Reflexiones sobre nuestra identidad (2ª parte)

abril 7, 2015

Enviado por María Fontaine

[Thoughts on Identity—Part Two]

Para continuar el primer artículo sobre el tema de nuestra identidad en Cristo, les ofrezco una lista más extensa, aunque no exhaustiva ni mucho menos, de algunos de los muchos privilegios estupendos, beneficios, dones y habilidades que cuando los hacemos nuestros contribuyen a que se manifieste ante los demás el Espíritu del Señor.

Estos tesoros de la Palabra se pueden emplear como instrumento de estudio a fin de maximizar nuestra vida y relación con el Señor, o como un auxiliar para que otros descubran y desarrollen al máximo su capacidad en Jesús. Las promesas de Dios, Su amor, poder y fuerza, están a nuestra disposición. Podemos invocar esas promesas y emplearlas a medida que maduramos juntos y enaltecemos a Jesús[1].

Este es un pequeño resumen de los puntos que se tratan en la primera parte de esta serie.

Desarrollar al máximo nuestra capacidad requiere que nos empapemos de Su Palabra. Lo hacemos al dedicar tiempo a estudiar, memorizar y meditar en todo lo que Jesús ha puesto a nuestra disposición. Es posible que te preguntes: «¿En qué me beneficio?» Entre algunos beneficios están: serás más feliz, tendrás una vida más plena, y podrás llevar a cabo de manera más eficaz lo que sea que Él quiera que hagas.

A medida que asimiles Su Palabra, y Su Espíritu obre en tu corazón y en tu vida por medio de tus palabras y obras, puedes llegar a ser todo lo que Jesús ha prometido que seas tanto en esta vida como en la venidera.

En mi caso, me resulta útil recordarme a mí misma cómo puedo aprovechar mejor lo que Jesús nos ha dado. Esta es una pequeña lista de consejos breves que también incluí en el primer artículo de esta serie.

  • Medita sobre lo que significan para ti los enunciados y versículos que reproducimos más abajo. Lee en voz alta, para ti mismo, cada uno de ellos. Colócalos en la pared y cámbialos cada cierto tiempo.
  • Invoca cada uno de ellos en una plegaria de afirmación o declaración de alabanza.
  • Ponles una melodía; que sea una canción que te dediques a ti.
  • Considéralos una declaración personal de Jesús para ti.
  • Recítalos cuando quieras vencer una dificultad o un ataque del Enemigo.
  • Mira todo el contexto de esos versículos. Lee otros cercanos o el capítulo en el que se encuentran.
  • Léelos en otras versiones para descubrir distintos matices de significado.
  • Pregunta al Señor cuál sería para ti la manera más eficaz de aplicar cada versículo a tu vida.
  • Recuérdate con frecuencia que tu crecimiento espiritual y relación con el Señor tienen una importancia vital. Y también que necesitas dedicar tiempo a desarrollar tu identidad de conformidad con la Palabra de Dios.

A fin de facilitar el empleo de estos versículos como una guía de referencia, en la presente lista también he incorporado los versículos del primer artículo de esta serie.

Lo que soy en Cristo

1. En Cristo tengo vida.

«Dios, cuya misericordia es abundante, por el gran amor con que nos amó, nos dio vida junto con Cristo, aun cuando estábamos muertos en nuestros pecados (la gracia de Dios los ha salvado), y también junto con él nos resucitó, y asimismo nos sentó al lado de Cristo Jesús en los lugares celestiales.  Efesios 2:4-6 (RVC)

2. Soy embajador de Cristo.

«Somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios».  2 Corintios 5:20 (RVR 95)

3. Me he reconciliado con Dios.

«A Dios le agradó habitar en Él con toda Su plenitud y, por medio de Él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz. En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban alejados de Dios y eran Sus enemigos. Pero ahora Dios, a fin de presentarlos santos, intachables e irreprochables delante de Él, los ha reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante Su muerte».  Colosenses 1:19-22 (NVI)

4. Tengo paz con Dios.

«Por lo tanto, ya que fuimos declarados justos a los ojos de Dios por medio de la fe, tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros». Romanos 5:1(NTV)

5. He sido perdonado.

«En Él tenemos la redención […], el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia que Dios nos dio».  Efesios 1:7,8a (NVI)

6. Soy santo e intachable a los ojos de Jesús.

«Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos».  Efesios 1:4 (NTV)

7. Soy amigo de Jesús.

«Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de Mi Padre os las he dado a conocer».  Juan 15:15 (RVR 95)

8. Soy hijo adoptivo de Dios.

«Ustedes no recibieron un Espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: “¡Abba! ¡Padre!”»  Romanos 8:15 (NVI)

