Nueve lecturas devocionales para Navidad
diciembre 15, 2015
Enviado por Peter Amsterdam
Nueve lecturas devocionales para Navidad
[Nine Devotionals for Christmas]
La Navidad es una celebración importante para los cristianos. Es una temporada de gran alegría a medida que recordamos el nacimiento de nuestro Señor y los acontecimientos relacionados con Su primera venida. Es comprensible que a veces los eventos de Navidad, las reuniones familiares y atender las necesidades de otros impidan que dediquemos tiempo a meditar en la maravilla del nacimiento de Cristo. Eso me ha pasado algunas veces. Este año, dediqué un poco de tiempo a buscar una manera de hacer que la Navidad tenga más significado espiritualmente, a dirigir la atención al sentido, la historia y la maravilla de la Navidad. Esperaba que, sea lo que sea que encontrara, también fuera una bendición para ustedes.
Mi búsqueda me llevó a un oficio religioso que desde 1918 se ha llevado a cabo anualmente en Gran Bretaña y se llama The Festival of Nine Lessons and Carols. Consta de un himno de apertura, nueve lecturas de las Escrituras —cada una seguida de un himno—, y un himno de cierre. Las nueve lecturas devocionales que se incluyen más abajo, además de las letras y enlaces de los himnos correspondientes, nos llevan a varios aspectos de las promesas de Dios con relación a que Él trajo salvación. Empiezan en el Antiguo Testamento, luego abarcan los sucesos del nacimiento de Jesús, y terminan con una bella lectura del Evangelio de Juan.
Esta serie devocional de nueve enseñanzas tiene lecturas y música que va desde Génesis hasta el Apocalipsis, todas centradas en Aquel del que se predijo en el Antiguo Testamento, el que llegó y cumplió las promesas de Dios en el Nuevo Testamento, y que reinará eternamente, como dice en el Apocalipsis. Aunque la música se suma a las lecturas, la atención principal de las nueve enseñanzas es a lo que nos dice la Palabra de Dios acerca de la venida y llegada del Salvador prometido por Dios.
María y yo oramos que estas lecturas y canciones les parezcan espiritualmente apacentadoras y una forma de centrarse en la importancia del suceso que celebramos en esta época del año: el nacimiento de nuestro Salvador Jesús.
(Estos son unos cuantos comentarios acerca de la música: Los villancicos que están intercalados entre las lecturas son una mezcla de los que son más conocidos y los que son menos conocidos. Los menos conocidos por lo general se escribieron para coros y por lo tanto son más solemnes. Al escuchar un coro puede ser difícil entender la letra. Así que, en los casos en que fue posible, he elegido versiones de las canciones interpretadas por solistas.
En el caso de algunos himnos, incluí una versión coral y una de un solista. Si el enlace no funciona, copien el enlace en su navegador, eso a veces da buenos resultados. Y si ninguno de los enlaces de una canción funciona en el país donde viven, hagan una búsqueda en YouTube con el nombre de la canción para ver si pueden encontrar otra opción. La letra se incluye para que puedan seguir la canción cuando la escuchen o sencillamente para leerla, si así lo prefieren. En mi caso, leer la letra de las canciones mientras las escucho me ayuda a concentrarme en el mensaje. No en todas las interpretaciones de las canciones que se incluyen se sigue con exactitud la letra la canción. Además, en algunos casos hay varias versiones de la letra, y no he incluido todas las alternativas.)
Himno de apertura
Once in Royal David’s City
En la ciudad real de David
Versión de solistas aquí y aquí.
En la ciudad real de David
hubo un establo humilde
donde una madre acostó a su bebé
y su cama fue un pesebre.
María fue esa madre afable,
Jesucristo fue ese niñito.
Él bajó a la Tierra desde el Cielo,
Él, que es Dios y Señor de todo,
y Su refugio fue un establo,
y Su cuna fue un pesebre.
Nuestro santo Salvador vivió
en la Tierra con los pobres y humildes.
En toda su extraordinaria infancia
Él honró y obedeció,
amó y veló por la humilde doncella
en cuyos tiernos brazos estuvo.
