La manera en que Él te ve
abril 10, 2021
Enviado por María Fontaine
La manera en que Él te ve
[The Way He Sees You]
Una amiga a quien conozco desde hace muchos años me escribió y me pidió ayuda para responder a un recluso que se llama Jay, a quien ella apacentaba. Jay había escrito:
Tengo una lucha con la ansiedad y la preocupación acerca de mi propósito. En la Palabra dice que las personas son siervos, pero ¿cómo puedo servir a alguien en esta situación? Tengo mucho miedo de no ser capaz de poner mi mano en el arado. ¿Qué puedo hacer?
En la Palabra dice que salgamos de en medio de ellos. Yo estoy encadenado con personas que no puedo consolar en muchos aspectos. ¿Qué puedo hacer en estas circunstancias?
Necesito oración para encontrar las sendas de la vida. Te ruego que ores por mí.
Independientemente del lugar en que Dios ha puesto a uno de Sus hijos, si deja que Su luz brille a través de él, llevará esperanza a otros. No importa si se encuentra en una prisión física, o si está en la prisión del temor, la duda, los remordimientos o cualquier otra. Los cristianos tenemos el deber de apoyarnos con amor los unos a los otros, empleando Su Palabra y el ánimo que Jesús siempre está dispuesto a dar a cualquiera de Sus hijos. Esto es lo que el Señor me inspiró a escribir para responder la súplica de Jay para recibir oración y ayuda:
*
Querido Jay: Estás presente en mis oraciones. Puedo imaginar que a veces tu lucha debe ser abrumadora, más allá de lo que se puede expresar con palabras. Debe ser muy difícil estar ahí, donde muchas circunstancias pueden obrar en contra de tu fe. Gran parte del tiempo, debes andar por fe y no por vista, porque es la única manera de seguir adelante en una situación como esa.
Aunque enfrentas circunstancias muy difíciles, tal vez te anime saber que no estás solo en esta lucha para permanecer firme frente a lo que pueden parecer problemas abrumadores. En la vida hay muchas situaciones difíciles, dolorosas, o que parecen sin esperanza, y que son un reto para nuestra fe y nos impulsan a ir a los brazos de Jesús.
Cuanto más practiquemos el acudir a Él para que nos indique formas, aunque sean pequeñas, de seguir en la buena batalla de la fe y permanecer tan cerca del Señor como podamos, más empezaremos a ver a Jesús obrando en nosotros, a nuestro alrededor y por medio de nosotros.
Puede ser difícil ver el propósito en nuestra vida o cómo Dios obra cuando nos encontramos en tiempos difíciles o de pruebas. Esto trae a la memoria un mensaje escrito por el pastor Rick Warren en su libro The Purpose Driven Life. Espero que te anime:
Detrás de todo problema, Dios tiene un propósito. Aprovecha las circunstancias para desarrollar nuestro carácter. De hecho, a fin de hacernos más como Jesús, Dios depende más de las circunstancias que de lo que leemos de la Biblia. La razón es evidente: enfrentamos las circunstancias veinticuatro horas al día.
Jesús nos advirtió que tendríamos problemas en el mundo. Nadie es inmune al dolor ni está protegido del sufrimiento, y nadie pasa por la vida sin tener problemas. La vida es una serie de problemas. Cada vez que resuelves uno, otro está a la espera de ocupar su lugar. […]
Dios se vale de los problemas para acercarte a Él. La Biblia (Salmo 34:18; NTV) dice: «El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; Él rescata a los de espíritu destrozado». Tus experiencias más profundas y de íntima comunión con Jesús probablemente se darán en los días más oscuros en los que acudes únicamente a Dios: cuando tienes el corazón quebrantado, cuando te sientes abandonado, cuando ya no tienes opciones, cuando el dolor es grande. En el sufrimiento aprendemos a orar de la manera más auténtica, más sentida y más sincera. […]
Todo problema es una oportunidad de formar el carácter y cuanto más difícil es, más posibilidades hay de que se desarrolle el músculo espiritual y el carácter. Pablo dijo: «Los sufrimientos nos enseñan a ser pacientes. Si tenemos paciencia, nuestro carácter se fortalece» (Romanos 5:3-4; PDT). Lo que sucede en tu vida exteriormente no es tan importante como lo que ocurre en tu interior. Tus circunstancias son temporales, pero tu carácter será para siempre. Rick Warren[1]
Jesús prometió que estaría siempre contigo (Mateo 28:20), en lo que sea que enfrentes o tengas que aguantar, y Él te ayudará en las situaciones más difíciles. La Biblia dice: «Sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que Él tiene para ellos». (Romanos 8:28; NTV). ¡Puedes invocar esa promesa! Dios puede hacer que todo lo que enfrentes obre para tu bien —sin excepciones— porque eres llamado según Su propósito.