9.  Soy una creación única de Dios.

«El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré del maná escondido, y le daré también una piedrecita blanca en la que está escrito un nombre nuevo que solo conoce el que lo recibe».  Apocalipsis 2:17 (NVI)

10. Soy la esposa de Cristo.

«Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la Ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios».  Romanos 7:4 (RVR 95)

11. Tengo el poder de Dios que me da la fortaleza y la paciencia llena de alegría que necesito.

«Pedimos que él, con Su glorioso poder, los haga fuertes; así podrán ustedes soportarlo todo con mucha fortaleza y paciencia, y con alegría».  Colosenses 1:11 (DHH)

12. Soy una nueva persona.

«De modo que si alguno está en Cristo,  nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas».  2 Corintios 5:17 (RVR 95)

13. Soy hijo de la luz, y no de la oscuridad.

«Todos ustedes son hijos de la luz y del día; no pertenecemos a la oscuridad y a la noche».  Tesalonicenses 5:5 (NTV)

14. La justicia de Jesús mora en mí.

«Y encontrarme unido a Él. No quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe».  Filipenses 3:9 (NVI)

15. Ninguna condenación pesa ni pesará nunca sobre mí.

«Ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús».  Romanos 8:1 (NVI)

16. Dios me escogió y me tiene mucho cariño.

«Hermanos amados de Dios, sabemos que Él los ha escogido».  1 Tesalonicenses 1:4 (NVI)

«Para alabanza de la gloria de Su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado».  Efesios 1:6 (RVR 95)

17. El Espíritu de Dios habita en mí.

«¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?»  1 Corintios 3:16 (NVI)

18. Me he liberado de la ley del pecado y de la muerte.

«La ley del Espíritu que da vida en Cristo Jesús, te liberó de la ley del pecado y de la muerte».  Romanos 8:2 (DHH)

19.  Soy más que un vencedor.

«En todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó».  Romanos 8:37 (RVC)

20. Soy un ser espiritual con una herencia de riquezas eternas.

«Por Su gran misericordia y mediante la resurrección de Jesucristo nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, para que recibamos una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera. Esta herencia les está reservada en los cielos a ustedes, que por medio de la fe son protegidos por el poder de Dios, para que alcancen la salvación, lista ya para manifestarse cuando llegue el momento final».  1 Pedro 1:3-5 (RVC)

21. Soy una persona magnífica porque Dios me engrandece.

«Me diste asimismo el escudo de Tu salvación; Tu diestra me sustentó  y Tu benignidad me ha engrandecido».  Salmo 18:35 (RVR 95)

22. He sido llamado a ser santo.

«A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos, junto con todos los que en todas partes invocan el nombre del Señor Jesucristo, Señor suyo y nuestro».  1 Corintios 1:2 (RVC)

«A los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo sean con ustedes».  Colosenses 1:2 (RVC)

23. Soy parte del real sacerdocio.

«Ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable».  1 Pedro 2:9 (RVC)

24. Soy mensajero de reconciliación.

«Todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo a través de Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación. Esto quiere decir que, en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, sin tomarles en cuenta sus pecados, y que a nosotros nos encargó el mensaje de la reconciliación».  2 Corintios 5:18-19 (RVC)

25. Soy ciudadano del Cielo.

«Nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo».  Filipenses 3:20 (RVR 95)

26. Estoy firme en Jesús.

«Dios es el que nos mantiene firmes en Cristo, tanto a nosotros como a ustedes. Él nos ungió, nos selló como propiedad suya y puso Su Espíritu en nuestro corazón, como garantía».  2 Corintios 1:21-22 (NVI)

27. Puedo ser una luz para los demás y puedo manifestar lo bueno, recto y verdadero.

«Ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad)».  Efesios 5:8-9 (NVI)

28. Mi vida está edificada sobre el fundamento de Jesús.

«Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular».  Efesios 2:20 (NVI)

29. Soy miembro de la familia de Dios.

«Ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios».  Efesios 2:19 (NVI)

30. Soy parte del reino de Dios.

«Al que ha hecho de nosotros un reino, sacerdotes al servicio de Dios Su Padre, ¡a Él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén.  Apocalipsis 1:6 (NVI)

31. Soy colaborador de Dios.

«Nosotros, como colaboradores de Dios, les rogamos a ustedes que no reciban Su gracia en vano».  2 Corintios 6:1 (RVC)

32. He conseguido una victoria por medio de mi fe en Jesús.

«Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe».  1 Juan 5:4 (NVI)

33. Estoy de paso por este mundo.

«Todas esas personas murieron sin haber recibido las cosas que Dios había prometido; pero como tenían fe, las vieron de lejos, y las saludaron reconociéndose a sí mismos como extranjeros de paso por este mundo».  Hebreos 11:13 (DHH)

