Revisión del equilibrio de vida: Introducción

agosto 13, 2019

Enviado por Peter Amsterdam

[Life Balance Check: Introduction]

En la última parte del año pasado y en los primeros meses de este sufrí continuos dolores de espalda que me dificultaron trabajar frente a la computadora y también afectaron mi sueño y ejercicio. Coincidiendo con eso, me hicieron mal un procedimiento dental, hecho que me produjo bastante dolor en algunos dientes, así como molestias y punzadas a la hora de comer. Tuve que acudir a otro dentista, el cual se vio obligado a rehacer todo el trabajo que me habían hecho en la dentadura. A lo largo de ese tiempo, cada vez estaba más atrasado en mi trabajo y otras obligaciones, aunque seguía exigiéndome a mí mismo a pesar del dolor y la falta de sueño. El dolor continuo, así como la presión que sentía en el trabajo y mis dificultades para mantener el ritmo en otros aspectos de mi vida, me sometieron a mucho estrés. Eso fue perjudicial para mi salud, mi actitud y mi espiritualidad. No es el único período largo de mi vida en que he experimentado altos niveles de estrés, solo el más reciente.

Mientras cavilaba, oraba y reflexionaba sobre el estrés que he permitido que me afecte tanto en épocas anteriores como muy recientemente, el Señor me señaló dos puntos fundamentales. En primer lugar, la importancia de cuidar proactivamente de nuestro cuerpo, mente y espíritu en vez de esperar a que suceda algo que nos obligue a reaccionar. Por supuesto que eso ya lo sabía, pero el caso es que no fui capaz de salirme de la rutina de estrés, trabajo y obligaciones, hasta el punto en que contravine algunas de las reglas básicas de salud. A lo largo de ese tiempo tomé decisiones que me parecieron acertadas, abnegadas y diligentes; pero en definitiva trabajé demasiado, y no hice caso de las indicaciones del Señor en el sentido de que me estaba sometiendo a un estrés excesivo.

En segundo lugar, me di cuenta de que aun en temporadas difíciles y estresantes de mucho ajetreo es posible tomar decisiones que hagan que tengamos una vida más equilibrada. Si vemos como un lujo las actividades que equilibran nuestra vida, esas serán las primeras de las que prescindamos cuando nuestro trabajo, nuestra familia o nuestra vida personal atraviesen un período particularmente duro. En cambio, si entendemos que nuestro equilibrio de vida y nuestro bienestar general constituyen el fundamento que mejor nos va a permitir cuidar de nuestra familia y seres queridos, hacer trabajo creativo de calidad, estar disponibles para los designios de Dios y llevar una vida de presencia activa, buscaremos con más ahínco la manera de incluir en nuestra vida cotidiana esos elementos equilibradores clave. Llegué a la conclusión de que debía considerar que las decisiones que contribuyen a mi equilibrio de vida son actos de obediencia al Señor.

Me tomé un tiempo para reflexionar sobre el hecho de que mi vida, mi trabajo y mis demás obligaciones se hubieran vuelto tan agobiantes. Hice una especie de revisión de mi vida personal, a raíz de la cual tomé nota de siete aspectos que son fundamentales para tener un equilibrio de vida. No son conceptos nuevos; está ampliamente aceptado que son los principales pilares para gozar de una vida sana y equilibrada. (Si bien el primer punto está directamente ligado a nuestra fe cristiana, a los no creyentes también les resulta muy beneficiosa la meditación o los ratos en silencio de una forma u otra.)

Los pilares para tener un equilibrio de vida sobre los que reflexioné son los siguientes:

  1. Ratos de comunión con el Señor
  2. Salud
  3. Ejercicio
  4. Manejo del estrés
  5. Desarrollo personal
  6. Relaciones: familia y amigos
  7. Altruismo y generosidad

Me vino bien analizar cada uno de esos puntos y evaluar cómo me iba. ¿En qué necesitaba mejorar? ¿Qué es lo primero de lo que tiendo a prescindir en tiempos de mayor estrés? ¿Qué tenía que cambiar para fortalecerme en cierto aspecto? Esta revisión de mi vida personal subrayó la importancia de hacer una pausa para evaluar mi situación, no solo cuando estoy en una crisis de salud o próximo a sufrir agotamiento, sino más bien como medida preventiva periódica.

