Efecto comprobado, 1ª parte

abril 18, 2015

Enviado por María Fontaine

[Proof That It Works—Part 1]

Hace un tiempo oí hablar de un excelente estudio académico que me parece que puede ser muy provechoso para todos nosotros, para reforzar nuestra convicción de ser mensajeros de Dios donde sea que Jesús nos pida que estemos. Las pruebas presentadas en ese trabajo del sociólogo Robert Woodberry[1] pueden sernos muy útiles para formular una descripción objetiva, convincente e irrefutable de la influencia positiva del cristianismo. Reproduzco unos pasajes de un artículo de Christianity Today sobre dicho estudio:

Cuando los colonos de raza blanca que vivían en Sudáfrica amenazaron con apoderarse de las tierras de los nativos, [un misionero del siglo XIX llamado John] Mackenzie ayudó a su amigo y aliado político Khama III a viajar a Gran Bretaña. Allí Mackenzie y sus colegas realizaron campañas de recogida de firmas, hicieron de traductores para Khama y otros dos jefes en mítines políticos e incluso organizaron una audiencia con la reina Victoria. Finalmente sus esfuerzos convencieron a Gran Bretaña para que aprobara un acuerdo de protección de tierras. Sin ese acuerdo, es probable que la república de Botsuana no existiría en la actualidad.

Robert Woodberry, un «sociólogo tranquilo y persistente», ha presentado argumentos científicos y convincentes de que los anales de las misiones protestantes occidentales «incluyen a muchos como John Mackenzie».

Para que se hagan una idea más clara del contenido del estudio de Woodberry, pedí a uno de mis colaboradores que hiciera un resumen del artículo y del trabajo de Woodberry. En esta presentación incluyo partes de ese resumen.

Woodberry y sus colegas estuvieron 14 años acumulando información para su investigación, la cual respalda la conclusión radical de que las zonas donde los misioneros protestantes tuvieron una presencia importante tienen hoy en día, por lo general, un mayor desarrollo económico, comparativamente mejor salud, menor mortalidad infantil, menos corrupción, más alfabetización, mayor nivel de escolarización (en particular en el caso de las mujeres) y una participación más activa en asociaciones no gubernamentales.

Woodberry concluyó que el efecto positivo que tuvieron los misioneros en la democracia fue causado por quienes llama protestantes convertidores. Definió a los protestantes convertidores como aquellos que «(1) se esfuerzan por convencer a otros de sus creencias, (2) hacen hincapié en que los laicos lean la Biblia en la lengua vernácula, y (3) creen que las personas se salvan por la gracia, por la fe, por una decisión personal, no por la pertenencia a un grupo ni por los sacramentos. Los protestantes convertidores no son forzosamente ortodoxos ni conservadores». ¡Creo que esos tres puntos reflejan muy bien el enfoque de LFI!

El clero protestante financiado por el Estado, al igual que los misioneros católicos de antes de la década de los sesenta, no tuvieron un efecto comparable en las zonas donde trabajaron. Resulta que el operar de manera independiente, sin control gubernamental, supuso una gran diferencia en la eficacia de los misioneros. Woodberry descubrió que los que no fueron financiados por el Estado recibieron más apoyo de la población. Averiguó que, por ejemplo, fueron ellos los que más campañas hicieron contra los abusos, más liderazgo ejercieron para ayudar a la gente común a proteger sus tierras y más se esforzaron por poner fin al tráfico de opio, combatir los abusos de los terratenientes y desempeñar un papel fundamental en el movimiento abolicionista. Hicieron eso por amor a la gente, porque se preocupaban por los demás, veían que habían sufrido injusticias y querían ayudar a enmendar la situación.

Lucharon asimismo por promover la alfabetización y la educación de las masas, conscientes de que si todos somos iguales a los ojos de Dios, todos deberían tener acceso a la Biblia en su propio idioma y por lo tanto todos deberían saber leer. Al crear las condiciones para que la gente aprendiera a leer la Biblia, le dieron también la capacidad de salir de la pobreza y establecer movimientos democráticos.

Philip Jenkins, profesor de Historia en la Universidad Baylor, dijo de este estudio:

«Por más que traté de hallarle defectos, la teoría se sostiene. [Tiene] grandes implicaciones en el estudio global del cristianismo».

Otro profesor dijo:

«[El estudio es] increíblemente complejo y tiene una buen base».

