Jesús, Su vida y mensaje: La profecía de Isaías

enero 29, 2019

Enviado por Peter Amsterdam

[Jesus—His Life and Message: Isaiah’s Prophecy]

En las 4 partes de Conflictos con los fariseos vimos que ciertos líderes religiosos de la época de Jesús, conocidos como fariseos, se opusieron vehementemente a Él y a Su mensaje. En el capítulo 12 de Mateo se cuenta la reacción de algunos de ellos que presenciaron cómo sanó Jesús en sábado a un hombre que tenía una mano atrofiada[1]. En vez de alegrarse de que el hombre se había curado, dice que «salieron entonces los fariseos y se confabularon contra Jesús para destruirlo»[2]. A continuación dice: «Cuando Jesús supo esto, se retiró de allí. Lo siguió mucha gente, y sanaba a todos, y les encargaba rigurosamente que no lo descubrieran»[3].

A lo largo de los evangelios se observa que Jesús se retiró de situaciones que lo ponían en peligro hasta que llegó el momento de entregar Su vida. Cuando se enteró de que habían detenido a Juan el Bautista, se retiró a Galilea[4]. Cuando decapitaron a Juan, «se apartó de allí, Él solo, en una barca a un lugar desierto»[5]. Tras un fuerte choque verbal entre Él y los fariseos, «se fue a la región de Tiro y de Sidón»[6]. Llegado el momento de la confrontación final que condujo a Su crucifixión, cumplió el plan de Su Padre y dio Su vida por los demás; pero hasta entonces, siguió la recomendación que Él mismo había dado a Sus discípulos: que si se topaban con oposición en determinado lugar, se fueran a otro[7].

Volvamos a Mateo 12. Como en esta etapa de Su vida pública Jesús era consciente de que los fariseos conspiraban contra Él, sabiamente se retiró, y cuando lo hizo muchos lo siguieron. Cuando Él curaba las dolencias de la gente, no buscaba publicidad ni fama, como se evidencia por el hecho de que mandaba a todos «que no lo descubrieran»[8]. Optó por hacer Su labor calladamente, de uno en uno, o con Sus discípulos, lejos de las muchedumbres. Mateo cita un extracto del libro de Isaías (Isaías 42:1–4) para mostrar que Jesús cumplió la visión del siervo ideal de Dios que escribió el profeta Isaías en tiempos del Antiguo Testamento. Este pasaje de Mateo es la cita más extensa del Antiguo Testamento que hay en los evangelios. Al reproducir estas palabras del libro de Isaías, Mateo «pone de relieve ciertas verdades esenciales sobre la clase de persona que es Jesús y la forma en que lleva a cabo Su labor»[9].

Para que se cumpliera lo que dijo el profeta Isaías: «Este es Mi siervo, a quien he escogido; Mi amado, en quien se agrada Mi alma»[10].

Esta profecía llama «siervo» a la persona que Dios indica que ha escogido. Con esto se expresa el concepto de humildad y modestia que se observa también en el resto del pasaje. A lo largo del Evangelio de Mateo, a Jesús se lo llama ocho veces «Hijo de David», con lo que se resalta la ascendencia real del Mesías. Sin embargo, aquí Mateo enfatiza su papel de siervo.

No contenderá, ni voceará, ni nadie oirá en las calles Su voz[11].

Otras traducciones dicen: «No disputará con nadie, no andará dando gritos»[12], «No protestará ni gritará»[13], «No peleará ni gritará, ni levantará Su voz en público»[14]. La misión de Jesús fue una misión de humildad. Él dijo de Sí mismo:

Llevad Mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón[15].

Otras versiones dicen: «Paciente y humilde de verdad»[16], o: «Humilde y tierno de corazón»[17]. Si bien Jesús se enfrentó firmemente a los que obraban mal, jamás trató de imponer Su voluntad a los que preferían no creer en Él y no seguir Sus enseñanzas. La profecía que decía que no disputaría, ni gritaría, ni daría discursos a voces en las calles principales vio su cumplimiento en la forma en que Jesús comunicó Su mensaje, por lo general con suavidad, no en un tono imperioso, áspero o exigente. Claro que cuando más adelante se enfrentó a Sus adversarios religiosos en Jerusalén y denunció su hipocresía, lo hizo con más contundencia.

La caña cascada no quebrará y el pábilo que humea no apagará, hasta que haga triunfar el juicio. En Su nombre esperarán los gentiles[18].

En Israel abundaba la caña, la cual se utilizaba con múltiples fines, por ejemplo para hacer bastones, plumas de escribir, flautas, varas de medir, y para sostener los tejados de paja. Como había tanta por todo el país, si una se torcía, se rompía o se estropeaba y dejaba de cumplir su función, era muy sencillo y económico desecharla y conseguir otra para sustituirla. Los pábilos, que se empleaban en las lámparas de aceite, se hacían con una tira de lino empapada en aceite. Cuando uno no ardía bien, y por consiguiente no daba buena luz y echaba humo, por lo general uno lo apagaba y lo tiraba. Un trozo de mecha costaba muy poco, por lo que las mechas se solían cambiar con frecuencia.

