Jesús, Su vida y mensaje: Enseñanzas sobre el amor (2ª parte)

julio 3, 2018

Enviado por Peter Amsterdam

[Jesus—His Life and Message: Jesus on Love (Part 2)]

En la primera parte vimos que Jesús enseñó a Sus discípulos el principio de amar a sus enemigos y les dio ejemplos de conductas con las que podían ponerlo en práctica:

Haced bien a los que os odian; bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian. […] Al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva[1].

A continuación dijo: «Como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos»[2]. Este concepto viene enunciado también en otros textos judíos antiguos, como:

Lo que para ti es odioso, no se lo hagas a tu prójimo, pues eso es toda la Torá. Lo que detestas, no se lo hagas a nadie. Nadie debe hacerle a su prójimo lo que no le gusta para sí.

Si bien estos dichos son parecidos a la frase de Jesús, lo que enseñan es que uno debe evitar tratar a los demás injustamente, de una manera que no desea para sí mismo. Sobre la forma en que Jesús expresó este concepto, cierto autor escribe:

No es un mero mandamiento de no tratar injustamente a los demás, de maneras que uno no desea para sí. Es un mandamiento de tratarlos con la misma consideración y sensibilidad con la que uno quiere que lo traten[3].

Seguidamente Jesús pone tres ejemplos para mostrar que el amor que Él espera de Sus discípulos debe llegar más lejos de lo que dictan las típicas normas sobre el amor. Comienza cada ilustración preguntándoles qué tiene de especial que para manifestar amor realicen acciones que haría cualquier persona, aun un pecador, tras lo cual los exhorta a amar en mayor medida.

Si ustedes aman solamente a quienes los aman a ustedes, ¿qué hacen de extraordinario? Hasta los pecadores se portan así[4].

La versión La Palabra de Dios para Todos dice: «Si ustedes solamente aman a los que los aman, ¿qué gracia tiene?», y la RVR 95: «Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?» Jesús argumenta que la mayoría de los seres humanos aman a quienes los aman, ese es el comportamiento normal y natural. Pero Él pide a Sus discípulos que hagan más que eso, así como antes les ha dicho que amen al que los abofetee y al que les robe la capa.

En el mundo antiguo —y hoy en día sigue siendo igual—, se esperaba que las personas trataran a los demás como querían ser tratadas. Pero el principio que formula Jesús es que debemos amar no solo a los que nos aman, sino incluso a los que nos odian, nos roban, nos maldicen y nos maltratan. En Lucas, Jesús dice: «Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian»[5]; y en el Evangelio de Mateo: «Amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen»[6].

Jesús está poniendo el listón del amor más alto de lo que se considera normal en este mundo.

Si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo[7].

Como en el versículo anterior, Jesús señala que un amor que nos motive a hacer el bien solamente a los que nos hacen el bien a nosotros no se diferencia en nada del amor que tiene la mayoría de la gente; es un amor normal y corriente. No es nada fuera de lo común. Jesús nos pide un amor que haga más que eso, que sea superior al amor y la amabilidad natural que hay entre las personas, que sea extraordinario.

Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis?, pues también los pecadores prestan a los pecadores para recibir otro tanto[8].

Este es otro llamado a amar más de lo que suelen amar los demás. En este pasaje se refiere a los préstamos sin interés, ya que según la ley mosaica los préstamos que se les hacían a los pobres tenían que ser sin intereses.

Cuando prestes dinero a uno de Mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como usurero ni le cobrarás intereses[9].

Si tu hermano empobrece y recurre a ti, tú lo ampararás; como forastero y extranjero vivirá contigo. No tomarás de él usura ni ganancia, sino tendrás temor de tu Dios, y tu hermano vivirá contigo. No le darás tu dinero a usura ni tus víveres a ganancia[10].

Amad, pues, a vuestros enemigos, haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es benigno para con los ingratos y malos[11].

Aquí Jesús resume Sus enseñanzas sobre el amor de los versículos 27–34, en los que ha expuesto las cualidades y la forma de ser de Sus seguidores.

Conducirse amorosamente, tal como Él lo ha descrito, prueba que uno es hijo de Dios. Este mismo concepto se expresa en otros pasajes del Nuevo Testamento:

Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios[12].

Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. […] Amados, si Dios así nos ha amado, también debemos amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y Su amor se ha perfeccionado en nosotros[13].

Al enseñar a Sus seguidores la verdadera dimensión del sobrenatural amor de Dios, Jesús alude a la amorosa personalidad del Altísimo. Dice que Su Padre «es benigno para con los ingratos y malos». El Padre trata con amor a los que lo desdeñan, no le hacen caso y son desagradecidos, desobedientes e inicuos. Jesús exhorta a Sus seguidores a emular al Padre, a amar al prójimo como lo hace el Padre. El apóstol Pablo expresó lo mismo cuando escribió: «Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados»[14]. Cuando los cristianos amamos de la manera que Jesús describe aquí, reflejamos la forma de ser de Dios, porque uno de los atributos de Dios Padre es Su cálido amor.

Jesús termina este segmento de enseñanzas diciendo a Sus seguidores que deben emular la misericordia del Padre.

Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso[15].

