La Epístola a los Gálatas: Capítulo 5 (versículos 2-12)

noviembre 21, 2023

Enviado por Peter Amsterdam

[The Book of Galatians: Chapter 5 (verses 2–12)]

El apóstol Pablo enseñó a los gálatas que por medio de la fe en Cristo se habían librado de seguir la ley de Moisés; así y todo, habían regresado al antiguo pacto creyendo que tenían que someterse a la circuncisión. En el capítulo 5 Pablo continúa explicando por qué la circuncisión y el cumplimiento de la ley mosaica eran innecesarios.

He aquí yo, Pablo, les digo que si se dejan circuncidar, de nada les aprovechará Cristo[1].

El apóstol declara que si los gálatas llegan a practicarse la circuncisión perderán el beneficio que emana de Cristo. Aquí, por primera vez, aborda directamente el tema de la circuncisión, al exhortar a los gálatas a no realizar el rito. Ha terminado de sentar las bases teológicas que permiten que los gálatas entiendan la razón de su mandato y la gravedad del asunto.

El hecho de que los gálatas querían circuncidarse manifestaba su deseo de someterse a la totalidad de la ley (4:21). La aseveración que hace Pablo en el versículo 5:2 es seria. La frase He aquí yo, Pablo, les digo indica que las palabras que vienen a continuación son importantes. El tema en cuestión no podía considerarse como una simple diferencia de opinión sobre un asunto de poca monta. Pablo advirtió que lo que estaba en juego era el destino final de ellos y les recordó que hablaba con la autoridad de un apóstol.

Si se practicaban la circuncisión no hallarían provecho alguno en Cristo durante el juicio final. La circuncisión solo «aprovecha» si uno guarda toda la ley[2].

De llegar a pensar los gálatas que en la circuncisión hallarán provecho o beneficio para salvación, no les será conferido ningún beneficio salvífico. De contar en la circuncisión para su salvación no podrán entonces apoyarse en Jesús para la misma. Si se vuelven a la circuncisión, pierden a Cristo y todos Sus beneficios.

Y otra vez declaro a todo hombre que acepta ser circuncidado, que está obligado a cumplir toda la ley[3].

Pablo recuerda a los gálatas las consecuencias de subyugarse a la ley. Si se circuncidan se les exigirá entonces guardar toda la ley. Ponerse bajo la ley requiere perfecta obediencia para estar bien con Dios. Si los gálatas quieren someterse a la ley deben guardar por tanto cada parte de ella. Naturalmente que dicha obediencia es imposible, por lo que ellos no deben adoptar la circuncisión.

Ustedes, que pretenden ser justificados en la ley, ¡han quedado desligados de Cristo y de la gracia han caído![4]

Pablo expresó claramente que si trataban de justificarse por la ley circuncidándose quedarían desligados de Cristo. No afirmó que los gálatas ya habían caído de la gracia. Los instruía para que resistieran a los falsos maestros, lo que demuestra que todavía no habían llegado a profesar la herejía. Es probable que Pablo se refiriera a lo que sucedería si se volvían a la ley mosaica. No dejó lugar para transigencias; terminarían aislados de Cristo.

La alternativa que tenían los gálatas era seguir a Cristo y el evangelio o aceptar la circuncisión y la ley. Los que intentaran obtener justificación por causa de la ley serían desligados de Cristo y separados de la gracia. Querían lograr su propia salvación en lugar de acudir a Cristo para obtener gracia y misericordia. El caso es que la ley y la gracia son antónimas. La ley considera la rectitud (justicia) por medio de la acción y la obediencia; en cambio la gracia y Cristo nos donan la rectitud. De aceptar los gálatas la circuncisión, abandonarían la gracia y abdicarían de Cristo.

Porque nosotros por el Espíritu aguardamos por la fe la esperanza de la justicia[5].

La esperanza de los creyentes es que se les declare justos en el día postrero. Mientras tanto depositan su esperanza y su confianza en el Espíritu Santo y en Cristo. No alcanzan la justicia mediante la acción y la obediencia, sino creyendo en las promesas de Dios y en Jesús. No confían en la carne, sino en el Espíritu Santo.

El vocablo griego traducido con el verbo aguardar se usa para referirse a asuntos relacionados con el fin del mundo[6]. Los creyentes no basan su esperanza en su obediencia, sino en la fe, aferrados a lo que Dios ha hecho por ellos en Cristo. Apartar la mirada de uno mismo y concentrarla en Cristo es obra del Espíritu, lo cual no es posible por la fuerza de voluntad humana. El Espíritu Santo transforma a la gente de tal manera que esta confía en la obra salvífica de Dios en lugar de apoyarse en sí misma.

Pues en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión valen nada sino la fe que actúa por medio del amor[7].

Ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen ninguna importancia. La circuncisión no desempeña papel alguno para alcanzar la justicia. La incircuncisión tampoco tiene nada que ver con la salvación. Ser incircunciso no ofrece ninguna ventaja espiritual. Lo que sí importa es creer en Cristo y vivir por Él. Pablo reitera este punto más adelante en Gálatas 6:15 y en 1 Corintios 7:19. Allí escribió: La circuncisión no es nada, y la incircuncisión no es nada; más bien, lo que vale es guardar los mandamientos de Dios.

Corrían bien. ¿Quién los estorbó para no obedecer a la verdad?[8]

Los gálatas empezaron bien la carrera como cristianos; pero mientras avanzaban, alguien se les atravesó. Correr bien indica que respondieron bien al evangelio, confiaron en su mensaje, fijaron su fe en Jesús en lugar de fiarse de sus propias realizaciones. No obstante, la carrera era larga y llegaron a un punto en que corrían peligro de tropezar. Pablo les planteó una pregunta: ¿Quién se les cruzó en la carrera? Han tenido un estorbo en su carrera y corren el riesgo de no obedecer a la verdad, es decir, la verdad del mensaje de Pablo.

