Remontar el vuelo
septiembre 29, 2018
Enviado por María Fontaine
Remontar el vuelo
[Soaring Above]
Si alguna vez has sentido culpa, remordimiento o condenación por algo, es posible que el siguiente mensaje te dé esperanza.
Al leer el presente artículo, recuerda que tú eres una persona amada incondicionalmente, sea cual sea tu situación. En tu caso, es posible que la fuente de esos sentimientos negativos sea algo que hiciste o que dejaste de hacer en el pasado reciente o lejano. Tal vez se trate de algo que esté relacionado con decisiones que, con la ventaja de la percepción retrospectiva, ahora te parecen equivocadas.
Digamos que te parece que no has hecho lo suficiente para Jesús o por los demás; o que tal vez no has logrado victorias o cambiado en algunos aspectos de tu vida, y así sigue la lista con las razones por las que tal vez te castigas.
Sea lo que sea, Su amor por ti es igual de grande que el amor que tiene por todos Sus hijos. Él quiere que puedas rescatar y recoger lo bueno de cada situación y que en consecuencia tengas más sabiduría. Él quiere que sueltes las cargas de la condenación o remordimiento y que las dejes caer en Sus manos.
¡Él quiere que consigas una victoria! Te ayudará a remontarte espiritualmente por encima del pasado y hacia Su futuro glorioso. No hay un adulto en la Tierra que en algunos momentos no haya tenido motivos para sentir el peso de sus errores y pecados. Sin embargo, Dios es lo bastante poderoso como para aprovechar incluso esas cosas para nuestro bien.
¡Sabes que Jesús te ama muchísimo! ¡Lo has escuchado por años! Sin embargo, ¿te has detenido a pensar en que Su amor por ti se manifiesta de una manera única y personal? Tal vez puedes hacerte una idea al escuchar lo que Él dijo en profecía a una persona muy querida que me escribió para pedir oración.
Jesús: Mi amor, sé que es difícil. Sé que es una lucha. Lo sé muy bien; estoy ahí contigo. Deja que te consuele, que te dé los tiernos cuidados y el apoyo que necesitas. El enemigo trata de abrumarte con agotamiento mental y físico. Trata de debilitar tu determinación de aferrarte a Mí. No le permitas que te convenza de que Yo te estoy castigando, porque eso es completamente falso.
Deja tus cargas y permite que te rodee con Mis brazos y que con suavidad te anime a descansar la cabeza en Mi hombro. Quiero que escuches con cuidado lo que digo, Mi amor. Esta vida no consiste en que intentes hacer todo a la perfección y que Yo te castigue por lo que no sea perfecto. Esta vida es Mi regalo para ti. Es un tiempo para que tengas experiencias, que madures y que aprendas bajo Mi guía amorosa y a Mi cuidado.
A veces, los problemas resultan de las malas decisiones. Sin embargo, cuando me perteneces, y así es en tu caso, puedes tener la certeza de que haré que todo redunde en tu bien, ya sea en esta vida o en la otra.
Hay muchas dificultades, desafíos y pérdidas en tu paso por esta vida, pero eso es parte de lo que te ayuda a tener compasión y comprensión, lo que te hará más como Yo y que te ayudará a conocerme mejor.
Estas experiencias contribuyen a que llegues a tener sabiduría. Hacen que tengas fortaleza y convicción. Tus fracasos te ayudan a darte cuenta de que hay mucho más que se puede aprender. Tus pecados te dan oportunidad de descubrir la grandeza de Mi perdón. El que tengas que aferrarte a Mí en épocas de profundo pesar o pérdida y finalmente veas que Mi amor levanta los pesos que llevas, contribuye a probarte que Mi amor es incondicional. Todavía estoy ahí mismo, junto a ti, llevándote hacia nuevas y mayores victorias.
He visto todos los errores, todos los fracasos, todos los pecados y debilidades, todo lo que temes que te separará de Mí y de Mis bendiciones en tu vida. Por una parte, he visto todo ello, y por otra, he visto tu amor y deseo de venir a Mí. He guardado lo bueno y he desechado todo lo negativo. En el torrente de Mi amor por ti he quitado todos los errores, pecados y faltas.
¿Me puedes confiar eso? ¿Puedes perdonarte como Yo te he perdonado? ¿Puedes desechar el remordimiento y la culpa? ¿Puedes darme gracias por lo bueno que ha surgido o que un día se manifestará en tu vida a partir de esas cosas?