Lo que Cristo ha hecho por mí y para mí

1. Tengo vida con Cristo.

«Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con Él, perdonándoos todos los pecados». Colosenses 2:13 (RVR 95)

2. Nos sentaremos con Cristo en lugares celestiales para mostrar las riquezas de la bondad y gracia de Dios.

«En unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de Su gracia, que por Su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús».  Efesios 2:6-7 (NVI)

3. Se me ha dado un espíritu de poder, amor y autodisciplina.

«Dios no nos ha dado un espíritu de temor […] sino de poder, amor y autodisciplina».  2 Timoteo 1:7 (NTV)

4. He sido comprado por Jesús.

«Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo».  1 Corintios 6:19b, 20 (NTV)

5. Aunque no lo merecía, Jesús murió por mí.

«Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra Su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros».  Romanos 5:7-8 (NVI)

6. Jesús me ama tanto como el Padre lo ama a Él.

«Así como el Padre me ha amado a mí, también Yo los he amado a ustedes».  Juan 15:9 (NVI)

7. Nada podrá separarnos del amor de Dios.

«¿Qué podrá separarnos del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada? Como está escrito: “Por causa de ti siempre nos llevan a la muerte, somos contados como ovejas de matadero”. Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor». Romanos 8:35-39 (RVC)

8. Jesús está en mí.

«En aquel día ustedes sabrán que Yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en Mí, y que Yo estoy en ustedes».  Juan 14:20 (RVC)

9. Entiendo lo que Dios me ha dado.

«Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por Su gracia Él nos ha concedido».  1 Corintios 2:12 (NVI)

10. Por Sus heridas, Jesús hizo previsiones para que yo recibiera curación.

«Él mismo llevó en Su cuerpo nuestros pecados al madero, para que nosotros, muertos ya al pecado, vivamos para la justicia. Por Sus heridas fueron ustedes sanados».  1 Pedro 2:24 (RVC)

11. Dios se deleita y disfruta al estar conmigo.

«Entonces Dios se regocijará por ti como el esposo se regocija por su esposa».  Isaías 62:5b (NTV)

12. He sido librado de la muerte para andar delante de Dios.

«Tú, oh Dios, me has librado de tropiezos, me has librado de la muerte, para que siempre, en Tu presencia, camine en la luz de la vida».  Salmo 56:13 (NVI)

13. Jesús intercede por mí.

«¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la derecha de Dios e intercede por nosotros».  Romanos 8:33-34 (RVC)

14. Jesús me llama uno de Sus hermanos.

«Tanto el que santifica como los que son santificados tienen un mismo origen, por lo cual Jesús no se avergüenza de llamarlos hermanos».  Hebreos 2:11 (NVI)

15. Puedo ser liberado de mis vicios y adicciones.

«Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de Su amado Hijo».  Colosenses 1:13 (RVR 95)

16. Mi corazón y pensamientos están protegidos con la paz de Dios.

«La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús».  Filipenses 4:7 (NVI)

17. Recibo gracia y misericordia.

«Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos».  Hebreos 4:16 (NVI)

Lo que puedo hacer en Cristo

1. El poder de Dios puede obrar por medio de mí.

«Por el don de la gracia de Dios, que me ha sido dado conforme a Su gran poder, yo fui designado ministro de este evangelio».  Efesios 3:7 (RVC)

2. Puedo ser partícipe de Su naturaleza divina.

«Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por Su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por Su gloria y excelencia. Por medio de ellas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, puesto que han huido de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos».  2 Pedro 1:3-4 (RVC)

3. Puedo mantenerme firme en el día malo.

«Por lo tanto, echen mano de toda la armadura de Dios para que, cuando llegue el día malo, puedan resistir hasta el fin y permanecer firmes».  Efesios 6:13 (RVC)

4. Estoy en unión con otros creyentes.

«Solo compórtense ustedes como es digno del evangelio de Cristo, para que ya sea que vaya a verlos, o que me encuentre ausente, sepa yo que ustedes siguen firmes, en un mismo espíritu y luchando unánimes por la fe del evangelio».  Filipenses 1:27 (RVC)

5. Puedo acercarme a Dios con audacia, libertad y confianza por medio de Jesús.

«Gracias a Cristo y a nuestra fe en Él, podemos entrar en la presencia de Dios con toda libertad y confianza».  Efesios 3:12 (NTV)

6. Dios me ha autorizado para hacer discípulos de todas las naciones.

«Jesús se acercó y les dijo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”». Mateo 28:18-20 (RVC)

7. Con Jesús puedo encarar y superar cualquier cosa en la vida.

«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece».  Filipenses 4:13 (RVR 95)

8. Como persona que Dios ha escogido, puedo vestirme de compasión, misericordia, bondad, humildad y paciencia.

«Como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia».  Colosenses 3:12 (RVC)

