Jesús, Su vida y mensaje: Patrocinadoras y discípulas

junio 9, 2020

Enviado por Peter Amsterdam

[Jesus—His Life and Message: Women Supporters and Disciples]

El capítulo 7 del Evangelio de Lucas refiere que una mujer pecadora lavó los pies de Jesús con sus lágrimas, los enjugó con sus cabellos y los ungió con un costoso ungüento[1]. Justo a continuación, en el siguiente capítulo, se menciona a otras mujeres, más concretamente a unas discípulas de Jesús.

El texto comienza con la siguiente frase introductoria:

Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios. Lo acompañaban los doce[2].

En cierto momento después del incidente de la mujer que le lavó los pies, Jesús emprendió lo que hoy en día se llamaría una gira de predicación. El verbo griego traducido como «iba» da a entender un ministerio itinerante continuo, más que un viaje de un lugar a otro[3].

En Su recorrido por distintas ciudades y aldeas, en vez de viajar y predicar Él solo la buena nueva, se llevó a Sus discípulos, para que aprendieran de Él. Dice que, junto con los doce discípulos, también había varias mujeres que viajaban con Él: «Y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades». En tiempos de Jesús, los maestros itinerantes que iban de un sitio a otro eran bastante comunes, y a menudo estaban patrocinados por mujeres. Ahora bien, que hubiera mujeres que viajaban con un rabino itinerante era bien poco frecuente. En un pasaje del Evangelio de Juan, los discípulos de Jesús se sorprenden de que Él esté siquiera hablando con una mujer.

En esto llegaron Sus discípulos y se asombraron de que hablara con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: «¿Qué preguntas?» o «¿Qué hablas con ella?»[4]

El hecho de que Jesús no solo hablara con mujeres, sino que tuviera seguidoras, muestra que Su actitud se desmarcaba bastante de la actitud de la mayor parte de los rabinos del siglo I[5].

Cierto autor explica:

Al aceptar mujeres como seguidoras, Jesús hizo algo muy provocador para Sus contemporáneos. Era inconcebible que un rabino judío tuviera discípulas. Incluso en el culto que se realizaba en la sinagoga solo podían participar los hombres. A las mujeres no se les permitía leer la Torá. […] La oración Shemá les estaba vedada. El precepto de guardar el sábado no se aplicaba incondicionalmente a ellas. No solían recibir instrucción religiosa. Al admitir mujeres como discípulas, Jesús pretende aliviar la situación de la mujer oprimida por la sociedad y promover que se le restituya su dignidad humana[6].

Seguidamente, Lucas nombra a algunas mujeres de ese grupo que se desplazaba con Jesús.

María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza, intendente de Herodes, Susana y otras muchas que ayudaban con sus bienes[7].

Resulta que esas tres mujeres, junto con muchas otras, patrocinaban a Jesús y Sus discípulos. No se nos da ningún detalle sobre Susana ni sobre las muchas otras mujeres que atendían a las necesidades materiales de Jesús y los discípulos; solo dice que lo hacían. Esa información nos permite entrever cómo se cubrieron las necesidades de Jesús durante Su vida pública.

Se nos da más información sobre Juana que sobre las demás. Chuza, su esposo, trabajaba para el rey Herodes, el cual reinaba en aquel entonces. Probablemente Chuza administraba las propiedades de Herodes y por tanto era bastante rico. Juana no solo fue una de las mujeres que atendió a las necesidades materiales de Jesús y Sus discípulos: también fue una de las que visitó la tumba de Jesús tres días después de Su sepultura y les refirió a los discípulos que la había encontrado vacía.

Eran María Magdalena, Juana y María, madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles[8].

Es interesante señalar que hubo otros cristianos relacionados con el rey Herodes. En el libro de los Hechos dice:

Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Níger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo[9].

María Magdalena era del pueblo galileo de Magdala. Dice que de ella habían salido siete demonios. En ningún pasaje del Nuevo Testamento se describe su liberación de esos demonios, pero lo que está claro es que luego se convirtió en una ardorosa seguidora de Jesús. Algunos comentaristas interpretan lo de que estaba poseída por siete demonios como una manera de expresar que su estado, mental o físico, era bastante grave. Otros sugieren que, como el número siete simboliza completitud, decir que tenía dentro siete demonios era como decir que estaba totalmente llena de demonios. Como sea que se interprete, el caso es que Jesús, en algún punto de Su ministerio, vio el estado en que se encontraba, se compadeció de ella y la liberó de esos demonios. El amor y la compasión de Jesús transformaron magníficamente la vida de ella, y se convirtió en discípula y patrocinadora.

En los cuatro evangelios se menciona que María Magdalena estuvo presente cuando crucificaron a Jesús.

Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndolo. Entre ellas estaban María Magdalena…[10]

Tras la muerte de Jesús, estuvo presente cuando lo sepultaron.

Tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue. Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas delante del sepulcro[11].

Después del sábado, las mujeres fueron al sepulcro de Jesús para ungir Su cuerpo con especias, pero se encontraron con que el cuerpo no estaba. Dos ángeles les dijeron:

No está aquí, sino que ha resucitado[12].

Volviendo del sepulcro dieron nuevas de todas estas cosas a los once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana y María, madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles[13].

Es interesante que, en todas las listas de mujeres en que se incluye el nombre de María Magdalena, ella siempre esté en primer lugar, con una sola excepción[14]. Lo mismo sucede con el apóstol Pedro, que siempre es el primero en todas las listas de apóstoles[15]. Podría ser una indicación de que María Magdalena era considerada importante entre las discípulas.

El ministerio de Jesús fue inclusivo. Él se comunicó con gente muy variada, mujeres incluidas, con el ánimo de ganar discípulos. Él y Sus discípulos fueron financiados, al menos parcialmente, por mujeres como María Magdalena, Juana, Susana y probablemente otras. Sus aportes sirvieron para sufragar el ministerio de Jesús y por tanto contribuyeron a cambiar el mundo.


Nota

Todos los versículos de la Biblia proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Utilizados con permiso.


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[1] El incidente se comenta en detalle en La parábola de los dos deudores.

[2] Lucas 8:1.

[3] Morris, Luke, 168.

[4] Juan 4:27.

[5] Stein, Luke, 240.

[6] Gnilka, Jesús de Nazaret: Mensaje e historia, 226.

[7] Lucas 8:2,3.

[8] Lucas 24:10.

[9] Hechos 13:1.

[10] Mateo 27:55,56.

[11] Mateo 27:59–61.

[12] Lucas 24:6.

[13] Lucas 24:9,10.

[14] Mateo 27:55,56,61; 28:1; Marcos 15:40,47; 16:1; Lucas 24:10; Juan 19:25 (la excepción).

[15] Mateo 10:1–4; Marcos 3:16–19; Lucas 6:12–16; Juan 21:2; Hechos 1:13.