Es posible que te preguntes cuál podría ser el propósito para el que eres llamado en esa situación difícil en la que te encuentras. En primer lugar, tu propósito como seguidor de Jesús es aprender a acudir a Dios y confiar en Él en todo lo que enfrentes.
Asimismo, es provechoso recordar que el propósito de Dios para ti no es que hagas algo grande para Él a fin de complacerlo. Dios nos pide que hagamos lo que podemos en el lugar donde nos encontremos, que actuemos conforme a Su Palabra, y que llevemos Su verdad y amor a otros, a medida que surgen oportunidades. En el Antiguo Testamento, cuando José estuvo en prisión hizo lo que pudo para animar a unas cuantas personas que Dios puso en su camino, pero eso al final fue una parte importante del plan de Dios. (V. Génesis 37-45.)
Jesús conoce tu corazón. «Él sabe de qué estamos hechos, se acuerda de que solo somos polvo». (Salmo 103:14; NBLA). No te pide que seas perfecto. No espera que seas un ejemplo perfecto de Él y Sus caminos. Simplemente quiere que te esfuerces al máximo para seguirlo y que le lleves tus pruebas y tribulaciones, sabiendo que Él será tu fuerza y consolador en momentos difíciles.
Claro, quiere que hagas el esfuerzo de aprender de Él y crecer en tu fe. Sin embargo, no tiene un nivel que debes alcanzar a fin de ganarte Su amor. En realidad, tus imperfecciones y dificultades le dan espacio para que manifieste Su perdón y muestre Su amor y misericordia. Ver la misericordia de Dios hacia ti puede motivar a otros para que se acerquen a Él en busca de perdón, en particular los que tal vez sientan que son «demasiado malos» para Dios.
No somos instantáneamente transformados cuando recibimos a Jesús, es un proceso de toda la vida (2 Corintios 3:18). Necesitamos tiempo para crecer y aprender día a día. Así pues, haz lo que puedas para que tu vida dé ejemplo de la presencia de Dios en ti, y ten la certeza de que animará a otros.
Es probable que tengas tropiezos, que hagas algo egoísta o falles por aquí y por allá. A veces tomarás malas decisiones, flaquearás y fallarás de vez en cuando, como todos nosotros. Sin embargo, intenta ver esos errores y debilidades como oportunidades para que tus convicciones sean más firmes. Aprende la lección que Dios tiene para ti en cada situación. Si has ofendido a otros, haz lo que puedas para corregirlo, cuando sea posible. Luego, sigue adelante, sin condenación, con el descanso y la paz que da saber que Jesús te ha perdonado.
Somos humanos. La Biblia dice que Dios conoce nuestra condición, que somos polvo. Jesús no busca juzgarte. Quiere que sepas que Él te ama y te ha recibido con los brazos abiertos. A medida que tengas esa certeza, Su amor y bondad serán cada vez más parte de tu naturaleza. Claro, hace falta tiempo para cultivar esos atributos; llegar a ser una nueva criatura en Cristo es un proceso.
Jay, mi oración más sentida para ti es que puedas descansar en el gran amor que Jesús tiene por ti. Cree en ese amor. Cuando tropieces y cometas errores, dile que lo lamentas, pero no seas duro contigo mismo. Él te ama tal como eres, y eso es con toda tu fragilidad humana. Él te ayudará a mejorar, pero sabe que jamás serás perfecto. Esa no es la meta. Debemos dar a Jesús el primer lugar en nuestra vida y esforzarnos al máximo a fin de obedecer las enseñanzas de Su Palabra.
Aunque en el ambiente en el que vives encuentres difícil hacer mucho de lo que a ti te parece que es servir al Señor y a otros, simplemente confía en que Él sabe lo difícil que es y que hace que hasta esas cosas redunden en tu bien y el bien de otros.
Es posible que a ti te parezca pequeño un testimonio o un acto de servicio, pero tal vez sea el principio de algo más grande de lo que podrías haber imaginado. Confía en que Jesús sabe lo que hace y que hay un propósito en la situación en la que estás y una parte que puedes desempeñar en Su magnífico plan.
Imagino que a veces te sientes muy solo. Probablemente te parezca que nadie puede entender lo que pasas. Creo que ayudaría recordar que Su amor por ti, Jay, es personal. Jesús se preocupa por ti más que nadie. El vínculo entre Él y tú es una relación personal que jamás terminará y que con el paso del tiempo se fortalecerá y será más profunda y más tierna.