9. Soy capaz de perseverar.

«Avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús».  Filipenses 3:14 (NTV)

10. Puedo comunicar a los demás lo que Jesús ha hecho por mí.

«Cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y serán Mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra».  Hechos 1:8 (RVC)

11. Puedo madurar espiritualmente.

«Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo».  Efesios 4:15 (NVI)

12. Puedo tener una nueva actitud y un nuevo estilo de vida.

«Si de veras se les habló y enseñó de Jesús según la verdad que está en Él. Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.  Efesios 4:21-24 (NVI)

13. Puedo perdonar a los demás.

«Sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo».  Efesios 4:32 (NVI)

14. Puedo dar gracias por todo.

«Den siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo».  Efesios 5:20 (RVC)

15. Puedo someterme a otros con humildad.

«Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo».  Efesios 5:21 (NVI)

16. Puedo confortar a los demás hablándoles del glorioso futuro que Dios nos tiene reservado.

«Nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras».  1 Tesalonicenses 4:17-18 (RVR 95)

17. Puedo honrar a Dios por medio del matrimonio.

«Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo. Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable. Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo hace con la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”. Esto es un misterio profundo; yo me refiero a Cristo y a la iglesia. En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo».  Efesios 5:22-33 (NVI)

18. Puedo combatir eficazmente al diablo.

Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.  Efesios 6:16 (RVR95)

19. Puedo hacer que el diablo huya cuando lo resisto en el nombre de Jesús.

«Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes».  Santiago 4:7 (NVI)

Lo que sé en Cristo

1. Tengo la certeza de que todo redundará en bien.

«Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con Su propósito».  Romanos 8:28 (NVI)

2. Dios perfeccionará la obra que ha empezado en mí.

«Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva».  Filipenses 1:6 (NTV)

3. Puedo descubrir cuál es la voluntad de Dios para mí.

«No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta».  Romanos 12:2 (NVI)

4. Puedo seguir adelante pase lo que pase, mediante el poder de Dios en mí.

«Tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros. Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos. Dondequiera que vamos, siempre llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo. Pues a nosotros, los que vivimos, siempre se nos entrega a la muerte por causa de Jesús, para que también Su vida se manifieste en nuestro cuerpo mortal».  2 Corintios 4:7-11 (NVI)

5. Jesús me ha enviado al mundo para que lleve a cabo una misión.

«Como Tú me enviaste al mundo, así Yo los he enviado al mundo».  Juan 17:18 (RVR 95)

Lo que puedo tener en Cristo

1. Puedo tener la mente de Cristo.

«¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién lo instruirá? Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo».  1 Corintios 2:16 (RVR 95)

2. Tengo un Padre (Dios) que creó todo lo que existe.

«Digno eres, Señor, de recibir la gloria, la honra y el poder; porque Tú creaste todas las cosas, y por Tu voluntad existen y fueron creadas».  Apocalipsis 4:11 (RVC)

3. Por medio de Jesús, he sido facultado para participar de la herencia de los santos.

«Dando gracias con alegría al Padre. Él los ha facultado para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz».  Colosenses 1:12 (NVI)

4. Tengo vida eterna al conocer a Dios.

«Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado».  Juan 17:3 (RVC)

5. Jesús me ha elegido y me ha dado la tarea de llevar fruto para Él.

«Ustedes no me escogieron a Mí, sino que Yo los escogí a ustedes, y los designé para que vayan y den fruto, y que su fruto permanezca; para que todo lo que pidan al Padre en Mi nombre se lo conceda».  Juan 15:16 (NBLH) 

6. Nunca estoy solo.

«Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré”».  Hebreos 13:5 (NVI)

7. Puedo seguir los pasos de Jesús.

«Les di mi ejemplo para que lo sigan. Hagan lo mismo que Yo he hecho con ustedes».  Juan 13:15 (NTV)

8. Jesús me dará lo que necesite.

«Así que mi Dios suplirá todo lo que les falte, conforme a Sus riquezas en gloria en Cristo Jesús».  Filipenses 4:19 (RVC)

9. Tengo acceso a la curación y el perdón de Dios.

«¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia para que oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados».  Santiago 5:14,15 (RVR 95)

10. Tengo protección.

«Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano».  Juan 10:28 (NVI)

11. He quedado libre de la maldición de la ley.

«Cristo nos redimió de la maldición de la ley, y por nosotros se hizo maldición (porque está escrito: “Maldito todo el que es colgado en un madero”»).  Gálatas 3:13 (RVC)

12. Jesús comparte Su alegría conmigo.

«Les he dicho esto para que tengan Mi alegría y así su alegría sea completa».  Juan 15:11 (NVI)

13. Puedo tener valor, porque el amor de Dios elimina el temor.

En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor.  1 Juan 4:18a (RVC)


[1] Juan 12:32.