Todos nosotros deberíamos buscar al Señor y evaluar nuestro equilibrio de vida en las distintas estaciones de la vida. No debemos dar por sentado que lo que era bueno en el pasado sigue siéndolo hoy. A medida que cambia nuestra situación, cambian nuestras necesidades. Es recomendable que hagamos una revisión periódica, que veamos si llevamos una vida equilibrada y que ajustemos en consecuencia nuestra escala de prioridades y nuestro horario.

En esta serie de artículos abordaré los siete temas enumerados más arriba en el contexto de cultivar y practicar una vida sana y equilibrada. Si bien esos puntos no son nada del otro mundo, son bastante universales y aplicables a la salud integral —física, mental, espiritual y emocional— de todas las personas. Aunque no te esfuerces en cada uno de ellos todas las semanas o todos los meses, deberías contar con un plan general para dedicarles atención, ya que son aspectos importantes de tu vida que te ayudarán a cumplir los planes de esperanza que tiene Dios para ti. «Yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza».  Jeremías 29:11 (NVI)

Quiero comenzar haciendo algunas aclaraciones que considero importantes en esta serie de artículos:

  • A todos no les servirá lo mismo. Cada uno descubrirá una manera distinta de lograr y mantener un mejor equilibrio de vida, y así debe ser. El Señor puede ayudarte a adaptar algunas soluciones a tus necesidades particulares.
  • Adelántate a los acontecimientos. No esperes a estar estresado o sufrir una crisis de salud para atender esas necesidades. Esto debe entenderse como un reto proactivo. Y en caso de que ya estés estresado o abrumado, este es un buen momento para cambiar. No trates de hacerlo todo a la vez. Comienza con poco y ve añadiendo progresivamente más aspectos.
  • Adopta rutinas y hábitos. Al analizar estos puntos, conviene que evalúes tus rutinas. Algo que te puede ayudar es crear hábitos con relación a algunos de estos puntos clave, incluirlos en tu horario o tus actividades recurrentes con el fin de ocuparte con regularidad de esos aspectos de tu vida.
  • No te compliques. Comienza con algo que no requiera mucha planificación. Tómate un café o una copa de vino con tu pareja o un amigo, o siéntate con ellos para orar; eso puede servir para aliviar el estrés. A otra persona, es posible que salir a pasear la ayude a echar sus cargas sobre el Señor. Otro se beneficiará de apuntarse a una liga de voleibol o de fútbol para olvidarse así del estrés de la jornada laboral.
  • Actúa con intencionalidad. Si quieres lograr un mejor equilibrio en tu vida, tendrás que hacer un esfuerzo. Sabemos que el estrés mata, y por lo general contamos con poco tiempo, así que tenemos que actuar deliberadamente para equilibrar nuestra vida. Procura sacar todos los días algo de tiempo para restablecer ese equilibrio.
  • Puedes combinar. Aunque en la lista los siete puntos estén separados con el fin de que hagas tu evaluación, varios de ellos se pueden combinar y abordar simultáneamente. Por ejemplo, la necesidad de hacer ejercicio, la de desestresarse y la de relacionarse con otras personas se pueden satisfacer con una única actividad. O puedes salir con tu familia para hacer ejercicio y disfrutar juntos de un rato de esparcimiento. Las actividades no tienen por qué estar separadas; si puedes mezclarlas y combinarlas, mejor aún.

No hay una pauta preestablecida para llegar a tener una vida equilibrada. Mi objetivo con esta serie es llamar nuevamente la atención sobre este importante tema. Si todos reflexionamos sobre esos siete puntos y la manera de incorporarlos a nuestras actividades cotidianas, saldremos beneficiados. La aplicación de estos conceptos y su expresión en nuestra vida y nuestro horario es asunto de cada cual. Todos estamos en distintas fases y estaciones de la vida. Si tienes familia, hijos o nietos que viven contigo o cerca de ti y participas mucho en su vida, el compartimento de familia ocupará una porción mayor de tu tiempo. Si llevas una vida más solitaria, es posible que dispongas de más tiempo para otras actividades. Cada uno de nosotros debe examinar su situación, circunstancias y necesidades y ver lo que le resulta mejor.

Sea cual sea tu situación personal y tu nivel de estrés, puedes aferrarte a esta hermosa promesa de Isaías, que confirma el deseo que tiene Dios de conducirnos, guiarnos y fortalecernos a través de todas las dificultades que se nos presenten.

El Señor los guiará continuamente, les dará agua cuando tengan sed y restaurará sus fuerzas. Serán como un huerto bien regado, como un manantial que nunca se seca.  Isaías 58:11 (NTV)