Muy cercano y personal

noviembre 29, 2014

Enviado por María Fontaine

«Desde hace años tengo por norma tratar al Señor Jesucristo como un íntimo amigo. No es un credo ni una mera doctrina; lo tenemos a Él, a Él mismo»  Dwight L. Moody

«Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a Mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes»  Juan 15:15 (NVI).

Para muchos de nosotros es importante tener un mejor amigo. Todos tenemos parientes, vecinos, socios comerciales y otras personas agradables con quienes trabajamos o nos asociamos a veces. Hay gente con la que conversamos de cuando en cuando en una cafetería o en algún otro sitio informal. Sin embargo, el vínculo que mantenemos con un mejor amigo es mucho más estrecho. En muchos casos el mejor amigo de una persona es su cónyuge.

Un mejor amigo es alguien de nuestra confianza. Generalmente ha formado parte de nuestra vida desde hace un tiempo y entiende cómo pensamos, reaccionamos y nos sentimos. Con frecuencia conoce nuestra historia, vida y milagros, y es consciente de nuestras victorias, las pruebas que pasamos, los quebrantos y nuestras más profundas inquietudes. Es una persona a la que le confiamos nuestros secretos, que nos acompaña cuando necesitamos oración, ayuda o un oído atento. Sabemos que estará a nuestro lado desinteresadamente y nos dará ánimos.

El vínculo que tienes con un mejor amigo implica que deseas que otras personas lo conozcan también. Quieres incluirlo en lo que sea que estés haciendo y además sentirte parte de lo que sea que esté haciendo él. En pocas palabras, tu vida y la de tu mejor amigo están entrelazadas. Se comprenden y se aceptan íntima y profundamente, en un grado que no se da con muchas otras personas.

Jack Zavada, anfitrión de un sitio web cristiano, habla del tipo de amigo íntimo que es Jesús[1]:

Jesús experimentó en carne propia la soledad del ser humano y comprendió que así como necesitamos un salvador, también nos hace falta un amigo.

¿Qué mejor amigo podríamos tener? Jesús es tenazmente leal. Perdona todas tus faltas. Te apoya y te da aliento cuando más lo necesitas, y te escucha cuando quieres desahogarte. Es un oyente incansable. Te ama como un amigo que quiere verte desarrollar hasta alcanzar tu máximo potencial. No abriga celos. Únicamente anhela lo mejor para ti.

Qué estupendos motivos para que nosotros, los cristianos, celebremos el cumpleaños de nuestro más querido y absolutamente perfecto amigo: Jesús. Un amigo así es tan valioso que merece que lo emulemos y se lo presentemos a los demás. Debemos hacer todo lo posible por profundizar nuestra amistad con Él en todo sentido. Yo quiero hacer participar a Jesús en todo aspecto de mi vida. Estoy dispuesta a hacer todo lo que Él quiera, siempre y cuando Él y yo lo podamos hacer juntos. Tiene que ver más con nuestra profunda amistad que con la actividad mismaque estemos realizando. Por mucho esfuerzo y arduo trabajo que requiera, para mí vale la pena hacerlo juntos. Si Él está dispuesto a ser mi amigo en las buenas y en las malas, yo desde luego quiero corresponderle esa amistad.

Él me garantiza que aun cuando meto la pata y soy infiel, Él permanece fiel[2]. Por una amistad así vale la pena pagar cualquier precio; sin embargo, Él nos la obsequia. Lo menos que podemos hacer es compartir ese regalo con los demás.

Hagamos de la Navidad una celebración, no solo del nacimiento de nuestro Salvador, ¡sino también de nuestro mejor amigo! Regalémosle lo que más desea: la oportunidad de ser para otros el mismo Salvador maravilloso y perfecto amigo que es para nosotros.


[1] Paute aquí para visitar su sitio web.

[2] 2 Timoteo 2:13.