Acude a Mí y me encontrarás ahí mismo, sosteniéndote con fuerza. A pesar de todo lo que enfrentas, encontrarás la fuerza para dar el siguiente paso, y luego el que sigue y así sucesivamente. De esos pasos llegarás a entender que cuando digo que nunca te dejaré ni te abandonaré, lo digo de todo corazón, Yo, el Dios del universo, el único que puede prometer algo así y hacer que suceda, te lo ha dicho.
No lleves esos pesos, Yo ya he pagado por ellos. Sé que no eres una persona perfecta. Por eso estoy aquí contigo ahora mismo. Por eso elegí ser tu Salvador. Eres un ejemplo perfecto de Mi amor: una persona pecadora, salvada por Mi gracia. Eres una persona estupenda que me conoce y me ama por encima de todo lo demás; y sabes que en ti no hay esperanza, ¡pero en Mí hay todo lo que necesitas y más!
«Ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús; y porque ustedes pertenecen a Él, el poder del Espíritu que da vida los ha libertado del poder del pecado, que lleva a la muerte». Romanos 8:1-2 (NTV)
* * *
Podemos tomar la decisión de hacer lo que dice Su Palabra: olvidarnos de lo que queda atrás y esperar con ansia lo que está adelante[1].
¿Por qué deberíamos permitir que la culpa y la condenación dominen nuestro corazón y mente cuando Dios quiere que mejoremos y aprendamos de nuestros errores, equivocaciones y fracasos? Cuando nos reprochamos y nos denunciamos a nosotros mismos, derribamos lo que Dios construye en nuestra vida.
Se podría comparar a una edificación que lleva muchas décadas de existencia. Es posible que parezca desgastada, y que tal vez haga falta cambiar algunas partes. Sin embargo, el experto restaurador ve más allá de lo superficial, ve los cimientos y la estructura del edificio. Muchos edificios antiguos se construyeron con materiales de alta calidad, los que en realidad se vuelven más fuertes con el tiempo.
Al igual que esos edificios, Jesús ve el verdadero valor en nosotros. Sabe de qué nos ha hecho, que somos sólidos y que vale la pena que seamos preservados. El enemigo de nuestra alma quiere declarar que somos un edificio en ruina, sin valor y que merecemos la bola de demolición. Quiere convencernos para que lo dejemos echar abajo lo bueno por medio de la culpa y la condenación por nuestras imperfecciones. Lo hace porque así espera triturar la belleza y el núcleo sólido que Jesús nos ha ayudado a construir.
Jesús es el mejor experto en restauración. Ve los cimientos sólidos de la fe y la compasión, misericordia, convicción y el carácter adquirido por medio de la experiencia y nuestro camino espiritual con el Señor. Es posible que periódicamente saque cosas que hace falta cambiar, pero procura conservar y restaurar las cualidades irremplazables que Él diseñó en nosotros, dejar al descubierto los puntos fuertes y la belleza. Acerca de ese tema, hizo el siguiente comentario en esta profecía:
Jesús: Tengo que restaurarte. Cuando te has dañado por las dificultades de la vida o desgastado por la edad y el uso, no tiro las cosas que te hacen la persona que eres. Restauro tu belleza. Conservo tu brillo, que proviene de haber pasado por tantas pruebas y sufrimientos. Como ocurre con algunas maderas que se emplean para hacer muebles o instrumentos musicales, al ser restaurados esos artículos no quedan exactamente como cuando eran nuevos. Se convierten en algo mejor, porque lo que han soportado les da cualidades especiales que no se encuentran en la madera nueva.
Las resinas endurecidas han intensificado los colores, han aumentado su fuerza y mejorado su resonancia. Esas cosas no se pueden crear sin el tiempo y las presiones por las que han pasado. En gran medida es una de las razones de que con el tiempo aumente el valor de esos artículos; a veces muchísimo.
* * *
Con el amor de Dios, todo es posible, si pones tu voluntad del lado de Dios. Hace falta humildad, confianza, mucha perseverancia y determinación, pero puedes negarte a morar en la prisión de la culpa, la condenación y el desaliento. En cambio, ¡puedes alabar al Señor por la victoria que Jesús ha ganado para ti! Puedes regocijarte porque te espera un brillante porvenir. Es posible que te sientas una persona destrozada, que no hay reparación para ti. Sin embargo, el Señor toma cada trozo y te transforma en una vasija útil, hermosa, para Su gloria.
Pues estoy a punto de hacer algo nuevo. ¡Mira, ya he comenzado! ¿No lo ves? Haré un camino a través del desierto; crearé ríos en la tierra árida y baldía. Isaías 43:19 (NTV)
Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Eclesiastés 3:11 (NTV)
Cada vez Él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; Mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí. 2 Corintios 12:9 (NTV)
[1] Filipenses 3:13-14.