Todos los niños cristianos debemos ser
afables, obedientes y buenos como Él.
Él es nuestro modelo en la niñez
día a día, como nosotros, creció.
Fue pequeño, débil, indefenso.
Conoció, como nosotros, lágrimas y sonrisas.
Y Él siente nuestra tristeza,
y Él siente nuestra alegría.
Y al final nuestros ojos lo verán
por Su amor redentor,
pues ese niño tan querido y tierno
es nuestro Señor del Cielo.
Y Él guía a Sus hijos
hasta el lugar donde Él ha ido.
No lo veremos en aquel establo humilde
junto a los bueyes,
sino en el Cielo, en las alturas,
a la derecha de Dios,
cuando Sus hijos sean coronados
como estrellas y esperen vestidos de blanco.
Letra: C. F. Alexander
Música: H. J. Gauntlett
Esta es solo la traducción de la letra
Primera lectura
Dios le dice a Adán, que ha pecado, que ha perdido la vida del Paraíso y que su simiente herirá la cabeza de la serpiente (Génesis 3).
Cuando el día comenzó a refrescar, oyeron el hombre y la mujer que Dios el Señor andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera. Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo:
—¿Dónde estás?
El hombre contestó:
—Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.
—¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? —le preguntó Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que Yo te prohibí comer?
Él respondió:
—La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.
Entonces Dios el Señor le preguntó a la mujer:
—¿Qué es lo que has hecho?
—La serpiente me engañó, y comí —contestó ella.
Dios el Señor dijo entonces a la serpiente: «Por causa de lo que has hecho, ¡maldita serás entre todos los animales, tanto domésticos como salvajes! Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón».
Al hombre le dijo: «Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida. La tierra te producirá cardos y espinas, y comerás hierbas silvestres. Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás»[1].
Jesus Christ, the Apple Tree
Jesucristo, el manzano
Mi alma ha visto el árbol de vida,
cargado de fruto y siempre verde:
Los árboles de la naturaleza parecerán sin fruto
comparados con Cristo, el manzano.
Su belleza lo supera todo:
por fe lo sé, pero nunca se sabe,
la gloria que ahora puedo ver
en Jesucristo, el manzano.
Por la felicidad que tanto he buscado
y el placer que he comprado
perdí todo, pero ahora veo,
encontré a Cristo, el manzano.
El gran esfuerzo me dejó agotamiento,
y aquí descanso un momento.
Bajo la sombra estaré
de Jesucristo, el manzano.
Este fruto hará prosperar mi alma,
mantiene viva mi fe moribunda.
Eso hace que mi alma se apresure
a estar con Jesucristo, el manzano.
Letra: Anónimo, recopilación de Joshua Smith, Nuevo Hampshire
Música: Elizabeth Poston
Esta es solo la traducción de la letra
Segunda lectura
Dios promete al fiel Abraham que en su simiente todas las naciones de la Tierra serán bendecidas (Génesis 22).
El ángel del Señor llamó a Abraham por segunda vez desde el cielo, y le dijo:
—Como has hecho esto, y no me has negado a tu único hijo, juro por Mí mismo —afirma el Señor— que te bendeciré en gran manera, y que multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Además, tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos. Puesto que me has obedecido, todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tu descendencia[2].
E’en So, Lord Jesus, Quickly Come
Señor Jesús, ven pronto
Versión de solista (Esta versión también tiene lenguaje gestual para los sordos.)
Paz a ustedes y gracias de Él
que nos libró de nuestros pecados,
que nos amó a todos y derramó Su sangre
para salvarnos.
Canten: «Santo, santo es nuestro Señor,
Dios Todopoderoso,
el que era, el que es y el que ha de venir;
canten: ¡Santo, santo es el Señor!
Regocíjense los que están en el Cielo,
regocíjense en la Tierra, ustedes lossantos,
¡Pues Cristo viene pronto!
Aún así, Señor Jesús, ven pronto,
y ya no habrá más noche.
No tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol,
¡porque Cristo lo será todo para ellos!
Letra: Apocalipsis 22
Música: Paul Manz
Esta es solo la traducción de la letra
Tercera lectura
El profeta predice la llegada del Salvador (Isaías 9).
