios[12]. Más adelante en esta carta aludirá al cuerpo de creyentes como templo del Espíritu Santo[13]. En esta parte Pablo quiere que los maestros, dirigentes y creyentes entiendan la significación que tiene la iglesia.
Si alguien destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque santo es el templo de Dios, el cual son ustedes[14].
Es esta una fuerte advertencia, un decreto. Puede ser que cuando Pablo escribió eso tuviera en mente a algunos dirigentes de la iglesia que promovían sectarismo y causaban división. Pablo ha dejado de hablar de las obras de los dirigentes que serán penadas o premiadas y ahora alude a la destrucción de todo el que ha jugado un papel en la destrucción de la iglesia. Con ello advierte a toda la iglesia. Por lo visto buena parte de esta tenía inclinación a estimar y recurrir a ciertos líderes por su rango o jerarquía en lugar de admirar y acudir al Señor.
(Continuará.)
Nota
A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de las versiones Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995, y Reina Valera Actualizada (RVA-2015), © Editorial Mundo Hispano. Utilizados con permiso.
[1] 1 Corintios 3:10.
[2] 1 Corintios 3:11.
[3] 1 Corintios 1:23, 2:2.
[4] 1 Corintios 3:12,13.
[5] Isaías 66:15,16, Sofonías 1:7–18, Malaquías 3:2,3.
[6] Génesis 19:24,25.
[7] Éxodo 3:2.
[8] Éxodo 19:18.
[9] 1 Corintios 3:14,15.
[10] 1 Corintios 3:16.
[11] Versículos 6:2, 3, 9, 15, 16, 19; 9:13, 24.
[12] 1 Corintios 3:9.
[13] 1 Corintios 6:19.
[14] 1 Corintios 3:17.