Nuestro Dios de liberación

febrero 21, 2023

Enviado por María Fontaine

[Our God of Deliverance]

Tenemos la gran bendición de contar con el Rey del universo como nuestro todo. Una manera estupenda de experimentar Su amor es por medio de las muchas y bellas promesas que se encuentran en la Biblia. En esta vida, enfrentamos muchas cosas que no comprendemos o que no nos parecen justas; o bien, los resultados que esperamos no parecen materializarse. En mi caso, las promesas de Dios sobre liberación me ayudan a tener la paciencia para seguir confiando hasta que llegue el bien que Él prometió, en el momento que a Él le parezca perfecto. Como dijo el rey Josafat cuando la situación se veía sin esperanza; sabía dónde poner su confianza: «¡No sabemos qué hacer; por eso tenemos los ojos puestos en ti!» (2 Crónicas 20:12; DHH).

Como aquellos hombres y mujeres de fe que se mencionan en Hebreos 11. Podían enfrentar lo que les llegaba, porque tenían fe en las promesas de Dios, promesas de liberación. Porque esperaban «la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios» (Hebreos 11:10; RVR1995).

Al encontrarnos en medio de las dificultades es cuando más necesitamos recordar a quién pertenecemos. Podemos pedir que Él nos rescate cuando enfrentamos toda clase de problemas. Esa liberación puede ser de diversas maneras, como por ejemplo: el perdón de nuestros pecados o errores, o al evitar lo que sería más de lo que podríamos soportar. Puede manifestarse en pequeños detalles o en absolutos milagros, pero siempre es el amor del Señor que obra a nuestro favor.

Sin duda no somos justos por nosotros mismos, pero como seguidores de Jesús, Él nos ha cubierto con Su justicia y nos concedió el derecho de invocar esta promesa: «Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo libra el Señor» (Salmo 34:19; NBLA). Pablo expresó esto a los cristianos en Corinto: «El cual nos libró de tan gran peligro de muerte y nos librará, y en quien hemos puesto nuestra esperanza de que Él aún nos ha de librar» (2 Corintios 1:10; NBLA).

Peter y yo invocamos las preciosas promesas de la Biblia en nuestros ratos cotidianos de oración y también durante el día. Me encanta este versículo: «Todas las promesas que ha hecho Dios son “sí” […] “amén” para la gloria de Dios». (2 Corintios 1:20; NVI). En otras palabras, son prueba de la gloria de Dios.

La liberación no significa forzosamente que se saca a la persona de una situación difícil. Dios no siempre elimina los problemas y conflictos. En cambio, camina con nosotros cuando pasamos por eso, indicándonos cómo descubrir el bien que puede brotar de ello y dándonos las fuerzas para soportar los tiempos difíciles.

En esta vida tenemos muchas experiencias difíciles; sin embargo, nosotros decidimos la manera en que reaccionamos a ellas. Podemos llenarnos el corazón y la boca de alabanzas al Señor, como hicieron Pablo y Silas cuando fueron enviados a prisión. Sus cantos de alabanza fueron respondidos cuando se abrieron de golpe las puertas de la prisión. Dios no siempre libra de manera tan espectacular, pero sí lo hace de la manera que Él sabe que es la mejor. (V. Hechos 16:25,26.) La alternativa es hundirse en la desesperación y la ansiedad al permitirnos poner la atención en los problemas, en vez de en Aquel que siempre está con nosotros, pase lo que pase.

Dios premia nuestras oraciones de fe, y a medida que nos afirmamos en Sus promesas con el poder del Espíritu Santo, podemos estar seguros de que Jesús nunca nos fallará. Estará con nosotros a cada paso del camino. La oscuridad que encontremos hará que Su rostro, poder, fuerza y amor destaquen todavía más.

Entre una multitud de promesas de la protección del Señor, provisión y cuidados, estas son solo algunas de ellas. Estoy segura de que ustedes tienen sus promesas favoritas que pueden añadir a la presente lista.

* * *

  1. Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar. Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas. Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera.  Mateo 11:28-30 (NBLA)
  1. Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará; Él nunca permitirá que el justo sea sacudido.  Salmo 55:22 (NBLA)
  1. Porque Yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.  Jeremías 29:11 (NVI)
  1. «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré».  Hebreos 13:5 (NVI)
  1. Cuando pases por aguas profundas, Yo estaré contigo.  Isaías 43:2 (NTV)
  1. Antes que clamen, Yo responderé; mientras aún estén hablando, Yo habré oído.  Isaías 65:24 (RVR1995)
  1. Dios es mi salvación, confiaré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es el Señor Dios, Él ha sido mi salvación.  Isaías 12:2 (NBLA)
  1. Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, porque en Ti confía.  Isaías 26:3 (NBLA)
  1. No temas, porque Yo estoy contigo; no te desalientes, porque Yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de Mi justicia.  Isaías 41:10 (NBLA)
  1. Conduciré a los ciegos por un camino que no han conocido, y por sendas que no han conocido los guiaré. Delante de ellos transformaré las tinieblas en luz, y los lugares escabrosos en llanuras. Estas cosas haré por ellos y no los desampararé.  Isaías 42:16 (RVA-2015)
  1. No temas, que Yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres Mío. Cuando cruces las aguas, Yo estaré contigo; […] Yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador.  Isaías 43:1-3
  1. Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán.  Marcos 11:24 (NVI)
  1. Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a Su voluntad, Él nos oye. Y, si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.  1 Juan 5:14,15 (NVI)
  1. Dios demuestra Su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.  Romanos 5:8 (NVI)
  1. Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: «¡Abbá! ¡Padre!» Y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios.  Romanos 8:15,16 (DHH)
  1. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con Su propósito.  Romanos 8:28 (NVI)
  1. Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.  Romanos 8:37 (NVI)

Somos vencedores por medio de Jesús. Tal vez en el momento no siempre parezca que se ha vencido, pero somos uno con Jesús, el mayor de los conquistadores, el Rey de reyes, y Señor de señores.