El pueblo que andaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido. Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre Sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Se extenderán Su soberanía y Su paz, y no tendrán fin. Gobernará sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo y sostenerlo con justicia y rectitud desde ahora y para siempre. Esto lo llevará a cabo el celo del Señor Todopoderoso[3].
Oh aldehuela de Belén
Versión de solistas [en inglés] aquí y aquí
Oh aldehuela de Belén,
afortunada tú,
pues en tus calles brilla hoy
la sempiterna Luz.
El Rey tan deseado
con gran expectación
por toda gente y toda edad,
en ti, Belén, nació.
Oh, santo Niño de Belén,
desciende con Tu paz.
En nuestras almas nace hoy
y arroja todo el mal.
Los ángeles del Cielo
te anuncian al nacer.
Ven con nosotros a morar,
oh Cristo, Emanuel.
Villancico de P. Brooks
Cuarta lectura
Se predice la paz que Cristo traerá (Isaías 11).
Del tronco de Isaí brotará un retoño; un vástago nacerá de sus raíces. El Espíritu del Señor reposará sobre Él: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor. Él se deleitará en el temor del Señor; […] Juzgará con justicia a los desvalidos, y dará un fallo justo en favor de los pobres de la tierra.
El lobo vivirá con el cordero, el leopardo se echará con el cabrito, y juntos andarán el ternero y el cachorro de león, y un niño pequeño los guiará. La vaca pastará con la osa, sus crías se echarán juntas, y el león comerá paja como el buey. Jugará el niño de pecho junto a la cueva de la cobra, y el recién destetado meterá la mano en el nido de la víbora. No harán ningún daño ni estrago en todo mi monte santo, porque rebosará la tierra con el conocimiento del Señor como rebosa el mar con las aguas[4].
A Great and Mighty Wonder
¡Qué prodigio!
¡Qué prodigio!
¡Un remedio pleno y santo!
La Virgen da a luz al Niño,
con honor puro y virginal.
¡Repite el himno!
¡Gloria a Dios en las alturas
y en la Tierra paz para con los hombres!
El Verbo es encarnado
¡y sigue en las alturas!
Y el querubín canta himnos
a los pastores desde el cielo.
Mientras cantan a su monarca
esos grupos radiantes y angelicales,
regocíjense valles y montañas,
aplaudan océanos.
Como Él viene a pagar un rescate
por todos, adórenlo todos,
al Niño nacido en Belén,
el Salvador y el Señor.
Letra: S. Germán
Música: Michael Praetorius
Esta es solo la traducción de la letra
Quinta lectura
El ángel Gabriel saluda a la bienaventurada virgen María (Lucas 1).
A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María. El ángel se acercó a ella y le dijo:
—¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo.
Ante estas palabras, María se perturbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo.
—No tengas miedo, María; Dios te ha concedido Su favor —le dijo el ángel—. Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David, y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin.
—¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen?
—El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.
—Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que Él haga conmigo como me has dicho.
Con esto, el ángel la dejó[5].
Mary’s Magnificat
Magníficat
Una luz entra con sigilo y suavidad.
Una doncella canta dulcemente;
siempre alerta, siempre pensativa;
vela con agradecimiento, fidelidad
y ternura a su Rey de reyes.
Engrandece mi alma al Señor;
y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
María canta a Jesús
con suavidad y serenamente:
«Te amaré, te serviré,
que mi canción de cuna glorifique,
magnifique a Mi Rey de reyes».
Letra y música: Andrew Carter
Esta es solo la traducción de la letra
Sexta lectura
San Lucas cuenta el nacimiento de Jesús (Lucas 2).
Por aquellos días Augusto César decretó que se levantara un censo en todo el imperio romano. Así que iban todos a inscribirse, cada cual a su propio pueblo. También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la ciudad de David, para inscribirse junto con María su esposa.
Ella se encontraba encinta y, mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada[6].
I Wonder As I Wander
Me pregunto al pasear
Me pregunto al pasear, bajo el cielo,
¿cómo es que Jesús, el Salvador, vino a morir
por personas pobres y comunes como tú y yo?
