Otras 6 ideas para hacer hincapié en la fe

octubre 30, 2010

Enviado por María Fontaine

Hace varias semanas publiqué Tres joyas en mi cofre de tesoros. La semana pasada añadí seis puntos a esa lista, y hoy agrego otros seis. Esos puntos son como piedras preciosas de mi cofre de tesoros: lo que me ayuda a seguir adelante, mi lista personal de supervivencia. Es posible que ustedes tengas otras cosas, pero estas son las mías.

Una multitud de personas enfrentan circunstancias difíciles en su vida cotidiana. Los cristianos no son inmunes a esas mismas dificultades: problemas familiares, temores, incertidumbre, demasiado que hacer, necesidades económicas, y muchísimo más. No es que tener fe nos evite tener que enfrentar dificultades; sin embargo, conocemos al Señor, y podemos aprovechar Sus promesas, ponerlas a prueba y comprobar su eficacia. Ese conocimiento —que mi fe me ayuda en épocas de tribulación—, me da la convicción para poner a actuar mi fe y dedicar mi vida a servir a los demás y a ayudarlos a que encuentren también Su amor y soluciones.

Entonces, ¿qué otras  cosas me ayudan durante las épocas difíciles? Estas son unas cuantas más:

  • En primer lugar, sé que el carácter a menudo se forja en la adversidad. El abecé del crecimiento espiritual: La Adversidad Beneficia al Carácter. Es parte de la vida; es una de las leyes de Dios. Quienes realizaron portentos para Dios y la humanidad enfrentaron dificultades, impedimentos y toda clase de obstáculos. Al combatir para vencer, se volvieron fuertes. Todos lo hemos experimentado, la adversidad no es placentera, pero sé que una vez que haya pasado, habré ganado sabiduría, paciencia, comprensión, experiencia y estaré mejor preparada para el futuro.
  • Cuando reflexiono en las ventajas de la adversidad, sé que no es solo un período desperdiciado de dolor sin sentido. Pensemos en el caso de José, es solo uno de los muchos millones en la historia cuyo carácter y aptitudes se formaron en el horno de las pruebas. Alguien lo expresó de esta manera: «Si José no hubiera sido prisionero en Egipto, nunca habría sido gobernador en ese país. Las cadenas de hierro que le rodearon los pies fueron el preludio de las cadenas de oro alrededor del cuello».[1]

    Un proverbio africano dice: «Los marineros hábiles no llegan a serlo al navegar por mares tranquilos».

  • Algo más que hago y que me ayuda mucho a seguir es orar para que el Señor me dé más fe. En las Escrituras se encuentran ejemplos de oraciones para tener fe; y estoy segura de que Dios siempre responde al alma sedienta:
  • «E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad».[2]

    Y en otra ocasión: «Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe».[3]

  • El siguiente punto: A veces, cuando me siento demasiado débil para orar por mí misma, pido a otros que oren por mí. No trato de ocultar mis batallas ni finjo que no existen, sino que pido a Peter y a otros en quienes tengo confianza que oren, que me aconsejen y me ayuden. Cuando paso por una época difícil, doy gracias porque cuento con personas que me apoyan en oración, a quienes me parece que puedo acudir, que sé que me pueden regalar de su tiempo, que se interesarán por mí y que pedirán al Señor que me dé de Su fortaleza y fe.
  • Espero que ustedes tengan por lo menos una o dos personas a quienes puedan pedir oración cuando necesiten avivarse espiritualmente.

  • Otra cosa que hago es recordar experiencias anteriores, que Jesús nunca me ha fallado; eso siempre me aumenta la fe, porque hay muchísimas. En todos los casos, Él me ha sacado de la tormenta para llevarme a un lugar tranquilo en el momento que le ha parecido mejor. Concentrarme en todo lo que el Señor ha hecho en el pasado para responder a mi fe y oraciones hace que espere más de lo mismo.
  • Además, recordar testimonios de que Él nunca falló a otros es una tremenda inspiración, porque no solo tengo mis propias experiencias, sino que tengo los recursos de un gran cuerpo de creyentes a lo largo de la historia. Leo lo que Dios ha hecho para que otros salgan adelante y los milagros que ha hecho por otros; eso aumenta mi fe, lo que me da la tranquilidad y paz de que Él también hará milagros por mí.
  • Sé que por muy sombrías que sean las circunstancias, Dios es capaz de obrar milagros. No está limitado por las circunstancias.

  • Otra cosa que me ayuda mucho: Me esfuerzo al máximo para creer que todo mejorará. Procuro mirar más allá de las difíciles circunstancias presentes porque sé que eso complace al Señor. Estoy segura de que si tengo fe en que todo saldrá bien, y que Jesús me sacará adelante y que hará que todo mejore, entonces lo hará, porque me honra por tener confianza en Él.
  • Como en una anécdota acerca de un padre y su hijita. Ella se acercó a su padre y le pidió una casa de muñecas. El padre asintió y prometió construir una, luego continuó la lectura de un libro. Al poco rato, echó un vistazo por la ventana de su estudio y la vio con las manos llenas de platos y muñecas; la niña entró y salió varias veces hasta que tenía un gran montón de juguetes en el patio. El padre preguntó a su esposa qué hacía la niña.

    —¡Ah! —respondió la esposa—. Prometiste construirle una casa de muñecas y ella te cree. Se está preparando.

    —Diríase que me había caído una bomba —comentó el padre más adelante—. Dejé a un lado el libro, corrí al almacén de maderas a buscar materiales, y rápidamente le construí a mi hija una casa de muñecas.

    —¿Por qué respondí? ¿Porque quería hacerlo? No. ¿Porque ella se lo merecía? No; no forzosamente. El padre de la niña le había dado su palabra, ella le creyó y actuó en consecuencia. Cuando vi la fe que ella tenía, nada me impidió cumplir mi palabra.

    Dios es así con nosotros. Así que haré todo lo posible por fortalecer mi fe, porque sé que la fe hace que Dios actúe, porque la fe siempre tiene como resultado que Dios cumple Sus promesas. El cumplimiento de esas promesas no siempre ocurre de inmediato; Jesús siempre cumple Su palabra en el momento en que le parece más conveniente y según Su propósito.

Así que esa es mi lista, lo que me ayuda cuando casi no puedo sostener la cabeza por encima del agua ¡y estoy a punto de caer presa del pánico porque creo que me voy a ahogar! (Déjenme decirles, cuando estoy en un lago o en el mar —o incluso en una piscina— y tengo el agua en la cara, me da pánico. Aunque no esté ahogándome, el miedo que le tengo al agua me hace sentir como si así fuera. ¡Así que puedo emplear ese ejemplo y sentir emoción! Aunque también trato de tener fe para superar ese temor.)

Cuando incorporo a mi diario caminar esas prácticas y principios que edifican la fe —incluso si es reflexión u oración—, activan mi fe y hacen que la fe pase de ser algo teórico a algo vivo. No siempre empleo todos los puntos de la lista, pero en general cuando hago esas cosas, dan como resultado beneficios en mi vida.


[1] William Secker.

[2] Marcos 9:24; RV 1960.

[3] Lucas 17:5; RV 1960.