Al citar esta profecía de Isaías, Mateo compara a las personas destrozadas con cañas dañadas y mechas humeantes. Cierto autor explica:

Estas imágenes, por consiguiente, denotan una extraordinaria voluntad de animar a las personas menoscabadas o vulnerables, dándoles la oportunidad de tener éxito que la sociedad, orientada hacia los resultados, les negaba[19].

Otro escribe:

Sacarle utilidad a una caña cascada o a una mecha humeante requería tiempo y paciencia. Había que estar dispuesto a tomarse la molestia, y la gente no solía hacerlo. De modo similar, la mayoría consideramos que los indigentes del mundo no merecen la pena; no vemos que se pueda hacer nada con ellos. Sin embargo, el amor, los cuidados y la paciencia pueden hacer maravillas, y a eso se refiere el profeta. El siervo de Dios persevera hasta el final. Insiste hasta que hace triunfar la justicia[20].

Mateo citó estos versículos para mostrar que Jesús, como el siervo de la profecía de Isaías (Isaías 42), no desechaba a la ligera ni daba por perdidos a los que estaban dañados u oprimidos. También puso de relieve que Jesús no solo trajo salvación a los judíos, sino a todas las personas, ya que «en Su nombre esperarán los gentiles». Otras versiones de la Biblia traducen este pasaje diciendo que «en Su nombre pondrán las naciones su esperanza»[21] o «Su nombre será la esperanza de todo el mundo»[22].

En el contexto original del capítulo 42 de Isaías, ese siervo en quien Dios se complacía era una alusión al pueblo de Israel. No obstante, más adelante en ese mismo capítulo se habla de que Israel falló en su misión.

Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para ver. ¿Quién es ciego, sino Mi siervo? ¿Quién es tan sordo como Mi mensajero que envié? ¿Quién es tan ciego como Mi escogido, tan ciego como el siervo del Señor?[23]

Como Israel no fue capaz de mantenerse fiel a Dios, Él escogió a una persona de Israel (Jesús) para restaurar al resto de Su pueblo.

Ahora dice el Señor, que desde el seno materno me formó para que fuera yo Su siervo, para hacer que Jacob se vuelva a Él, que Israel se reúna a Su alrededor; porque a los ojos del Señor soy digno de honra, y mi Dios ha sido mi fortaleza: «No es gran cosa que seas Mi siervo, ni que restaures a las tribus de Jacob, ni que hagas volver a los de Israel, a quienes he preservado. Yo te pongo ahora como luz para las naciones, a fin de que lleves Mi salvación hasta los confines de la tierra». Así dice el Señor, el Redentor y Santo de Israel, al despreciado y aborrecido por las naciones, al siervo de los gobernantes: «Los reyes te verán y se pondrán de pie, los príncipes te verán y se inclinarán, por causa del Señor, el Santo de Israel, que es fiel y te ha escogido»[24].

Al citar ese pasaje de Isaías 42, Mateo quiso que las personas entendieran que aquel en quien habían depositado su esperanza y confianza era el mismo en quien Dios había puesto Su Espíritu: Su Hijo Jesús, que abandonó la corte celestial para venir al mundo de la humanidad, que nació de padres normales y corrientes y vivió sencillamente como un judío del siglo I. Jesús el humilde, que no disputaba ni gritaba, que era amable y dulce, que hizo el sacrificio de dar Su vida por los pecados de la humanidad y, de esa manera, abrió la puerta del Cielo a todos los que creen en Él y lo reciben.


Nota

A menos que se indique otra cosa, todos los versículos de la Biblia proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Utilizados con permiso.


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[1] Mateo 12:10–14.

[2] Mateo 12:14.

[3] Mateo 12:15,16.

[4] Mateo 4:12.

[5] Mateo 14:13.

[6] Mateo 15:21.

[7] Mateo 10:23.

[8] Mateo 12:16.

[9] Morris, The Gospel According to Matthew, 308.

[10] Mateo 12:17,18.

[11] Mateo 12:19.

[12] Mateo 12:19 (BLPH).

[13] Mateo 12:19 (DHH).

[14] Mateo 12:19 (NTV).

[15] Mateo 11:29.

[16] Mateo 11:29 (TLA).

[17] Mateo 11:29 (NTV).

[18] Mateo 12:20,21.

[19] France, The Gospel of Matthew, 473.

[20] Morris, The Gospel According to Matthew, 308.

[21] Mateo 12:21 (NVI).

[22] Mateo 12:21 (NTV).

[23] Isaías 42:18,19.

[24] Isaías 49:5–7 (NVI).