Eso me pregunto al pasear bajo el cielo.
Cuando María dio a luz a Jesús fue en un establo
con vacas. Llegaron sabios, granjeros y pastores.
Pero en las alturas una estrella alumbró
y entonces recordó una antigua promesa.
Si Jesús hubiera querido alguna cosita,
una estrella en el cielo o un pájaro volando,
o que todos los ángeles de Dios cantaran,
podría haberlo tenido, porque él era el Rey.
Villancico tradicional de los Apalaches
Música: Carl Rutti
Esta es solo la traducción de la letra
Séptima lectura
Los pastores se acercan al pesebre (Lucas 2).
En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar sus rebaños. Sucedió que un ángel del Señor se les apareció. La gloria del Señor los envolvió en su luz, y se llenaron de temor. Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad».
Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vamos a Belén, a ver esto que ha pasado y que el Señor nos ha dado a conocer». Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba acostado en el pesebre[7].
Nuevas de gozo y solaz
Versión con música del Medio Oriente
Mezcla de dos villancicos: God Rest Ye Merry Gentlemen y Emmanuel
Dios los bendiga y dé Su paz.
No hay que tener temor;
del Cielo al mundo descendió
Jesús, el Salvador.
Fue solo porque quiso Él
Salvar al pecador.
Estribillo:
Oh, nuevas de gozo y solaz.
Gozo y solaz.
Oh, nuevas de gozo y solaz
Allá en Belén Jesús nació
aquella Navidad;
Su cuna fue pesebre vil,
cual seña de humildad;
Su madre no lo despreció,
mujer de gran piedad.
Se repite el estribillo
A un ángel desde el cielo,
Dios a nuestro mundo envió,
y a los pastores de Belén
las nuevas anunció.
Que en la ciudad del rey David
el Cristo ya nació.
Se repite el estribillo
El ángel dijo: «No temáis»,
y así les consoló,
pues de una virgen pura
fue que el Salvador nació.
«Confiando en Él,
de Satanás os libra», él anunció.
Se repite el estribillo
Ustedes que hoy están aquí,
al Salvador load;
Él manda que vivamos en
bendita hermandad.
Sola esperanza y Su amor
es de la humanidad.
Se repite el estribillo
Villancico inglés
Octava lectura
La estrella guía a los sabios, señalándoles el camino que lleva a Jesús (Mateo 2).
Después de que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente.
—¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo.
Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él. Así que convocó de entre el pueblo a todos los jefes de los sacerdotes y maestros de la ley, y les preguntó dónde había de nacer el Cristo.
—En Belén de Judea —le respondieron—, porque esto es lo que ha escrito el profeta: «Pero tú, Belén, en la tierra de Judá, de ninguna manera eres la menor entre los principales de Judá; porque de ti saldrá un príncipe que será el pastor de mi pueblo Israel».
Luego Herodes llamó en secreto a los sabios y se enteró por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. Los envió a Belén y les dijo:
—Vayan e infórmense bien de ese niño y, tan pronto como lo encuentren, avísenme para que yo también vaya y lo adore.
Después de oír al rey, siguieron su camino, y sucedió que la estrella que habían visto levantarse iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de alegría. Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra. Entonces, advertidos en sueños de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino[8].
Three Kings From Persian Lands Afar
Tres reyes de lejanas tierras persas
Tres reyes de lejanas tierras persas
siguen una estrella que los guía al Jordán.
Y esta es la búsqueda de los tres viajeros:
¿Dónde podría estar el recién nacido Rey de los judíos?
Espléndidos regalos llevan al Rey;
ofrecen oro, incienso y mirra.
La estrella brilla con firmeza;
los reyes se dirigen a Belén,
y allí adoran de rodillas,
cuando ven al Niño de María en su regazo.
Muestran al Rey sus regios regalos;
ofrecen oro, incienso y mirra.
Hijo de hombre, ve a Belén.
Los reyes viajan, ¡acompáñalos!
La estrella de misericordia, la estrella de gracia,
guiará tu corazón hasta el lugar de descanso.
