2 Tesalonicenses: Capítulo 2 (2ª parte)

mayo 23, 2023

Enviado por Peter Amsterdam

[2 Thessalonians: Chapter 2 (Part 2)]

Anteriormente, en el capítulo 2:1-8, Pablo escribió que será manifestado aquel inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el soplo de Su boca y destruirá con el resplandor de Su venida. Enseguida continuó describiendo al inicuo o anárquico:

El advenimiento del inicuo es por operación de Satanás, con todo poder, señales y prodigios falsos, y con todo engaño de injusticia entre los que perecen por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos[1].

Luego de mencionar la venida del Señor en el versículo 8, que provocará la destrucción del inicuo, Pablo pasa a describir que ese «inicuo» hará señales y prodigios. En el versículo 9 se nos dice que el poder que desplegará será de orden satánico. La frase operación de Satanás (en otras versiones, obra o actividad de Satanás) pone de relieve que el inicuo o anárquico, por medio de señales sobrenaturales, engañará a los que no hayan aceptado el evangelio. Pablo quiere proteger a los tesalonicenses impidiendo que caigan en ese engaño, dado que la falsa enseñanza con respecto al día del Señor ya se había infiltrado en la iglesia (v. 2).

Entre otros milagros, el inicuo hará falsos prodigios y señales. En otras partes del Nuevo Testamento se habla positivamente de las señales y prodigios[2]; esta vez, sin embargo, corresponden a actividades satánicas. Pablo declara que detrás de esos prodigios está el poder del mismo Satanás, y los califica de falsos. Un autor lo explica así:

Varios textos antiguos atestiguan que los falsos milagros acompañaban a determinadas sectas y que aquellos eran característicos del culto imperial [la adoración de los emperadores como entes divinos]. Entre dichos prodigios caben mencionar imágenes capaces de hablar y moverse, así como la producción de truenos y relámpagos. Si bien el apóstol reconoce los trucos que hará «el inicuo» según los convencionalismos religiosos de la época, no deja de señalar que un verdadero poder satánico obra en él[3].

El versículo 10 pasa a describir el engaño del inicuo, junto con el acto de negarse a aceptar la verdad del evangelio y las consecuencias de dicho rechazo. El inicuo u hombre de anarquía se presentará con falsos milagros, señales y prodigios, y empleará cualquier otro método para promover su falacia, la cual abrazarán quienes hayan rechazado el evangelio. Se describe dicha falacia como engaño de injusticia; otras traducciones lo catalogan de engaño de iniquidad (RVR 60), toda clase de maldad para engañar (DHH), mentiras malignas (NTV) y toda perversidad (NVI). Los que dan crédito al inicuo son los que se pierden o perecen, es decir los que no son salvos. El poder de Satanás obra para asegurarse de que la gente se pierda eternamente. La epístola de Pablo expresa su convicción de que el destino final de una persona está ligado a la verdad, el evangelio que se ha predicado en Tesalónica.

Por esto, Dios les enviará una fuerza de engaño para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad sino que se complacieron en la injusticia[4].

Puesto que los incrédulos rechazaron la verdad del evangelio, Dios los sentenció de modo sorprendente. Les envió un poder engañoso para que creyeran en lo falso. Por no haber recibido la verdad, Dios les envía confusión, de suerte que resultan incapaces de distinguir entre la verdad y las mentiras, lo que a su vez los lleva a creer una mentira como si fuese la verdad. En otros escritos de Pablo encontramos más textos alusivos a que Dios deja a los incrédulos a merced de los pecados y errores que han aceptado y acogido.

Por tanto, Dios los entregó a la impureza, en las pasiones de sus corazones, para deshonrar sus cuerpos entre sí[5].

Como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos para no ver, y oídos para no oír, hasta el día de hoy[6].

Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, los entregó Dios a una mente reprobada para hacer lo que no es debido[7].

Quienes rechazan la verdad y dan crédito a la mentira promovida por el inicuo o anárquico, a la postre optan por creer en lo que es falso. Se lo creen convencidos por la fuerza de engaño que se enseñoreó de ellos tras haber rechazado la verdad del evangelio.

En el versículo 12 Pablo continúa explicando la justicia divina que recaerá sobre los que hayan creído al inicuo. Como consecuencia serán condenados. Estas son personas que han rechazado el mensaje del evangelio y se alinearon con el inicuo o anárquico. No solo rehusaron creer en el evangelio, sino que se complacieron en la injusticia.

A estas alturas el tema de la epístola cambia y Pablo da gracias a Dios porque el evangelio se ha difundido entre los tesalonicenses y porque estos han creído en su verdad. Reconforta a los fieles de la iglesia de Tesalónica asegurándoles que, contrariamente a los incrédulos que han rechazado el evangelio, ellos han aceptado el llamamiento divino, son amados de Dios y fueron elegidos por Él para salvación cuando retorne Jesús.

Pero nosotros debemos dar gracias a Dios siempre por ustedes, hermanos amados del Señor, de que Dios los haya escogido desde el principio para salvación, por la santificación del Espíritu y fe en la verdad[8].

