Jesús, Su vida y mensaje: Jesús ante Herodes

marzo 15, 2022

Enviado por Peter Amsterdam

[Jesus—His Life and Message: Jesus Before Herod]

Los cuatro evangelios[1] hablan del juicio de Jesús ante Poncio Pilato, pero solo uno narra que Jesús fue enviado por Pilato al rey Herodes.

En el Evangelio de Lucas, Poncio Pilato, el procurador romano, declara a Jesús inocente.

Pilato dijo a los principales sacerdotes y a la gente: «Ningún delito hallo en este hombre»[2].

Sin embargo, los principales sacerdotes y la multitud no estuvieron de acuerdo con Pilato y le expresaron su parecer.

Pero ellos porfiaban, diciendo: «Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí»[3].

Otras traducciones de la Biblia dicen que «seguían insistiendo» (NBV), que «insistieron con más fuerza» (DHH) o que «insistían más y más» (BLP). Está claro que los sacerdotes y la multitud no estaban satisfechos con el fallo de Pilato.

Entonces Pilato, cuando oyó decir «Galilea», preguntó si el hombre era galileo. Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, lo remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén[4].

Herodes Antipas fue uno de los hijos de Herodes el Grande. Cuando este falleció, Palestina fue dividida entre sus hijos: Felipe, Herodes Antipas y Arquelao. Herodes Antipas se convirtió en tetrarca de Galilea y Perea. Fue quien mandó decapitar a Juan el Bautista[5]. En un pasaje anterior de este evangelio, Jesús ya había sido advertido de sus malas intenciones.

Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: «Sal y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar». Él les dijo: «Id y decid a aquella zorra: “Echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino Mi obra”»[6].

El Palacio de los Asmoneos, donde es lógico suponer que se hospedaba Herodes, estaba tan solo a unos diez minutos a pie desde el palacio de Pilato.

Herodes, al ver a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verlo, porque había oído muchas cosas acerca de Él y esperaba verlo hacer alguna señal. Le hizo muchas preguntas, pero Él nada le respondió[7].

Al ver a Jesús, Herodes se emocionó, porque esperaba verlo realizar algún milagro. Herodes estuvo bastante tiempo tratando de conseguir que Jesús le hablara, pero este permaneció en silencio. Cierto autor comenta: «El silencio de Jesús parece indicar un autocontrol excepcional. Se lo trata como a un delincuente, pero Él no actúa como tal, por Su divino control de Sí mismo. Quizá porque considera que, cuando se insiste en interrogar a un inocente, no hay nada más que decir»[8].

Estaban los principales sacerdotes y los escribas acusándolo con gran vehemencia. Entonces Herodes con sus soldados lo menospreció y se burló de Él, vistiéndolo con una ropa espléndida; y volvió a enviarlo a Pilato[9].

Los líderes religiosos que estaban presentes acusaron rabiosamente a Jesús con la esperanza de influir en el fallo de Herodes. Como Jesús no le respondía, Herodes se puso a burlarse de Él, al igual que sus soldados, probablemente su guardia doméstica. Le pusieron una ropa espléndida, descrita en otras traducciones como un «manto resplandeciente» (BLP), una «ropa rica» (RVA), un «manto lujoso» (NVI) o un «manto real» (NTV). Luego fue enviado otra vez a Pilato.

Y aquel día, Pilato y Herodes, que estaban enemistados, se hicieron amigos[10].

No se explica por qué hasta ese momento la relación entre Pilato y Herodes había sido tensa. Solo dice que lo era. Sin embargo, Pilato aprovechó la oportunidad para manifestar respeto a Herodes, y así se hicieron amigos.

Jesús es devuelto a Pilato

Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes y al pueblo, les dijo: «Me habéis presentado a este como un hombre que perturba al pueblo; pero, habiéndolo interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en Él delito alguno de aquellos de que lo acusáis. Ni tampoco Herodes, porque os remití a él. Nada digno de muerte ha hecho este hombre, así que lo soltaré después de castigarlo[11].

Pilato siguió declarando la inocencia de Jesús. En el Evangelio de Lucas, Pilato intenta soltarlo en tres ocasiones. Primero, lo declara inocente y trata de dejar el asunto en manos de los judíos. Segundo, lo envía a Herodes, el cual se burla de Jesús y se lo devuelve. Tercero, como considera que Jesús es inocente de lo que se le acusa, declara que lo castigará y luego lo liberará. El Evangelio de Lucas no dice que Jesús fuera azotado, solo que Pilato anunció que lo soltaría después de castigarlo. Los otros tres evangelios sí mencionan específicamente que lo flagelaron.

