¡Feliz Navidad 2010!

diciembre 25, 2010

Enviado por María Fontaine

¡Muy feliz Navidad! Este es un día especial, el Bebé especial, el Hombre especial, el evento especial, el amor especial que nos une a todos —con todos los cristianos del mundo— y que nos une hacia un objetivo en común y una sola mente.

Haber enviado a Jesús a la tierra aquella primera Navidad fue parte de mostrar el gran plan de amor de Dios que hizo posible que nosotros pudiéramos vivir nuestras vidas en amor. Celebramos este don del amor de Dios no solo una vez al año, sino durante todo el año con quienes entienden el verdadero sentido de esta época. La Navidad continúa durante todo el año mientras proclamamos con alegría el nacimiento de Jesús, Su vida, Su muerte y Su resurrección a través de nuestras palabras y hechos.

Lo que celebramos en Navidad es un amor tan monumental que incluye a toda la humanidad, y puede ser expresado en cualquier idioma, por cualquiera y para cualquiera. Al mismo tiempo, es un amor tan íntimo que comprende el dolor profundo y único de cada persona y provee soluciones personalizadas perfectas porque ese amor nos conoce y nos entiende mejor de lo que nos entendemos nosotros mismos.

Gracias por hacer su parte para traer unidad a este mundo y paz a la Tierra al compartir este amor. Como alguien dijo: «¡Oh, Hijo de Navidad! ¡Cuán santa es tu tarea! ¡Guiar al mundo hacia el abrazo de Dios!»[1] Ustedes son parte de ese «abrazo».

Nos diste el don de la risa, compartiste el don de la canción.
Nos diste el don de la empatía, que para siempre va a durar.
Nos diste cartas alegres, nos diste una mano para ayudar.
Te acercaste a tu prójimo, para mostrarles tu comprensión.
Llevaste la noticia de Sus increíbles prodigios, a través de tantas cartas.
Te detuviste para ayudar a los débiles y pobres, y oraste para ahuyentar sus temores.
Diste dones de esperanza y confianza para sanar a los heridos.
Encendiste las relucientes velas de la fe, dando aliento al alma cansada.
Diste ánimo durante los largos y pesados momentos anteriores al alba.
En palabra, hecho y pensamiento, tu vida refleja la canción del mismo corazón de Dios[2].

Peter y yo admiramos a cada uno de ustedes. Sus esfuerzos iluminaron la vida de muchos. Dios en ustedes ha llevado Su toque celestial a otros.

Cada uno de ustedes tiene dentro lo que alguien expresó tan bien: «Una parte de las buenas nuevas, y debido a eso, cada uno de ustedes es… un individuo muy grandioso e importante»[3].

«Cuando proclamas las buenas nuevas, la Navidad deja de ser una fecha, y se convierte en un estado mental»[4].

La Navidad se trata de dar de todas las maneras: Dios dio a Su Hijo; Jesús dio Su vida; nosotros damos amor, que es Su amor; Dios empezó la Navidad dando, y nosotros seguimos haciendo lo mismo.

Como lo expresó un escritor: «La Navidad no es un día más, un evento con el cual cumplir y rápidamente olvidar. Es un espíritu que debería penetrar cada parte de nuestras vidas. Creer que el espíritu de Navidad cambia vidas y trabajar para la realización de su venida a toda la humanidad es la esencia de nuestra fe en Cristo»[5]. Esto es lo que creen y lo que viven.

Hay un bellísimo poema que expresa la misión que Jesús nos encargó cuando vino al mundo:

La Navidad no está en los adornos y las luces y en lo que aparentamos.
El secreto está en el brillo de nuestro interior.
Es encender un fuego en el corazón…
Siendo la bondad y la alegría algo vital.
Es pensar más allá teniendo un mejor plan.
Es un sueño glorioso en el alma del hombre.
La Navidad empieza en lo profundo de nuestro interior…
¡Y luego envuelve al mundo como si fuera una gigantesca ola![6]

Que el Señor siga dándoles el poder para ayudar a otros a descubrir el regalo más hermoso que se haya dado a la humanidad. «Había un regalo para cada uno de nosotros debajo del árbol de la vida hace 2000 años, entregado por Aquel cuyo cumpleaños celebramos hoy. Es un regalo que no se le negó a nadie. Algunos no reclamaron su paquete. Algunos aceptaron el regalo y se lo llevaron, pero olvidaron quitarle el envoltorio para mirar lo que había dentro y descubrir el oculto esplendor. Los paquetes son todos iguales: en cada uno hay un papiro que tiene escrito: “Todo lo que tiene el Padre es tuyo. ¡Tómalo y vive!”»[7]

Oramos que a medida que siguen dando cada día del año, al igual que en Navidad, para que sus vidas sean iluminadas y enriquecidas por las experiencias que vivan, que el Señor los vuelva a llenar y les pague con creces todo sacrificio que hacen para poder llevar Su amor a los demás.

¡Muy feliz Navidad!


[1] Guy Wetmore Carol.

[2] Margaret E. Sangster, adaptado.

[3] Hugo Betti.

[4] Hugo Betti.

[5] William Parks.

[6] Wilfred A. Peterson.

[7] Autor desconocido.