Tal persuasión no proviene de aquel que los llama[9].

En este momento Pablo señala que los que estorbaron a los gálatas mientras corrían la carrera deben ser rechazados, pues no son de Dios. En esa breve oración el apóstol emite su veredicto sobre los judaizantes. Cuestiona su autenticidad diciendo que están apartando a los creyentes del rumbo que lleva Dios.

Un poquito de levadura leuda toda la masa[10].

Si no se la detiene, la falsa doctrina introducida por los judaizantes se propagaría a toda la iglesia. Pablo empleó la misma frase en su epístola a los corintios, cuando les comunicó a los dirigentes que desalojaran de la iglesia a un hombre que cometía incesto[11]. En el caso de los gálatas, Pablo no ordenó a la iglesia que expulsara a los falsos maestros, probablemente porque estos no eran integrantes de la iglesia, sino que habían venido de afuera. Más bien señaló la mala influencia que ejercían esos falsos maestros. Los gálatas deben rechazar la falsa enseñanza; de lo contrario esta se difundirá. Aunque no instruyó explícitamente a los gálatas para que expulsaran de la iglesia a los falsos maestros, los aleccionó para que no se sometieran a su enseñanza.

Yo confío en el Señor con respecto a ustedes que no pensarán de ninguna otra manera; y el que los inquieta llevará su castigo, sea quien sea[12].

Pese a que muchos creyentes gálatas fueron engañados cuando oyeron las enseñanzas de los judaizantes, Pablo mantuvo la confianza de que seguirían por el buen camino, ya que el Señor, que había comenzado en ellos la buena obra, la terminaría. Estaba convencido de que las advertencias que les dio era lo que los gálatas necesitaban y que podían cambiar.

La fuerte reconvención que les impartió anteriormente (5:2-4) se contrapesa ahora con sus palabras tranquilizadoras. Él cree que los gálatas aceptarán su corrección y continuarán en la fe. La convicción de Pablo no se basa en buenas noticias procedentes de Galacia ni en su confianza en los gálatas. Su confianza más bien reside en el Señor, que sustentará a los gálatas.

Por otra parte, los opositores que estaban agitando a los gálatas no se librarían del juicio. Recibirán la retribución divina por trastornar a las iglesias de Galacia. Pablo alude al que los inquieta. No especifica de quién se trata.

La frase futurista llevará su castigo garantiza a los gálatas que los que se les oponen con un falso evangelio no se librarán en el día postrero. El que los inquieta está expresado en singular; en otras partes, en cambio (1:7), se usa el plural «algunos que los perturban». Es posible que en este caso se refiera al cabecilla de los judaizantes. También puede ser que el modo singular denote el conjunto de todos los adversarios, lo que parece más probable.

El verbo llevará se emplea en referencia al juicio final, en el que los creyentes «acarrearán» su propia carga ante Dios en el día postrero. La frase sea quien sea puede ser indicativa de que Pablo desconocía quién era el cabecilla de los judaizantes. Por otra parte, da la impresión de que Pablo estaba muy bien informado sobre la situación de Galacia, de ahí que fácilmente podía estar enterado de la identidad del líder. En lugar de poner la atención en la identidad de este, Pablo subraya la imparcialidad del juicio. Ningún falso maestro se eximirá de la justicia de Dios.

Pero con respecto a mí, hermanos, si todavía predico la circuncisión, ¿por qué aún soy perseguido? En tal caso, se habría quitado el tropiezo [la ofensa] de la cruz[13].

Los rivales de Pablo lo acusaron de ser incoherente, por cuanto había permitido la circuncisión entre los judíos mas no entre los gentiles. Por lo visto Pablo no tenía problema con la circuncisión entre los judíos. En el libro de los Hechos vemos que no tuvo inconveniente con que Timoteo se circuncidara[14]. Su postura, presumiblemente, era que la circuncisión resultaba aceptable por motivos sociales y culturales, siempre que no se la considerara requisito para la salvación.

¡Ojalá se mutilasen los que los perturban![15]

¡Esta es una afirmación bastante chocante! A los opositores se los considera perturbadores. Anteriormente Pablo escribió: algunos que los perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo[16] y el que los inquieta llevará su castigo, sea quien sea[17]. El trastorno que causan viene de su afán por la circuncisión. Pablo afirma en gruesos términos que preferiría que fueran hasta las últimas consecuencias y se castraran. Los que creen que la circuncisión es un medio para incorporarse al pueblo de Dios se están disociando de este.

(Continuará.)


Nota

A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de las versiones Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995, y Reina Valera Actualizada (RVA-2015), © Editorial Mundo Hispano. Utilizados con permiso.


[1] Gálatas 5:2.

[2] Romanos 2:25.

[3] Gálatas 5:3.

[4] Gálatas 5:4.

[5] Gálatas 5:5.

[6] Romanos 8:19, 23, 25; 1 Corintios 1:7; Filipenses 3:20.

[7] Gálatas 5:6.

[8] Gálatas 5:7.

[9] Gálatas 5:8.

[10] Gálatas 5:9.

[11] 1 Corintios 5:6.

[12] Gálatas 5:10.

[13] Gálatas 5:11.

[14] Hechos 16:1–3.

[15] Gálatas 5:12.

[16] Gálatas 1:7.

[17] Gálatas 5:10.