A lo largo de todo el Antiguo Testamento se habla de la misericordia de Dios. Cuando Él se manifestó a Moisés, habló de Su misericordia y amor:

El Señor pasó por delante de Moisés proclamando: «¡El Señor! ¡El Señor! ¡El Dios de compasión y misericordia! Soy lento para enojarme y estoy lleno de amor inagotable y fidelidad»[16].

Y hay otros pasajes del Antiguo Testamento en los que se menciona la amorosa misericordia de Dios.

Dios misericordioso es el Señor, tu Dios[17].

Convertíos al Señor, vuestro Dios; porque es misericordioso y clemente[18].

David dijo a Gad: «Estoy en gran angustia. Pero es preferible caer ahora en manos del Señor, porque Sus misericordias son muchas»[19].

Jesús dijo a Sus discípulos que deberían tomar como modelo la forma de ser de Dios.

Jesús exhortó a Sus discípulos a emular la misericordia y bondad del Padre. Dijo que Sus seguidores deberían amar incluso a sus enemigos; ser generosos sin esperar nada a cambio, y hacer el bien a todos. Con tales acciones imitan a Dios y reflejan Su amor. Jesús dijo que, al actuar de esa manera, serían «hijos del Altísimo»[20]. Los cristianos hemos sido llamados a glorificar a Dios y reflejar, con nuestro modo de vivir, Su forma de ser.

* * *

Para quien esté interesado, a continuación incluyo algunos versículos que mencionan otros atributos de Dios que nosotros, Sus hijos, deberíamos procurar reflejar en nuestra vida cotidiana. Dios es:

Justo

El Señor permanecerá para siempre; ha dispuesto Su trono para juicio. Él juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con rectitud[21].

El deseo de los humildes oíste, Señor; Tú los animas y les prestas atención. Tú haces justicia al huérfano y al oprimido[22].

Justicia y derecho son el cimiento de Tu trono; misericordia y verdad van delante de Tu rostro[23].

Bueno

Mi pueblo se saciará de Mi bondad[24].

Radiarán de gozo por la bondad del Señor[25].

Por Tu bondad, Dios, has provisto para el pobre[26].

Tus santos se regocijen en Tu bondad[27].

Santo

Dios, santo es Tu camino; ¿qué dios es grande como nuestro Dios?[28]

¡Nadie es santo como el Señor! Aparte de Ti, no hay nadie[29].

Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: «Santos seréis, porque santo soy Yo, el Señor, vuestro Dios»[30].

Veraz

Yo, el Señor, solo digo la verdad, y solo declaro lo correcto[31].

Os digo que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres[32].

Fiel

El Señor, tu Dios, es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan Sus mandamientos, hasta por mil generaciones[33].

¡La Roca! Su obra es perfecta, porque todos Sus caminos son justos; Dios de fidelidad y sin injusticia, justo y recto es Él[34].

Las misericordias del Señor cantaré perpetuamente; de generación en generación haré notoria Tu fidelidad con mi boca[35].

Amoroso

¡El Señor! ¡El Dios de compasión y misericordia! Soy lento para enojarme y estoy lleno de amor inagotable y fidelidad[36].

Tu amor inagotable, oh Señor, es tan inmenso como los cielos; Tu fidelidad sobrepasa las nubes[37].

Nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios en él[38].

Íntegro

Dios mío, Tú siempre cumples Tus promesas y todo lo haces con amor[39].

Tú siempre actúas con justicia, y tus enseñanzas son verdaderas[40].

Tu justicia, oh Dios, alcanza los cielos más altos; ¡has hecho cosas tan maravillosas! ¿Quién se compara contigo, oh Dios?[41]


Nota

A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Utilizados con permiso.


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[1] Lucas 6:27–30.

[2] Lucas 6:31.

[3] Bock, Luke Volume 1: 1:1–9:50, 596.

[4] Lucas 6:32 (DHH).

[5] Lucas 6:27.

[6] Mateo 5:44 (NBLH).

[7] Lucas 6:33.

[8] Lucas 6:34.

[9] Éxodo 22:25.

[10] Levítico 25:35–37.

[11] Lucas 6:35.

[12] 1 Juan 3:1.

[13] 1 Juan 4:7,8,11,12.

[14] Efesios 5:1.

[15] Lucas 6:36.

[16] Éxodo 34:6 (NTV).

[17] Deuteronomio 4:31.

[18] Joel 2:13.

[19] 2 Samuel 24:14.

[20] Lucas 6:35.

[21] Salmo 9:7,8.

[22] Salmo 10:17,18.

[23] Salmo 89:14.

[24] Jeremías 31:14 (NBLH).

[25] Jeremías 31:12 (NBLH).

[26] Salmo 68:10,

[27] 2 Crónicas 6:41.

[28] Salmo 77:13.

[29] 1 Samuel 2:2 (NTV).

[30] Levítico 19:2.

[31] Isaías 45:19 (NTV).

[32] Romanos 15:8.

[33] Deuteronomio 7:9.

[34] Deuteronomio 32:4 (NBLH).

[35] Salmo 89:1.

[36] Éxodo 34:6 (NTV).

[37] Salmo 36:5 (NTV).

[38] 1 Juan 4:16.

[39] Salmo 145:17 (TLA).

[40] Salmo 119:142 (TLA).

[41] Salmo 71:19 (NTV).