  1. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.  Romanos 8:38,39 (NVI)
  1. Pero el que me escucha vivirá seguro, y descansará, sin temor al mal.  Proverbios 1:33 (NBLA)
  1. Ahora, que el mismo Señor de paz les dé Su paz en todo momento y en cada situación.  2 Tesalonicenses 3:16 (NTV)
  1. Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, Él les dará también una salida a fin de que puedan resistir.  1 Corintios 10:13 (NVI)
  1. Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.  Filipenses 1:6 (NTV)
  1. En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, donde vive el Señor Jesucristo; y esperamos con mucho anhelo que él regrese como nuestro Salvador. Él tomará nuestro débil cuerpo mortal y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de Él.  Filipenses 3:20,21 (NTV)
  1. No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.  Filipenses 4:6,7 (NVI)
  1. Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.  Filipenses 4:12,13 (NVI)
  1. Hijitos, ustedes son de Dios, y los han vencido, porque el que está en ustedes es mayor que el que está en el mundo.  1 Juan 4:4 (RVA-2015)
  1. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar.  Juan 10:28,29 (NVI)
  1. Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.  Hebreos 4:15,16 (NVI)
  1. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas».  Josué 1:9 (NVI)
  1. Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará Mi fiel amor por ti ni vacilará Mi pacto de paz, —dice el Señor, que de ti se compadece—.  Isaías 54:10 (NVI)
  1. Mucha paz tienen los que aman Tu ley, y no hay para ellos tropiezo. Salmo 119:165 (RVR1960)
  1. Antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación.  2 Corintios 4:16,17 (NBLA)
  1. Claman los justos, y el Señor los oye y los libra de todas sus angustias.  Salmo 34:17  (NBLA)
  1. Invócame en el día de la angustia; Yo te libraré y tú me honrarás.  Salmo 50:15 (NVI)
  1. El Señor es fiel, y Él los fortalecerá y los protegerá del maligno.  2 Tesalonicenses 3:3 (NVI)
  1. Estas señales acompañarán a los que crean: en Mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas.  Marcos 16:17 (NVI)
  1. «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos».  Lucas 4:18 (NVI)
  1. Entonces en su angustia clamaron al Señor y Él los salvó de sus aflicciones. Él envió Su palabra y los sanó y los libró de la muerte. Salmo 107:19–20 (NBLA)
  1. Él extendió la mano desde el cielo y me rescató; me sacó de aguas profundas. Me rescató de mis enemigos poderosos, de los que me odiaban y eran demasiado fuertes para mí.  Salmo 18:16,17 (NTV)
  1. Tú eres mi refugio; Tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación. Selah.  Salmo 32:7 (NVI)
  1. En cuanto a mí, pobre y necesitado, que el Señor me tenga en Sus pensamientos. Tú eres mi ayudador y mi salvador; oh Dios mío, no te demores.  Salmo 40:17 (NTV)
  1. El Señor me librará de todo ataque maligno y me llevará a salvo a Su reino celestial. ¡A Dios sea toda la gloria por siempre y para siempre! Amén.  2 Timoteo 4:18 (NTV)
  1. Este pobre clamó, y el Señor le oyó, y lo salvó de todas sus angustias. El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los rescata.  Salmo 34:6,7 (NBLA)
  1. «Por cuanto en Mí ha puesto su amor, Yo también lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha conocido Mi nombre. Me invocará y Yo le responderé; con él estaré Yo en la angustia; lo libraré y lo glorificaré. Lo saciaré de larga vida y le mostraré Mi salvación».  Salmo 91:14-16 (RVR1995)
  1. Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los exalte a su debido tiempo, echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes.  1 Pedro 5:6,7 (NBLA)
  1. Yo busqué al SEÑOR, y Él me oyó y de todos mis temores me libró. Los que a Él miran son iluminados; sus rostros no serán avergonzados.  Salmo 34:4,5 (RVA-2015)
  1. Porque Yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; Yo soy quien te dice: «No temas, Yo te ayudaré».  Isaías 41:13 (NVI)
  1. En el temor del Señor hay confianza segura, y a los hijos dará refugio.  Proverbios 14:26 (NBLA)
  1. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?  Romanos 8:31 (NVI)
  1. Yo soy el Señor, Dios de todos los pueblos del mundo. ¿Hay algo demasiado difícil para mí?  Jeremías 32:27 (NTV)
  1. Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah.  Salmo 46:1-3 (RVR1995)
  1. Entonces Jesús, mirándolos, dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios».  Marcos 10:27 (RVR1995)
  1. El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angustia.  Salmo 9:9 (NVI)