Esto hace eco de la primera expresión de agradecimiento que aparece más temprano en la epístola, en 2 Tesalonicenses 1:3. Expone la obligación que Pablo y sus compañeros sienten de dar gracias a Dios. El apóstol hace referencia a que Dios eligió a los creyentes de Tesalónica y al amor que alberga por ellos. No explica por qué Dios amó y escogió a los tesalonicenses; solo ofrece agradecimientos por ello. Manifiesta que esos creyentes fueron los primeros frutos de esa iglesia (V. 2 Tesalonicenses 2:13; blph). La versión NTV lo expresa muy bien: Siempre estamos agradecidos de que Dios los eligió para que estén entre los primeros en experimentar la salvación, una salvación que vino mediante el Espíritu —quien los hace santos— y por creer en la verdad[9].

Con este fin los llamó Dios por medio de nuestro evangelio para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo[10].

Dios llamó a los tesalonicenses a creer mediante la prédica del evangelio. Se cercioró de que el mensaje de salvación les llegara por medio de Pablo y sus acompañantes. Dio a este la visión espiritual de predicar el evangelio en la provincia de Macedonia[11], y cuando llegaron a la ciudad de Tesalónica, la gente escuchó y recibió dicho mensaje de Dios. De ahí que Pablo pudiera escribir que los llamó Dios por medio de nuestro evangelio. No fue la oratoria de Pablo la que los ganó, sino que Dios estaba activo en la enseñanza de Pablo y a través de ese mensaje, los llamó.

El motivo de ese llamamiento era hacer partícipes de la gloria de Jesús a los cristianos tesalonicenses. La promesa de recibir gloria era una de las esperanzas de la fe cristiana, como se aprecia en los escritos de Pablo.

Por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios[12].

Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados. Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse[13].

A estos, Dios ha querido dar a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de este misterio entre las naciones, el cual es: Cristo en ustedes, la esperanza de gloria[14].

Así que, hermanos, estén firmes y retengan las doctrinas en que han sido enseñados, sea por palabra o por carta nuestra[15].

La principal preocupación de Pablo era que los creyentes de Tesalónica se mantuvieran firmes y afianzados en su fe, que retuvieran las enseñanzas de los apóstoles a pesar de la actividad de Satanás. Debían continuar fielmente en la doctrina de los apóstoles y mantenerse firmes en ella sin vacilaciones, por mucho que enfrentaran opiniones contrarias. Pablo (en algunas versiones) califica a las enseñanzas de tradiciones, y lo hace de manera positiva. En el marco del Nuevo Testamento las tradiciones tienen a veces un sentido negativo[16]. No obstante, la referencia a tradiciones que hace Pablo aquí describe la enseñanza impartida a la iglesia tesalonicense.

El mismo Señor nuestro Jesucristo, y nuestro Padre Dios quien nos amó y por gracia nos dio eterno consuelo y buena esperanza, anime el corazón de ustedes y los confirme en toda obra y palabra buena[17].

En este momento Pablo pronuncia la primera oración de esta epístola y lo hace a modo de deseo o anhelo. La oración está dirigida tanto a Dios Padre como a nuestro Señor Jesucristo, lo que los pone a ambos en el mismo plano. (Anteriormente, en los versículos 13 y 14, Pablo incluye toda la trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.) Cabe señalar que a diferencia de la mayoría de los versos en que el Padre y Jesucristo aparecen juntos[18], en esta ocasión el nombre del Señor Jesucristo figura en primera posición.

Sin embargo, pese a que Jesús se sitúa en primera posición, es Dios Padre quien nos amó y por gracia nos dio eterno consuelo y buena esperanza. Esto alude a algún evento en que Dios Padre demostró Su amor, muy probablemente en referencia a Su elección de los tesalonicenses. Sea cual fuere el acto de amor que Pablo tenía en mente, el propósito era animar y fortalecer a la iglesia en medio de la persecución y en su lucha contra la falsa doctrina. Al mismo tiempo que enfrentaban a esos adversarios, el amor de Dios nuestro Padre constituía el fundamento de su esperanza.


Nota

A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de las versiones Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995, y Reina Valera Actualizada (RVA-2015), © Editorial Mundo Hispano. Utilizados con permiso.


[1] 2 Tesalonicenses 2:9,10.

[2] Hechos 2:22; 2 Corintios 12:12; Hebreos 2:4.

[3] Green, Gene L., The Letters to the Thessalonians (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 2002), 321.

[4] 2 Tesalonicenses 2:11,12.

[5] Romanos 1:24.

[6] Romanos 11:8.

[7] Romanos 1:28.

[8] 2 Tesalonicenses 2:13.

[9] 2 Tesalonicenses 2:13 NTV.

[10] 2 Tesalonicenses 2:14.

[11] Hechos 16:9,10.

[12] Romanos 5:2.

[13] Romanos 8:17,18.

[14] Colosenses 1:27.

[15] 2 Tesalonicenses 2:15.

[16] Mateo 15:2,3, 6; Marcos 7:8,9, 13.

[17] 2 Tesalonicenses 2:16,17.

[18] Romanos 1:7, 1 Corintios 1:3, 2 Corintios 1:2, Efesios 1:2, 2 Tesalonicenses 1:2, Filemón 3.