El mejor experto
enero 6, 2018
Enviado por María Fontaine
El mejor experto
[The Ultimate Expert]
Hace poco, el Señor me dio una sencilla ilustración acerca de mis oraciones. Llegó como respuesta cuando busqué Su ayuda con respecto a una situación en que se necesitaban Sus soluciones espirituales que iban más allá de lo que yo podía hacer.
Empezó haciéndome recordar a un cristiano que queremos mucho y que vive muy cerca de nosotros. Es una de esas personas que tiene gran habilidad para resolver problemas de un modo práctico. Casi siempre está dispuesto a ayudarnos con prácticamente lo que sea que haga falta. Por ejemplo, cuando los insectos habían empezado a hacer un nido en un rincón de una ventana, o una bombilla eléctrica estaba demasiado alta para alcanzarla sin una escalera, o teníamos una tubería obstruida o un problema eléctrico que no sabíamos cómo arreglar.
Lo llamamos a él si necesitamos ayuda para mover objetos o muebles pesados. A él acudimos si tenemos que determinar cómo reemplazar pilas poco comunes, o para que nos ayude a entender instrucciones complicadas o a buscar información específica. Incluso una vez me cortó el pelo cuando nadie más podía hacerlo en ese momento.
Sabe cómo hacer limpiezas excepcionales. Y cuando Peter no puede hacerlo, me lleva en auto al médico o al dentista. A veces desempeña el papel de mis ojos y me lee algo. Está dispuesto, preparado y feliz de hacerlo. Es una persona que tiene talento para arreglar cosas y que parece saber un poco de casi todo.
Así pues, cuando algo no funciona bien y Peter y yo no podemos arreglarlo o resolver el problema, o no podemos hacerlo nosotros, lo llamamos. Es estupendo no tener que preocuparnos acerca de tantos detalles que surgen y que pueden ser molestos porque, aunque sean pequeños, pueden hacer que trabajos más grandes se detengan por completo debido a que esas cosas más pequeñas no funcionan o no podemos hacerlas sin ayuda.
Es un gran alivio saber que esa persona está ahí y que podemos llamarla en cualquier momento. No nos preocupamos porque sé que él se encargará de todo, o se asegurará de que quede arreglado.
Cuando consulté a Jesús acerca de una situación espiritual que parecía más allá de lo que yo podía solucionar, dijo:
Quiero que recuerdes a tu amigo que tiene talento para arreglar cosas o resolver problemas. No te preocupas de que no responda cuando lo llamas, ni de que no se atienda lo que necesitas que se haga. No te preocupas de que tu amigo no encuentre la solución a lo que necesitas en términos prácticos.
Soy el que te arregla las cosas espiritualmente. ¡Soy el Señor Arreglalotodo, el que arregla todo lo que necesitas! Soy tu electricista, tu plomero, tu restaurador. Cuando tu espíritu está agotado, soy el que hace una limpieza profesional para que se renueve. Soy el que elimina plagas que intenten infiltrarse en tu vida de manera negativa. Desempeño muchos otros papeles.
Solo haz una pausa y piensa en los paralelos espirituales a las cuestiones físicas que se te presentan, y quedará claro que estoy ahí para solucionar los problemas. Te ayudo a que todo siga funcionando bien. Tengo las soluciones a los problemas que surgen en el día. Proveo. Estoy ahí para responder a tus peticiones de ayuda cuando te encuentres frente a un dilema que te deje desconcertada.
Soy capaz de aclarar o solucionar cualquier situación que no puedas arreglar. Te doy asesoramiento acerca de los problemas y me encargo de ayudarte a resolverlos. Y además, puedes saber que no debes preocuparte. Sabes que estaré presente y responderé a toda necesidad según Mi plan y perfecta voluntad.
Soy el mejor de los expertos y en todo; así que no fallaré nunca ni te decepcionaré, porque nada puede detenerme ni evitar que vele por que tengas lo que en última instancia será para mayor beneficio tuyo. Puedes tener absoluta tranquilidad porque puedes contar conmigo.
El que te arregla cosas en el plano físico es un pequeño recordatorio de que acudas a Mí, el mejor de los expertos. Si puedes contar con un ser humano para que te ayude cuando lo necesitas, sin duda puedes contar conmigo. Yo nunca fallo. No me enfermo ni tengo que ir a ver a un médico ni me voy de compras ni hay veces en que me tienes que esperar, a menos que al hacerlo se consiga algo bueno en tu vida.
Puedes tener mucha paz cuando acudas a Mí. Te doy Mi paz, más allá de la clase de paz que puedes hallar en el mundo. No debes turbarte, no tienes que tener miedo ni preocuparte, porque puedes confiar en que siempre estaré a tu disposición, y que nada es imposible para Mí.
Estas son unas bellas promesas de la Palabra de Dios que confirman lo que Él dice en los párrafos anteriores:
«Yo soy el Señor, Dios de todo ser viviente, ¿acaso hay algo que sea difícil para mí?» (Jeremías 32:27; RVR 1995).
«Este pobre clamó, y lo oyó el Señor y lo libró de todas sus angustias» (Salmo 34:6; RVR 1995).
«Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar» (Salmo 32:8; RVR 1995).
«Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19; NVI).
«Te aconsejaré con Mis ojos puestos en ti» (Salmo 32:8b; NBLH).
«Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y Él hará derechas tus veredas» (Proverbios 3:5-6; RVR 1995).