El Dr. Robin Grier, profesor de la Universidad de Oklahoma, dijo de este trabajo:

«No soy religioso. […] Jamás me he sentido muy cómodo con la idea de [misionar]; me daba horror. Luego leí el trabajo de Bob y pensé: “¡Vaya! Es asombroso. [Esos misioneros] dejaron un gran legado”. Me ha hecho cambiar de opinión y replantearme el asunto».

El artículo de Christianity Today continúa diciendo:

«Más de una docena de estudios han confirmado las conclusiones de Woodberry. El número creciente de trabajos de investigación está empezando a cambiar los puntos de vista de académicos, cooperantes y economistas sobre la democracia y el desarrollo».

Es una prueba clara y convincente de la capacidad de los misioneros para ejercer un efecto benéfico en las culturas y las personas y tener sistemáticamente un fuerte impacto positivo en el mundo.

A los cristianos se nos pide que seamos embajadores de la verdad, el amor, la sabiduría y la libertad. Debido al amor incondicional de Jesús por nosotros, estamos dispuestos a sacrificarnos por el bien de los demás. Para muchos, esa es una prueba irrefutable de que es verdad lo que les decimos acerca del amor de Dios. Transforma vidas y va a contrapelo de tantísimos males que aquejan a la humanidad, como las guerras, la violencia, la codicia, el ansia de poder y la explotación. Nuestras palabras y obras de amor señalan un camino mejor.

¡Qué tarea tan idealista, clarividente y loable! Por ese motivo, en muchas partes donde ha habido misioneros, estos son muy respetados por la población. En país tras país, la labor de los misioneros cristianos ha aportado enormes beneficios y ha dejado huella en la vida de millones de personas.

La experiencia adquirida por un misionero puede ser una parte valiosa de su currículum vitae. Es algo de lo que uno puede enorgullecerse, porque indica un alto grado de dedicación, integridad, seriedad, interés por los demás, autodisciplina, honradez y determinación para alcanzar las metas que uno se propone. Esas son algunas de las características más deseables para casi cualquier trabajo.

Ser misionero requiere dedicación y determinación. Uno tiene que estar dispuesto a defender lo que cree con el fin de lograr su propósito, tanto si está misionando en una región remota como si vive en su propio país.

Tu fe y la verdad y el amor de Jesús son formidables cualidades si las pones en práctica. Fíjate en los doce discípulos. Mientras seguían a Jesús de un lado a otro y observaban lo que Él hacía y decía, no destacaron tanto. Sin embargo, cuando empezaron a defender sus convicciones y a aprovechar toda oportunidad que se les presentaba de enorgullecerse de la fe, la formación y la dedicación que los motivaba, hasta los dirigentes eruditos de su época —algunos de los cuales los odiaban— no pudieron menos que maravillarse.

Al igual que los discípulos, probablemente te toparás con oposición. Sin embargo, el conocimiento de la realidad de cómo te ha cambiado Jesús y de lo que estás en condiciones de aportar puede liberarte. Así pues, da a conocer los hechos, las pruebas del impacto que puedes tener cuando Jesús obra por medio de ti, para demostrar de qué movimiento formas tú parte como cristiano. Algunos apreciarán tu firme fe en el Señor, otros no; pero su impacto en el mundo hablará por sí solo. Donde sea que te encuentres, mientras más permitas que Su Espíritu resplandezca a través de ti, más numerosas serán las personas en las que influirás y tendrás un efecto positivo.

Eres parte de ese efecto bueno que ofrecen los cristianos y que históricamente ha sido importante. Tus esfuerzos seguirán cambiando este mundo y perpetuando el estupendo legado de verdad, libertad y propósito que hemos recibido de Jesús y por el cual nos regocijaremos a Su regreso.

El artículo de Christianity Today acerca de Robert Woodberry tiene por título El mundo que los misioneros hicieron. Su autora es Andrea Palpant Dilley y se puede leer aquí. (También se puede encontrar buscándolo en Google).

El estudio de Woodberry del año 2012, que sirvió de base para el artículo de Christianity Today, está aquí (en inglés).


[1] Robert Woodberry es profesor adjunto de Ciencias Políticas y director del Project on Religion and Economic Change de la Universidad Nacional de Singapur. También es académico no residente del Institute for Studies of Religion de la Universidad Baylor, investigador asociado del Religious Freedom Project (RFP) del Berkley Center y participó en el Christianity and Freedom Project. Es sociólogo y se ha especializado en el impacto de la religión en el desarrollo político y el cambio económico.