No he vivido en la situación en que te encuentras, así que tal vez te parezca que no lo comprendo. Y es cierto, no lo comprendo en su totalidad. Sin embargo, puedes estar seguro de que Jesús sí lo comprende. Lo entiende muy bien. Y quiere que sepas sin sombra de duda que te ama, que te perdona y se preocupa por ti. Te ama tanto que murió por ti. Confía en Él y consigue la paz que proviene de creer en Su gran amor por ti.
Oro que puedas descansar en Su amor y que no te preocupes por lo que no puedes hacer. Jesús conoce todos los detalles de tu situación, y Él tiene un plan y un propósito incluso en ello, y parte de eso es acercarte más a Su corazón de amor. Dijo que Su misericordia es por la eternidad. Su amor es incondicional; no se encoge ni desaparece cuando fallamos o nos equivocamos.
El Señor te hizo una promesa el día que decidiste abrirle tu corazón. Dijo: «No te desampararé ni te dejaré» (Hebreos 13:5; RVR 1995). Pase lo que pase, Él está a tu lado. Te apoya, porque te ama. Un bello pasaje al cual aferrarse cuando te parece que no puedes seguir, y no sabes si algo te ha separado de Jesús, es Romanos 8:35-39 (RVR 1995):
«¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada? Como está escrito: “Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero”. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
»Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro».
El día que Jesús te aceptó como Suyo y entró a tu corazón, perdonó todos los pecados que has cometido y los que cometerás. Conocía todo defecto, falta, error, pecado y dificultad que enfrentarías. Decidió verter Su amor y perdón sin medida. Dio Su vida por ti con amor. Conoce todo de ti: tus pensamientos, tus sueños, tus remordimientos, tus tentaciones y los deseos de tu corazón. Su amor por ti nunca cambiará.
Descansa en la fiabilidad de ese amor, y confía en que Él te guiará a diario y te indicará cómo dejar que Su luz brille de la mejor forma, incluso en los lugares más oscuros. A medida que lo hagas, las personas verán en ti al Dios que te ha entregado Su infinito amor y gracia.
Para terminar, te dejo dos fragmentos que me parece que serán de tu agrado. ¡Que Dios te bendiga y te guarde!
El poder de la resurrección
¡Fe es confiar en lo que los ojos no pueden ver! Los ojos ven tormentas; la fe ve el arcoíris de Noé. Tus ojos ven tus defectos; tu fe ve a tu Salvador. Tus ojos ven tu culpabilidad; tu fe ve Su sangre que limpia. Tus ojos frente al espejo ven un pecador, un fracaso. Sin embargo, miras al espejo con fe y ves un hijo pródigo, al que le han puesto nueva ropa, que lleva el anillo de la gracia en un dedo y el beso de su Padre en el rostro. Max Lucado[2]
La canción que Él anhela escuchar
En sus últimos años Beethoven pasaba horas tocando un clavicémbalo (clavecín) roto. El instrumento no tenía valor. Le faltaban teclas. Las cuerdas estaban estiradas. Estaba desafinado. El sonido era desagradable al oído. Sin embargo, el gran pianista tocaba hasta que le corrían lágrimas por las mejillas. Al mirarlo, uno pensaría que escuchaba algo sublime; y así era. Estaba sordo. Beethoven escuchaba el sonido que el instrumento debería emitir, y no el que en realidad salía del mismo.
Es posible que te sientas como el clavicémbalo de Beethoven. Desafinado, incompetente. Que tu servicio es inoportuno, insignificante. ¿Te has preguntado lo que Dios hace cuando el instrumento está roto? ¿Cómo responde el Maestro cuando las teclas no funcionan? ¿Exige que le traigan otro instrumento? ¿O con paciencia lo afina hasta escuchar la canción que anhela? Quiero que sepas que el músico Maestro arregla lo que nosotros no podemos, y escucha música que nosotros no podemos oír. Y le encanta escuchar la música que proviene de tu vida. Max Lucado[3]
[1] The Purpose Driven Life (Grand Rapids: Zondervan, 2002), 193, 194, 197.
[2] Max Lucado, Upwords devotionals, 24 de marzo de 2021: Resurrection Power, https://808bo.com/2021/03/24/upwords-max-lucado-resurrection-power/.
[3] Max Lucado, Upwords devotionals, 22 de marzo de 2021: The Song He Longs to Hear, https://808bo.com/2021/03/22/upwords-max-lucado-the-song-he-longs-to-hear/.