No puedes llevar oro, incienso y mirra;
ofrece tu corazón al niño Rey.
Coral (se canta en segundo plano al mismo tiempo como el de arriba).
¡La estrella de la mañana brilla intensamente!
con gracia y verdad desde el lejano cielo.
Ahora se oye nuestro árbol de Isaí,
del tronco de Jacob y del linaje de David;
por ti, Novio, Rey divino,
mi alma está rebosante de amor.
Tu palabra, Jesús,
nos alimenta interiormente,
nos guía bien,
entrega vida.
¡Alabemos! ¡Alabanza a tanto amor!
Letra: P. Cornelius y P. Nicolai
Música: Peter Cornelius
Esta es solo la traducción de la letra
Novena lectura
San Juan revela el gran misterio de la encarnación (Juan 1).
En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la Luz de los hombres. La Luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron.
Vino al mundo un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Juan. Este vino como testigo para testificar de la Luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. No era él la Luz, sino que vino para dar testimonio de la Luz. Existía la Luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre. Él estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de Él, y el mundo no lo conoció. A lo Suyo vino, y los Suyos no lo recibieron. Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios. El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad[9].
Venid, fieles todos
Venid, fieles todos,
a Belén marchemos;
triunfantes vayamos
a adorar al Señor.
¡Al Rey de los Cielos,
a Jesús veremos!
Estribillo:
Venid, adoremos;
venid, adoremos;
venid y adoremos a
Cristo el Señor.
Jesús, has venido
para redimirnos.
Verbo hecho carne,
entre mortales estás.
¡Día glorioso
el de Tu nacimiento!
Se repite el estribillo
Coros celestes, vuestras
alabanzas
con himno sublime
desde el Cielo entonad.
¡Gloria al Señor;
gloria en las alturas!
Se repite el estribillo
En pobre pesebre
yace reclinado,
al hombre ofreciendo
eterna salvación,
el santo Mesías,
el Verbo humanado.
Se repite el estribillo
Adeste Fideles[10]
Himno final
Oíd un son en alta esfera
Otras versiones [en inglés] aquí y aquí
Oíd un son en alta esfera:
«¡En los cielos, gloria a Dios!
¡Al mortal paz en la tierra!»,
canta la celeste voz.
Con los cielos alabemos,
al eterno Rey cantemos,
a Jesús que es nuestro bien,
con el coro de Belén.
Canta la celeste voz:
«¡En los cielos, gloria a Dios!»
El Señor de los señores,
el Ungido celestial,
a salvar los pecadores
bajó al seno virginal.
Loor al Verbo encarnado,
en humanidad velado.
Gloria al Santo de Israel,
cuyo Nombre Emmanuel.
Canta la celeste voz:
«¡En los cielos, gloria a Dios!»
Príncipe de paz eterna,
gloria a Ti, a Ti Jesús.
Entregando el alma tierna,
Tú nos traes vida y luz.
Has Tu Majestad dejado,
y buscarnos te has dignado;
para darnos el vivir,
a la muerte quieres ir.
Canta la celeste voz:
«¡En los cielos, gloria a Dios!»
Canta la celeste voz:
«¡En los cielos, gloria a Dios!»
Letra: C. Wesley y G. Whitefield
Música: J. L. F. Mendelssohn-Bartholdy
¡Que tengan una Navidad llena de bendiciones!
[1] Génesis 3:8-15, 17-19 NVI.
[2] Génesis 22:15-18 NVI.
[3] Isaías 9:2, 6-7 NVI.
[4] Isaías 11:1-4, 6-9 NVI.
[5] Lucas 1:26-35, 38 NVI.
[6] Lucas 2:1, 3-7 NVI.
[7] Lucas 2:8-16 NVI.
[8] Mateo 2:1-12 NVI.
[9] Juan 1:1-14 NBLH.
[10] Adeste fideles (en español Venid fieles, Vayamos cristianos, o Venid, adoremos) es un villancico atribuido a varios autores, entre ellos John Francis Wade (1711-1786), las copias más antiguas de ese himno llevan su firma, a John Reading (1645-1692) y al rey Juan IV de Portugal (1604–1656).