Así que tomó entonces Pilato a Jesús y lo azotó[12].

El siguiente versículo, Lucas 23:17, no se incluye en la versión NVI, por considerarse que no estaba originalmente en el Evangelio de Lucas. Otras traducciones de la Biblia lo incluyen entre corchetes o entre paréntesis para indicar que puede que no formara parte del texto original. En la versión RVR95 dice:

Tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta[13].

Pero toda la multitud gritó a una, diciendo: «¡Fuera con ese; suéltanos a Barrabás!» Este había sido echado en la cárcel por rebelión en la ciudad y por un homicidio[14].

Es toda una ironía que el nombre Barrabás signifique «hijo del padre», ya que Jesús era el Hijo del Padre. La muchedumbre dejó bien claro que deseaba que se liberara a Barrabás en vez de a Jesús. El Evangelio de Mateo dice que era un «preso famoso», mientras que Marcos y Lucas mencionan que estuvo involucrado en un motín, lo cual probablemente significa que participó en una insurrección contra el poder romano y, al hacerlo, cometió un homicidio.

Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús; pero ellos volvieron a gritar, diciendo: «¡Crucifícalo, crucifícalo!»[15]

Inicialmente, Pilato se resistió a la demanda de la multitud. Sin embargo, esta siguió insistiendo con vehemencia en que se ejecutara a Jesús. En los cuatro evangelios, la petición popular de que se lo crucificara fue en reacción a la propuesta de Pilato de soltarlo como el preso que sería indultado y liberado en el curso de la fiesta.

Él les dijo por tercera vez: «¿Pues qué mal ha hecho este? Ningún delito digno de muerte he hallado en Él; lo castigaré y lo soltaré»[16].

Una vez más, Pilato declaró inocente a Jesús. Estaba convencido de que Jesús no era culpable de nada, y lo dijo varias veces. Sin embargo, su decisión no satisfizo a la multitud.

Pero ellos insistían a gritos, pidiendo que fuera crucificado; y las voces de ellos y de los principales sacerdotes se impusieron[17].

La multitud siguió presionando a Pilato e insistiendo en que se crucificara a Jesús. La porfía del gentío muestra que sus deseos eran más una orden que una petición. Pilato se vio en una situación en que podía producirse un motín en Jerusalén durante una fiesta importante si no cedía a la demanda de que se crucificara a Jesús. Es probable que llegara a la conclusión de que la muerte de un hombre era preferible a tener que lidiar con una revuelta.

Entonces Pilato sentenció que se hiciera lo que ellos pedían. Les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por rebelión y homicidio, a quien habían pedido, y entregó a Jesús a la voluntad de ellos[18].

Las protestas de la multitud prevalecieron, y Pilato soltó a Barrabás. El libro de Marcos dice:

Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarlo, para que fuera crucificado[19].

El libro de Mateo puntualiza:

Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: «Inocente soy yo de la sangre de este justo. Allá vosotros». Y respondiendo todo el pueblo, dijo: «Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos»[20].

Según los tres evangelios sinópticos[21], Pilato se plegó a los deseos de quienes perseguían la muerte de Jesús. Intentó eximirse de responsabilidad con relación a la muerte de Jesús lavándose simbólicamente las manos, pero lo cierto es que sucumbió ante las presiones de la gente y entregó a Jesús para que fuera ejecutado.


Nota

A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995 © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Utilizados con permiso.


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[1] Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

[2] Lucas 23:4.

[3] Lucas 23:5.

[4] Lucas 23:6,7.

[5] Mateo 14:6–12, Marcos 6:22–28.

[6] Lucas 13:31,32.

[7] Lucas 23:8,9.

[8] Bock, Luke 9:51–24:53.

[9] Lucas 23:10,11.

[10] Lucas 23:12.

[11] Lucas 23:13–16.

[12] Juan 19:1. V. también Marcos 15:15, Mateo 27:26.

[13] Lucas 23:17.

[14] Lucas 23:18,19.

[15] Lucas 23:20,21.

[16] Lucas 23:22.

[17] Lucas 23:23.

[18] Lucas 23:24,25.

[19] Marcos 15:15.

[20] Mateo 27:24,25.

[21] Mateo, Marcos y Lucas.